En el aeropuerto, un repetitivo mensaje te recuerda que está prohibido sacar especies vegetales de las islas. El motivo es la presencia en Balears de la bacteria Xylella fastidiosa, que llegó a Mallorca en el año 2012 (aunque la medida de contención se aprobó cinco años más tarde, cuando se descubrió la infección) y que es conocida principalmente por afectar a los olivos; lo cierto es que el departamento de Agricultura del Consell de Ibiza ha encontrado incluso romeros infectados. Y como los árboles y arbustos no se besan ni abrazan, el microorganismo usa como método de transmisión a un pequeño insecto de la misma familia que las veraniegas cigarras y que se conoce como cigarra espumadora, espumer en catalán.

Pequeño pero matón. Es la expresión con la que suele sintetizarse el hecho de que, a menudo, es en animales pequeños donde se concentran mayores cotas de peligrosidad. Son exotismos como la avispa marina o la rana dardo dorada, pero el caso más especial es el de un simple mosquito, que puede propagar enfermedades como la malaria. Es decir, la peligrosidad del mosquito no radica en sí mismo -no es su culpa, por decirlo de alguna manera- sino que deriva del hecho de que funciona como un vector biológico; lo utiliza un patógeno como organismo de transmisión. Y ese es también el peligro del discreto insecto que la bacteria Xylella fastidiosa está usando para acabar con olivos, almendros o vides.

En las islas se conocen tres especies de afrofóridos, que es la familia a la que pertenecen estos insectos, y son más abundantes en Ibiza que en Mallorca. Lo explica el profesor de zoología de la UIB Miguel Ángel Miranda, especializado en entomología y cuyo equipo está actualmente estudiando los ciclos de estos insectos, cómo transmiten la bacteria y la genética de sus poblaciones, lo que se lleva a cabo comparando muestras de cada una de las islas del archipiélago. Asegura Miranda que la cigarra espumadora es un insecto algo particular porque se alimenta de «la savia bruta de la planta, del xilema de las plantas», y, al hacerlo, si porta la bacteria Xylella en el aparato bucal, la trasmite al vegetal. Sin embargo, destaca, «no hay que considerar al espumer una plaga; sólo es un pobre insecto al que le ha tocado en suerte ser el transmisor de esta bacteria, pero en el archipiélago no es realmente abundante como puede serlo en Italia, por ejemplo».

Tres trasmisoras

Las tres especies de afrofóridos citados en la comunidad autónoma son Philaenus spumarius, Neophilaenus campestris y N. lineatus. Las investigaciones han determinado que las tres especies son capaces de transmitir la bacteria, aunque la primera es más generalista, lo que significa que puede infectar a un más amplio grupo de vegetales. Estas pequeñas cigarras espumadoras, de apenas un centímetro, no son fáciles de ver si uno no es especialmente observador, pero no pasan igualmente desapercibidos los nidos de espuma que forman las ninfas para protegerse de los depredadores y mantener la temperatura y humedad adecuadas.

A mediados de marzo o en el mes de abril -aunque el cambio climático y las altas temperaturas podrían adelantar el proceso- comenzarán a verse en los campos, en los tallos de muchas plantas, unas características secreciones blancas que indican que ha 'despertado' la única generación de estos insectos del año, explica Miguel Ángel Miranda. En mayo, estas ninfas ya se han convertido en adultas y ascienden de la vegetación baja en la que vivían como juveniles a los árboles y arbustos de los que se alimentan. Es entonces cuando, si portan la bacteria, su 'cómplice' provocará la infección. Las cigarras espumadoras se pasarán el verano en esas zonas más elevadas y en otoño descenderán a la vegetación baja, a las plantas herbáceas, para iniciar de nuevo su ciclo depositando los huevos.

Más que cómplice, cooperador necesario, aunque involuntario, la pequeña cigarra espumadora es un insecto hemíptero que puede encontrarse incluso en regiones más frías como Suecia o Finlandia y que recibe la bacteria cuando se alimenta de un árbol ya enfermo, pero que no lo aloja de forma que pueda transmitirlo a su descendencia. El mensaje que en los tres aeropuertos isleños te recuerda que no pueden extraerse vegetales a causa de la bacteria Xylella fastidiosa y de su involuntario vector también te recuerda, sin pretenderlo, que mientras estamos en cuarentena para proteger al resto del mundo de lo que desde las islas pueda transmitirse, en ningún momento hemos gozado de la misma salvaguarda para evitar la entrada de los olivos en los que 'viajan' las serpientes, la principal invasión que en estos momentos sufren, concretamente, Ibiza y Formentera.