Seguridad Alimentaria cerró, el año pasado, un total de 44 establecimientos en Ibiza y uno en Formentera por suponer un riesgo para la salud, según han detallado esta mañana desde la conselleria balear de Salud. Esta cifra es sorprendente, especialmente la de Ibiza ya que en Mallorca, con un número mucho más alto de establecimientos, sólo se clausuraron 35. En Menorca, la isla con mejores datos, apenas fueron tres.

Estos 45 establecimientos cerrados en el mismo momento de la inspección recibieron la peor calificación, un cero, que requiere un cierre inmediato ya que las deficiencias detectadas por los profesionales de Salud pueden poner en peligro la salud de los comensales. "Esto significa probabilidad, no certeza", matiza Rosa Llull, jefa de la sección de comidas preparadas de la dirección general de Salud Pública. Los motivos por los que los inspectores pueden decretar el cierre inmediato del local son varios: falta de higiene, falta de medios para el lavado de manos de los profesionales, plagas, inexistencia de agua potable, prácticas peligrosas que pueden implicar contaminación cruzada... Estos locales, además de una sanción económica, no pueden volver a abrir hasta que los inspectores comprueben que se han subsanado los problemas que suponían un riesgo para los clientes.

El año pasado, los inspectores de Seguridad Alimentaria realizaron en las Pitiusas un total de 1.012 inspecciones en establecimientos de restauración colectiva: 953 en Ibiza y 59 en Formentera. Prácticamente uno de cada cuatro recibieron las tres puntuaciones más bajas, es decir, que suspendieron. Únicamente 29 de los locales inspeccionados en Ibiza recibieron la máxima puntuación, un 5, que acredita "la excelencia máxima", indican desde la conselleria balear de Salud. En Formentera, en cambio, ninguno pasó las inspecciones con un sobresaliente.

La sanción media que se aplicó a estos establecimientos fue de 4.500 euros, indica Rosa Llull, que matiza que las multas, en los casos más graves, pueden alcanzar los 600.000 euros.