En España, sólo el 7% de la producción agraria (frutas y verduras) patria se vende en las grandes superficies. En Ibiza, ni eso. Aquí hace tiempo que no se pesa ni una lechuga ni una naranja ni un melocotón pitiusos en un híper. Los payeses ibicencos lo intentaron hace años con una de las grandes marcas, pero desistieron porque, literalmente, les iba la vida en ello. El dicho 'Dios aprieta pero no ahoga', es más gore en la versión adaptada a las grandes superficies: aprietan, ahogan y, además, cascan la nuez.

Los payeses son conscientes de que las grandes superficies son un caso perdido: «Tenemos un problema para llegar a ellas, porque aprietan fuerte. Nos cuesta un montón, pues nos exigen unos precios como los que hay en la Península, cuando nuestros costes no son los mismos», clama Iván Colomar, presidente de la cooperativa Agroeivissa.

«En Agroeivissa lo hemos intentado, pero no podíamos. Apretaban demasiado y, al final, era lo comido por lo servido», apunta el presidente de la cooperativa, que ya no abastece a ningún híper pitiuso: «Durante un tiempo servimos a Eroski, pero al final había muchas exigencias. Con sus precios, resultaba inviable. Y con Mercadona, las exigencias son tan altas que no podemos asumirlas». La experiencia no les ha sido grata ni rentable: «Con los hípermercados es trabajar para nada, dado que pagan a precios irrisorios».

Trato directo

«A diferencia de la Península, en Ibiza nos salvamos porque podemos llegar directamente al hotel, a la tienda o al restaurante», que «valoran el producto local, la calidad», señala Colomar. Ese trato directo permite eliminar a los intermediarios y ajustar mejor los precios.

A veces tratan con intermediarios, «los fruteros», aunque procuran eludirlos: «La ventaja que tenemos en Ibiza es que podemos evitarlos. Lo que ocurre es que los fruteros controlan una cuota de mercado y a veces, cuando hay puntas de producción, no queda más remedio que pasar por ellos». No obstante, parece que en esos casos se entienden: «Nosotros bajamos un poquito, ellos otro poquito, y así ajustamos».

«Contentos» con los hoteles

El principal mercado de los cooperativistas ibicencos son los hoteles, con los que están «contentos». Agroeivissa trabaja con dos cadenas: «A principios de la temporada marcamos precios medios con ellas. Pero nos gustaría poder llegar a otras, pues la verdad es que hay ciertos productos de los que tenemos la posibilidad de sacar más volumen, siempre que se llegara a acordar un buen precio, claro». Es el caso de la sandía: «Es muy apreciada en Eivissa y tenemos la capacidad para producir más».

Agroeivissa enfoca «gran parte de la producción a la temporada estival, y para eso hay que pasar por los hoteles, que es donde está el gran mercado y el mayor volumen de personas», los turistas. Son conscientes de «los problemas» que tienen para llegar a «la mayor parte de la población estable», dado que esta «consume a través de las grandes cadenas». «Ahí -reconoce Colomar- tenemos complicado meternos».

100% aquí

Salvo en contadas excepciones, Ibiza «vende todo su producto en la isla. En la última campaña, el 100% quedó aquí», calcula Colomar. No se exporta ni un tomate (aunque hubo épocas en que sí): «No tendría sentido exportarlos, pues ni siquiera cubrimos la cuota local».

Pero Colomar reconoce que aunque sólo vendan su producción en Ibiza, están «expuestos a los precios del exterior». «Los fruteros -cuenta- traen de la Península buena parte de lo que venden aquí, lo que provoca que nos tengamos que amoldar un poco a sus precios. Ellos marcan la pauta. No significa que tengas que hacer lo que dicen, pero no puedes pretender vender a un euro algo que, como una naranja, está tirado. Nadie te la comprará. Esto es un negocio y todos miran cada céntimo».