¿Qué hace un urólogo ibicenco en Son Espases?

Estudié Medicina en Madrid y estaba muy contento allí, pero me gusta mucho mucho Eivissa y también estar en un hospital grande. Tienen cosas malas y buenas. Pensé que Son Espases era lo más parecido, un hospital grande, cerca de casa. No era tremendamente famoso, pero pensaba que las cosas se harían bien. Y se hacen muy bien.

¿Y por qué Urología?

Porque es una especialidad médico-quirúrgica, es decir, tiene tratamiento de pautas médicas y cirugía. Es de las más medico-quirúrgicas puras. Me gustó mucho la asignatura cuando estudié la carrea. Y saqué buena nota.

¿Le gusta más la consulta o el quirófano?

Depende de qué y de cómo, pero, en general me gusta más el quirófano, la parte quirúrgica. Es muy importante tener una especialidad con mucha parte médica en la que tienes que hacer diagnósticos, tratar con medicamentos para no operar, y también operar y seguir tratando al paciente después. Pero si tengo que escoger, me quedo con el quirófano.

¿Por qué les gusta tanto operar a los médicos?

Hay una mezcla de todo. No sé qué pensará el resto de cirujanos, pero has estudiado mucho, lo has visto y tiene esa parte muy espectacular y mediática. Se habla del que más sabe, el que ha operado lo más difícil es como una especie de héroe. Le admiras y quieres poder hacer eso. Ésta es una razón, que va relacionada con otra: una parte de vanidad. De pensar «esto es muy complicado, pero lo voy a hacer e irá bien, el paciente irá bien», ver cómo pasa un paciente de tener un problema grande a estar bien porque tú le has operado. Independientemente de que ese paciente te lo agradezca o no. Es algo dentro de ti, muy personal, de esa parte de vanidad que creo que tiene todo el mundo: «Yo he podido hacerlo».

¿Se dan muchas malas noticias en su especialidad?

Sí. Urología tiene una parte oncológica muy importante: cáncer de próstata, de riñón y de vejiga. A veces hay que decirle a un paciente que algo no ha ido bien, que no se puede operar, que no se puede hacer nada... En el caso de Son Espases, además, están los trasplantes. Igual una persona lleva tres años en hemodiálisis, que es una tortura, de lo peor que hay, le operas y el trasplante no va bien. Damos malas noticias. Quizás no tenemos una mortalidad muy alta, pero sí damos malas noticias.

¿Esto cómo se gestiona?

¡Uf! Hoy en día las facultades de Medicina están cambiando y lo están haciendo mejor. Está en los planes de estudio. En mi hospital, al menos, nos obligan durante las residencias a hacer cursos de comunicación de malas noticias. Vas aprendiendo entre cursos y en función de tu carácter a la hora de comunicarte. Para esto está también la residencia, para ver cómo lo hace tu adjunto y aprender. Hay una serie de puntos claves, como decir el nombre cuando entras en las habitaciones. Y luego está la visión personal de cada uno.

¿La comunicación es importante para un médico?

En un curso de comunicación nos enseñaron algo que yo ya sospechaba, que, generalmente, las quejas de la población no son por la asistencia médica. Nos obsesionamos con operar más rápido o mejorar nuestras características y conocimientos como médicos, pero la gente no llega a esto. La fe en el médico se da por hecha, se supone que el médico sabe lo que hace. El 80 o 90% de las quejas son por falta de comunicación. Es clave. He visto médicos normales que se comunican bien y parecen dioses y médicos muy buenos que se comunican mal y a los que no se presta atención. Comunicar bien es básico para un médico. Tienes que saber hacer bien tu trabajo, pero si no comunicas bien, no eres un buen médico.

Su tesis: 'Prevalencia de acidosis tubular renal distal en pacientes con litiasis de fosfato calcio'. ¿Por qué les ponen esos nombres tan largos?

Y aún era más largo. No había más forma de resumirlo. Era una prevalencia de una enfermedad que se llama acidosis tubular renal distal. Es el nombre de la enfermedad, no puedes poner unas siglas en el título. Y va de su relación con la litiasis, pero ¿de qué es la litiasis?, porque piedras hay de muchos tipos. Pues de fosfato cálcico. No se podía resumir.

¿Y de qué iba? Para los mortales, por favor.

En Son Espases y en la UIB hay un catedrático, Félix Grases, que es un súpercapo a nivel internacional de las piedras de riñón. En Son Espases, de hecho, hacemos muchos trabajos de litiasis y era muy fácil hacer una tesis de piedras. Además, me gusta mucho el tema y, más en concreto, una enfermedad, la acidosis tubular, cuya única expresión en adultos son las piedras en el riñón. Se había estudiado muy poco. En la tesis lo que hemos hecho es tratar de diagnosticarla mejor, modificar un test diagnóstico para hacerlo lo más sencillo. Así se puede tratar mucha gente que antes sólo hacían piedras, piedras y piedras. Y las piedras hacen mucho daño.

Le dieron un premio por este trabajo.

Sí, por unos resultados preliminares de la tesis, un premio de la Academia de Medicina de las Illes Balears.

¿Para qué sirve un premio en medicina?

Para saber que lo tienes. Por satisfacción personal, fundamentalmente. Eso es el 80%, luego un 10% o 15% es para el currículum, en el que tampoco se valora mucho esto, y el 10% o 5% restante para ser valorado por los compañeros. Aunque esto no suele pasar. Más bien al revés. Es fundamentalmente algo personal, casi como la tesis.

¿Qué se valora en el currículum de un médico?

Pues depende de para qué. Para una oposición o una plaza de hospital son importantísimos los años de trabajo. Da igual cómo sean. Buenos o malos. Luego, en cuanto a formación, es muy difícil. Puedes hacer un artículo científico que te ha costado tres años escribir y dos publicarlo en una revista importantísima y eso cuenta muy poco, mucho menos que un máster de una universidad privada cuando, evidentemente, no es el mismo esfuerzo. El currículum es importante para la parte académica, para la universidad, para impartir clases en la facultad.

¿Las piedras son la enfermedad más común que tratan ustedes?

Bueno, tratamos muchos cánceres de próstata...

Quizás es que los hombres hablan menos de ello...

Sí, no suelen hablar mucho de esto, los hombres lo llevan muy escondido y, además, en muchas ocasiones ni se opera.

Volvamos a las piedras.

Pues en Balears estamos más o menos en un 17% o 16% de prevalencia en la población general. Es una barbaridad si tenemos en cuenta que la de la hipertensión es de un 20% o 25% de la población, un 30%, como mucho. Pues a pesar de eso la gente no hace caso. Es muy típico tener un cólico, incluso pasar por una cirugía de piedras, darle unas recomendaciones al paciente, que te dice que sí que sí que sí...

Pero luego no hace caso.

Al medio año ya se le ha olvidado. La gente tiene más interiorizada la hipertensión que las piedras, que están asociadas a hipertensión, diabetes, infarto... Además del dolor y las bajas que puede provocar. Pero la gente no hace mucho caso. Es algo que debemos solucionar. Es verdad que, muchas veces, los urólogos no le ponemos énfasis. Nos centramos en el tratamiento quirúrgico de la piedra y poco en el tratamiento médico. No es sólo culpa de la población, también nuestra. Hay que cambiar eso. Lo estamos tratando de hacer en consultas especializadas, pero esto lleva un tiempo.

Volvamos al cáncer de próstata. ¿Ha aumentado?

Se diagnostica más. Así como hipertensión, litiaisis, diabetes e infartos hay ahora más que en los 70, creo que el cáncer de próstata es una cosa más o menos estable. Pero se diagnostica mucho más. Se envían pacientes al urólogo, se hacen tactos rectales, biopsias... Se ha diagnosticado tanto que se han operado cánceres de próstata que no deberían provocar ningún problema al paciente. Un señor de 70 años que tiene un cáncer de próstata muy poco agresivo puede vivir toda la vida con él y morirá de otra cosa. Hay una tendencia, sobre todo americana, de operar, operar y operar que a veces, a personas que no lo necesitan, les causa más daño con los efectos secundarios.

Estuvo seis meses en Miami. ¿Cómo es la sanidad allí?

Estuve en uno de los pocos hospitals públicos grandes que hay en Miami, pegado a un complejo de hospitales muy grandes. Estuve en trasplante de riñón, con el doctor Ciancio, un sabio, y la sensación es que es muy parecido. Excepto en el horario laboral, que allí es más extenso. A nivel técnico, de conocimiento y formación me pareció prácticamente igual. Aprendí un montón de cosas, pero no vi muchas diferencias con Son Espases.

¿No tuvo la tentación de quedarse?

Lo pensé, pero no. Hubiera sido una travesía por el desierto porque debería haber vuelto a hacer el MIR americano, mucha investigación para tener currículum allí... Un proceso muy largo cuando ya estaba formando mi vida con unas expectativas de futuro aquí. Tentador, pero muy arriesgado. Y tenía aquí cosas muy buenas: mi chica, mi vida... No valía la pena. Igual con 25 años me lo hubiera pensado, pero ahora no.

Sobre los trasplantes, ¿se trabaja en opciones mejores?

La hemodiálisis y la diálisis peritoneal son de las cosas más duras que hay. Tremendo. Por eso se hace mucho esfuerzo para trasplantar. El trasplante de riñón funciona realmente bien. Probablemente el futuro pase por la impresión en 3D de órganos y por la inmunología, lo estamos viendo cada día con nuevas terapias en el cancer. Hasta entonces creo que el trasplante es una solución fantástica. El de un órgano de fallecido es buenísimo, pero el que es increíblemente bueno es el de donante vivo.

¿Le gustaría volver a Ibiza.

Siempre me gusta venir aquí. Uno de los motivos de escoger Son Espases fue estar cerca de la isla. Es algo que no descarto, pero por ahora, no. De momento me quedo allí.

¿Por qué cree que cuesta tanto encontrar médicos para Can Misses?

Creo que tiene muy mala fama el tema de la vivienda. Tira para atrás una barbaridad. No sé si está tan terrible, pero ha habido programas de televisión que han hecho mucho daño. Es una isla y eso también influye. Can Misses es un hospital comarcal, pero no es como el de Inca, por ejemplo, es muy potente y hace muchas cosas que un hospital comarcal de la Península no. Y se hacen muy bien. Pero si una persona se ha formado en un hospital muy grande le echa para atrás uno pequeño. Si a eso añadimos que es una isla, los problemas de vivienda y sin facilidades para venir...

¿Y si lo vendemos como un hospital ideal para médicos seniors que ya quieren algo tranquilo?

Una cirujana de Son Espases de esa edad se va ahora al hospital de Formentera. En un servicio necesitas también gente joven que apriete y que intente innovar y cambiar las cosas. Se podía vender así, pero es difícil decirle a alguien que tiene su vida montada que se venga. Hay que buscar gente joven y fidelizarla.

Usted es médico y joven, ¿cómo haría Can Misses más atractivo?

Es difícil, imagino que mucha gente lo habrá intentado. No tengo una fórmula mágica ni soy más inteligente que ellos, pero quizás si estás en Ibiza tienes que cobrar más para poder pagar la casa. O que ésta sea más barata, pero como eso depende de quien la vende... Igual hay que cobrar más, como en Formentera.

¿Por qué le dio por la Medicina?

Mi tío era médico y me molaba su estilo de vida y cómo era. Luego mi hermano, por mi tío, estudió Medicina. Los dos son traumatólogos en Can Misses. Vi que les iba muy bien a los dos y la Biología y la Química se me daban bien en Bachillerato.

Todos en su casa son de ciencias.

Bueno, Medicina es medio de letras. Hay una parte de letras muy importante, imprescindible. Y luego está la parte comunicativa. Todo esto es más de letras, de humanidades, que de ciencias puras. No hacemos logaritmos ni cosas abstractas.

Desde dentro, ¿por qué hay tanta lista de espera?

Es difícil. Creo que todo el mundo hace un esfuerzo. Teóricamente ves entre 20 y 25 pacientes en una consulta en una mañana, pero un médico de Atención Primaria debe ver 40 y va fatal de tiempo. Haces un esfuerzo, no ves 40 pacientes en una jornada, pero haces el esfuerzo de atender más para que no esperen tanto. A pesar de esto se genera lista de espera. El quirófano es un recurso limitado y carísimo. Se podría mejorar en ciertos aspectos, pero no se puede eliminar la lista de espera. Sería insostenible. Se puede optimizar para que haya menos, pero es imposible que no exista lista de espera.

En un quirófano, ¿hay tensión?

Depende. Es muy personal. Hay cirujanos cuya sola presencia genera una tensión tremenda con el equipo. No se mueve nadie ni hay un ruido. Luego hay otros, te hablo de los extremos, que no es que estén de cachondeo, pero con los que es todo más distendido. Creo que soy de estos. Evidentemente, si sale algo mal, si hay un problema, hay tensión. Algunos la llevan de casa, el carácter les traiciona. El típico médico antiguo y déspota. Hoy en día las cosas no son así, pero aún quedan.

Si sale algo mal...

Tú has informado al paciente, tú le has dicho que se tiene que operar, él lo hace porque tú se lo has dicho y, si va algo mal, sea culpa tuya o no, de tu competencia o no, siempre te sientes responsable. Hay más médicos, anestesistas, profesionales de enfermería... Están todos, pero ese paciente está ahí porque se lo has dicho tú. Si se cae la luz del techo sobre él te sientes culpable. Yo, al menos, me lo tomo así.

¿Ser médico es como pensaba?

Pues cuando estudiaba había prácticas a las que no iba porque no me gustaban los médicos con los que rotaba. Tenía referencias de cómo sería ser médico por la vida que llevaban mi hermano y mi tío. Es como me esperaba, incluso mejor. Me gusta mucho mi trabajo y estoy mejor de lo que había pensado. No me equivoqué con la vocación. Ahora no haría otra cosa. Igual piloto de avión. O discjockey.

¿Discjockey?

Sí, con 12 años ya compraba vinilos y luego pinchaba en la Portinatx Party. Lo dejé cuando comencé la carrera.