A finales de 2019 Mariano Torres, director de la ONCE en Ibiza y Formentera (hoy es su último día de trabajo), comunicó a sus superiores que se iba a jubilar y, por tanto, a dejar su cargo como director de la agencia en las Pitiusas. Solicitó el retiro para el 31 de diciembre. Se le pidió entonces que aguantase un poco más y se fijó nueva fecha para el 31 de enero, que se volvió a retrasar hasta el 15 de febrero.

Torres tiene 54 años, casi 55. Como el mismo explica: «A pesar de tener solo 54 años hay un decreto ley que permite a las personas con discapacidad descontar una serie de años de la edad de jubilación, según las circunstancias de cada uno».

Ha estado al frente de la delegación en las Pitiusas los últimos doce años, aunque debutó como vendedor de cupones en el año 95. Pero para Torres su trabajo al frente de la agencia ha sido crucial: «Profesionalmente, es lo más importante de mi vida. Estoy muy orgulloso de ser de la ONCE y de haber estado al frente en mi tierra. Para mí es algo muy grande, muy importante», detalla.

A la hora de desgranar su labor en este periodo que empezó en 2008, Torres asegura: «He intentado que los servicios que ofrece la ONCE se prestasen con plenitud en las islas, además de mantener un buen nivel de ventas y de que hubiese unas buenas relaciones con las diferentes instituciones. Creo que todo eso lo hemos hecho más o menos bien».

Además, Torres está orgulloso de los cambios que se han vivido en estos últimos años y de los que la ONCE tiene su parte de responsabilidad. «En estos últimos años la ONCE ha logrado que se dé un vuelco a las políticas de inclusión, de eliminación de barreras arquitectónicas y, además, estamos logrando que cambie la mentalidad a la hora de diseñar los espacios públicos para que se tenga más en cuenta a las personas con discapacidad», explica.

Aunque no destaca decepciones o proyectos que se han quedado sin plasmar sí que espera que se siga propugnando desde la entidad que las administraciones insistan en el diseño de espacios y edificios accesibles. «En cuanto a nosotros, vamos a seguir instalando el nuevo modelo de quiosco para que nuestros vendedores estén más cómodos y seguros», aclara.

Torres asegura que del nuevo modelo de quiosco, del que hay tres instalados en las Pitiusas, uno en Formentera, otro en Santa Eulària y otro en Ibiza, se van a seguir colocando «más poco a poco».

Se jubila, pero asegura que seguirá vinculado a la ONCE. «No me gustan las despedidas. A pesar de que llevo mucho tiempo sabiendo que me jubilaba, estos últimos días están siendo raros. Desde luego no es un adiós, es un hasta luego. Yo seguiré yendo por la oficina a ver si puedo ayudar. Seguiré vinculado a la ONCE, a la que tanto tengo que agradecer, a ver si puedo aportar algo», aclara.

Torres era afiliado desde mucho antes de empezar a vender cupones. En el año 89-90 disfrutó de la oportunidad de ser instruido en toda una serie de instrumentos que le permitían aprovechar la poca visión que le quedaba. Poco después, perdió del todo la vista y ese fue su momento más oscuro. «No salía de casa, Ni siquiera me subía a un autobús yo solo. Era como un mueble. Pero por suerte, en la ONCE hicieron un gran trabajo de rehabilitación conmigo y me ayudaron a salir, a volver a trabajar. Nunca podré agradecerlo lo suficiente», asegura.

De momento, no hay sustituto. La delegación de la ONCE en las Pitiusas se queda sin director oficial desde mañana. No obstante, Torres tiene muy claro qué consejo le daría a su sucesor de saber quién es. «Le diría que cuando llegue va a estar en el mejor sitio de España para trabajar con la ONCE. Le diría también que tiene a su disposición una plantilla de vendedores, técnicos y profesionales muy buenos y que primero observe y se deje aconsejar por ellos, que poco a poco se hará con el puesto», concluyó.