Una patrulla de la Policía Local tuvo que acudir ayer por la mañana a una finca situada a la altura del kilómetro 4 de la carretera de Sant Josep para garantizar que dos operarios de Aqualia, la empresa concesionaria del servicio municipal de agua, pudieran arreglar una avería que desde la noche del viernes dejó sin agua a algo más de 1.500 personas de la zona de sa Caleta. La rotura de una antigua canalización, que baja desde el depósito regulador de Puig Cardona, hacia la costa provocó el corte en el suministro.

A primera hora, operarios de Aqualia se desplazaron hasta la finca privada por la que discurre la tubería averiada. Cuando habían iniciado los trabajos de reparación, el propietario del terreno les echó. Hace al menos 40 años la propiedad del inmueble permitió que la tubería atravesara su finca, según explicaron las fuentes consultadas por este diario. Molesto con el servicio municipal de agua por una cuestión personal, el propietario se negó a que los operarios arreglaran la avería en su finca, lo que obligó a llamar a la Policía Local. Este contratiempo retrasó, además, el restablecimiento del servicio de agua a los residentes en sa Caleta.

Consecuencias

Un portavoz del Consistorio explica que los agentes mediaron con el propietario para que este permitiera a los operarios continuar con la sustitución del tramo deteriorado de la canalización. Le advirtieron de que si persistía con su actitud de resistencia, debido al interés general de la reparación de la tubería, podría enfrentarse a consecuencias administrativas e incluso penales, lo que provocó que finalmente desistiera y dejara a los operarios de Aqualia seguir con los trabajos de reparación de la tubería, que concluyeron poco antes de las 14 horas.

Muchas canalizaciones de agua atraviesan fincas privadas, lo que provoca problemas a Aqualia.