El número de adolescentes acogidos en el centro de menores de Ibiza, dependiente del Consell, se ha multiplicado por cinco en tres años. Según explica la consellera insular de Bienestar Social, Carolina Escandell, así como dos responsables técnicas del departamento de menores, en 2017 las instalaciones de Sa Coma acogían a 7 menores mientras que en estos momentos son un total de 33.

Debido a este incremento y para poder atender mejor a los menores, el Consell ya se encuentra habilitando un segundo pabellón del antiguo acuartelamiento de Sa Coma. Esto permitirá separar a los adolescentes en función de las necesidades, es decir, agrupar a quienes siguen el mismo itinerario. «Ofrecer una atención más específica», insiste la consellera.

Esto, además, se corresponderá con un incremento del personal del departamento: «Quedan dos plazas vacantes de 2019 y habrá otras 14 de 2020». «Es una prioridad», afirma Escandell.

Dos de las responsables del centro Pare Morey centro Pare Moreyhacen mucho hincapié en que no se separará a los chicos por su procedencia, como aseguran que se ha insinuado, sino por el tipo de intervención. Esto explica, por ejemplo, que los menores extranjeros no acompañados que llegan a la isla en patera compartan un espacio.

Menores extranjeros

Menores extranjeros

«Cuando son menores de 16 años tienes más margen para trabajar con ellos, pero la mayoría de los que llegan tienen más de 16 y eso significa que en apenas dos años tienes que hacer la primera acogida, tramitar documentación y conseguir que aprendan la lengua. Y todo muy rápido. Es una atención muy específica», comenta una de las responsables técnicas del departamento de menores. «Hay que trabajar muy rápido», insiste otra de estas profesionales.

«Los menores que están en el centro presentan necesidades diferentes y es necesario separarlos en espacios diferenciados para ofrecer una atención más específica», añade la consellera, que recuerda que uno de los proyectos que tiene en mente para esta legislatura es encontrar otra ubicación para el centro.

En este sentido, Escandell considera, de hecho, que el centro debería disgregarse para garantizar «el entorno adecuado» para cada uno de los recursos del centro de menores. Reconoce que Sa Coma «no es el mejor lugar», ya que se encuentra demasiado aislado, pero tampoco cree que la solución ideal para este espacio en el que residen los menores tutelados sea regresar a un «entorno plenamente urbano» en el que se encontraba antiguamente, en un edificio de viviendas en el barrio de sa Colomina.

«Cada tipo de centro necesita un entorno y una ubicación. No es lo mismo un espacio de primera acogida, que el residencial», abunda una de las técnicas. La consellera descarta que el centro vuelva a una comunidad de vecinos.

Mientras, sin embargo, las profesionales destacan el esfuerzo que se hace para que los pabellones de sa Coma sean lo más parecido a un hogar para estos 33 menores que ahora viven en ellos.