Recibe nombres populares tan sugerentes como trompeta del diablo, higuera loca, hierba del diablo o trompetero, pero incluso el nombre que parecería menos perturbador evoca tiempos de brujería y pócimas venenosas; la palabra estramonio rima con demonio. Se conocen con el nombre genérico de estramonio varias especies del género Datura (entre ellas D. stramonium, D. ferox, D. inoxia y D. candida, la más habitual en los jardines) que se caracterizan por sus grandes flores en forma de trompeta y por contener alcaloides como la escopolamina y la hiosciamina. Y si bien se han consumido y se consumen por sus efectos psicotrópicos, pueden ocasionar fácilmente la muerte.

De hecho, en el año 2011, dos chicos murieron en una fiesta en Getafe por tomar estramonio y un tercero acabó en el hospital porque quería probar la sustancia que había matado a los otros dos. Años antes, dos jóvenes de Ibiza también tuvieron que ser trasladados a Urgencias por haberse bebido una infusión preparada con las plantas que recolectaron a los pies de las murallas.

Del trópico

El estramonio es una planta originaria de zonas tropicales del mundo, más común que las margaritas en países como Costa Rica, donde la cultivan en muchos jardines, pero tampoco es raro encontrarla en campos abandonados de Ibiza, creciendo silvestre cerca de los muros de piedra o como planta ornamental junto a las casas. Y, a menudo, quienes la tienen cerca desconocen que se trata de una de las solanáceas que -junto al beleño, la belladona y la mandrágora- mayor relación guarda, históricamente y por sus propiedades alucinógenas, con las pócimas de las brujas y los ungüentos de los hechiceros. Con ellas podían ‘volar’ sobre sus escobas.

En la actualidad, el estramonio (o, más concretamente, la escopolamina que contiene) es más conocido por el nombre vulgar que su uso para cometer delitos ha popularizado; el estramonio es la burundanga, la llamada droga de la violación, capaz de reducir la voluntad de quien la consume y de borrar su memoria. Hay que explicar, para que nadie se lleve a engaño, que conseguir que tan tóxica planta funcione como droga, ya sea por diversión o para cometer un delito, no es tan sencillo como preparar una simple infusión de flores, y que es más fácil acabar en el hospital que disfrutando de un viaje imaginario sobre una escoba voladora.

En el Herbari Virtual del Mediterrani Occidental se señala que esta planta está presente en Mallorca y Ibiza: «Es originaria de América pero se puede encontrar naturalizada em nuestras islas en lugares abandonados y campos de cultivo. Se caracteriza por las hojas, muy anchas y con el margen con dientes bien marcados. Las flores son blancas con forma de embudo, con los pétalos soldados prácticamente hasta arriba. Cuando fructifica forma unas cápsulas ovaladas cubiertas de largas espinas. Esta especie, como las otras del género, tiene unas potentes propiedades alucinógenas pero también son tóxicas. También puede encontrarse en las islas Datura inoxia (...) y Datura ferox».

Átropos o la muerte

El efecto de los alcaloides de las solanáceas también tienen propiedades médicas y han sido empleados tanto por la medicina tradicional como por la convencional, aunque ya el botánico Font i Quer en su obra 'Plantas medicinales. El Dioscórides renovado' advierte de sus peligros y destaca que «como medicamento de uso interno queda excluisvamente reservado a los facultativos». En la actualidad, la atropina en la que aparece convertida parte de la hiosciamina de estas plantas sigue teniendo múltiples aplicaciones en medicina, como antídoto en algunas intoxicaciones, como estimulante del corazón o para dilatar las púpilas en algunas pruebas oftalmológicas, por ejemplo. Atropos, por cierto, era el nombre de una de las Moiras (las Parcas), las divinidades griegas que personificaban el destino, y precisamente era ella la encargada de cortar el hilo de la vida. De tal personaje mitológico, equivalente a la Morta (Muerte) romana, deriva el nombre de la atropina.