¿Qué hacían los fenicios en sa Caleta? Esa es la pregunta a la que pretende responder el centro de interpretación y la museización del yacimiento arqueológico del poblado fenicio descubierto a mediados de los años 80. El poblado fenicio visible y vallado en el extremo sudeste de la península de sa Caleta, ocupa unos 1.500 metros cuadrados. Sin embargo, los restos arqueológicos se extienden por las más de tres hectáreas de la península y, según el arqueólogo Joan Ramon Torres, en su momento la península tenía más de cuatro hectáreas, parte de ellas perdidas por la erosión del mar.

Se asentaron en la isla de Ibiza, en sa Caleta, en el sigo VIII a.C., unos 100 años antes de fundar Aiboshim, la ciudad de Bes, en el 654 a.c., según los textos clásicos, la actual Dalt Vila. Sa Caleta, así como la isla, tenía varios atractivos para este pueblo mediterráneo, según confirma el director del área de Arqueología del Consell de Ibiza, Joan Ramon Torres. Era un excelente lugar de paso entre Cartago y sus otros asentamientos del norte de África, con sus enclaves en la península ibérica, como Cádiz. Era un lugar de tratamiento, extracción y manipulación de plata, en parte procedente del mineral de galena argentífera de Sant Carles. Pero, para Torres, el interés fenicio por Ibiza también se explica por la sal de ses Salines, cuyo origen aún no está claro.

La excavación de sa Caleta comenzó en 1986 y las previsiones del Consell para terminar la museización posponen la finalización del proyecto para el 2022. Más de 30 años para que sa Caleta sea visitable y entendible para cualquiera. Torres destaca la importancia del yacimiento, ya que aunque en apariencia sean unas pocas piedras que apenas levantan medio metro del suelo, históricamente es el punto de partida de la presencia fenicia en la isla y un cambio enorme en el nivel de civilización de la misma. Torres asegura que sa Caleta se puebla durante unos 100 años y que se abandona para ir a la bahía de Ibiza y fundar la ciudad germen de la actual ciudad de Ibiza, con un importante cambio de intenciones, pues se pasa de «un poblado pacífico a una ciudad fortificada».

Es cierto que mucho de lo que se sabe de sa Caleta está publicado ya, sobre todo en textos científicos y que si alguien se acerca al poblado, tal cual está ahora, podrá ver una breve explicación de lo que tiene delante. Si embargo, por mucho que se lea fenicio o siglo VIII a.C. en el panel informativo, será difícil que alguien lego en la materia se haga una idea de cómo vivieron los pobladores del asentamiento.

«Hemos encontrado restos de pescado, anzuelos y plomos que son claramente para útiles de pesca. Hemos encontrado también moluscos de varios tipos (cornets de varios tamaños, lapas...), incluso el caparazón de una langosta», explica Torres sobre la dieta y estilo de vida de los fenicios en sa Caleta. Vivían pegados al mar, con un puerto natural al lado, donde amarrar los barcos, y con un torrente muy cerca del que sacar agua dulce.

Se han encontrado hornos de pan, varias herrerías, incluso una forja casi completa, y múltiples evidencias del tratamiento y manipulación de la galena argentífera y la plata.

Un enigma

También se encontró algo mucho más enigmático. «En una vivienda situada entre las dos baterías militares (que también formarán parte del proyecto de museización) se halló una estancia en la que había restos de un telar, un hogar para el fuego y un conjunto de huesos quemados, como se habían encontrado en otros lugares. Sin embargo, estos eran distintos puesto que, cuando se analizaron, los expertos aseguraron que se trataba de huesos humanos, concretamente de las piernas», explica Torres, que añade: «Aún no hay una explicación para la presencia de estos huesos», aunque aclara que se han publicado multitud de posibles explicaciones.

Las excavaciones acabaron en los 90. El poblado fue declarado BIC en 1993, Patrimonio de la Humanidad, junto a Dalt Vila, las praderas de posidonia y la necrópolis de Puig des Molins, en 1999. Desde entonces, sa Caleta fue casi olvidada. Hasta 2010, cuando el Consell compró los terrenos por 600.000 euros. Tras un aviso de la Unesco ante el abandono del yacimiento, en 2014 la Universitat de Barcelona realizó un anteproyecto de recuperación y museización del asentamiento fenicio, pero, además, incluyendo las baterías de costa y antiaéreas de los años 40 -fueron parte de una serie de defensas instaladas por precaución ante una posible invasión de los aliados en la Segunda Geurra Mundial- y las casernas militares, que por entonces estaban casi derruidas.

En 2015, el Consell vuelve a invertir en el lugar, 380.000 euros para rehabilitar las casernas militares que albergarán el futuro centro de interpretación de sa Caleta. Y, finalmente, hace poco el Govern confirmaba que de los 683.651 euros solicitados por el Consell con cargo a la ecotasa, se concedían 580.000 euros para museizar y poner a disposición de los visitantes una explicación detallada de lo qué hacían allí los fenicios.

La actual consellera de Patrimonio, Sara Ramon, asume la inactividad del Consell en mandatos anteriores y afirma que «ha estado desaprovechado y hay que ponerse las pilas». «Es una asignatura pendiente para el Consell», asegura y añade: «Lo siguiente es que el proyecto definitivo sobre el que se trabajará estará listo a principios de 2020».

El proyecto

El plan es amplio y ambicioso. En primer lugar se restauran las estructuras militares, concretamente, los túneles y bases de las baterías de costa, así como el puesto de mando. También está previsto recuperar, consolidar y restaurar los restos fenicios que existen en la península de sa Caleta y que en su día se cubrieron con grava y tierra para su conservación hasta que se pudiera acometer su museización.

Se vallará la zona, para delimitarla y por seguridad y en su interior se marcará y construirá un recorrido prefijado para que los visitantes puedan visitar el asentamiento y entender su magnitud e importancia, más allá de los 1.500 metros cuadrados visibles hoy día. En dicho recorrido, se contempla instalar puestos de observación elevados para que se pueda ver el yacimiento con una perspectiva más general.

Por otra parte, se acometerá un trabajo de museización a base de recreaciones gráficas y audiovisuales, replicas y recreaciones de como era el poblado y la vida cotidiana de sus habitantes. Para ello, está previsto recrear una de las estancias de la vida diaria de estos pobladores. Sin embargo, no está decidido aún si se ubicará en las casernas militares con el centro de interpretación o si se reconstruirá una de las viviendas fenicias, que se deben recuperar, para devolverla al estado que habría tenido hace más de 2.000 años.