Bajo el Cap Llentrisca aguarda la cala homónima, una de las más inaccesibles de la costa sur. Rincón de pescadores, con una veintena de casetas varadero, un par de rústicos desembarcaderos y una orilla de cantos rodados y agua cristalina. La dificultad radica en el camino, ya que para alcanzarla hay que superar la garita de vigilancia de la urbanización y hallar un estrecho sendero sin indicar, no apto para quien padece vértigo. En verano, algunos bañistas foráneos se aventuran hasta ella y a menudo regresan por dónde han venido, pues suelen acumularse las medusas que arrastra la corriente.