S.W. tenía 19 años cuando viajó de vacaciones a Ibiza. Fue en junio de 2005 y se alojó en un hotel de Sant Antoni. En el transcurso de su estancia se precipitó desde el balcón de un cuarto piso, a 30 metros de altura. La brutal caída, que le podría haber costado la vida, le dejó graves lesiones cerebrales que le mantendrán de por vida en una silla de ruedas. Tampoco puede comer, hablar ni ducharse. Es decir, no puede valerse por sí mismo. S.W. que ahora tiene 33 años, vive en Liverpool con su madre y el ayuntamiento de la ciudad costea sus cuidados, informa el periódico Liverpool Echo. Unos cuidadores le visitan en su casa tres veces al día y otro sanitario se queda con él tres noches a la semana. Además, recibe la atención constante de su madre.

Asistentes

Asistentes

El primer grupo de asistentes llega a las siete de la mañana para duchar a S.W., ayudarle a hacer sus necesidades y darle el desayuno; también le llevan en bus cuatro días a la semana a un centro especial. Regresan a las 15.30 y le dan de comer. A las 20 horas llega otro grupo de cuidadores para darle la cena y acostarlo, una operación muy compleja debido a la altura y el peso del joven.

El resto del tiempo lo cuida su madre, que tiene problemas de espalda, una afección cardiaca y artritis. El problema con el que se encuentran ahora, publica Echo, es que el ayuntamiento de Liverpool les ha notificado que la atención que S.W. lleva recibiendo desde hace 15 años es muy costosa y que ha tomado la decisión de trasladarlo en unos días a un centro especializado. Esta situación es, para la madre, inadmisible, y a través del Echo hace un llamamiento para que Liverpool le mantenga la asistencia domiciliaria a su hijo. Teme que, si se llevan a su hijo a un centro, «le pondrán pañales y le acabarán dando tranquilizantes porque cuando a S.W. no se le trata con suavidad puede ponerse algo agresivo, y yo no quiero eso». Es consciente de que su hijo no se va a recuperar y de que en los últimos años no ha habido ninguna mejoría, pero lo único que quiere es seguir viviendo juntos.