La calle que une es Viver con Platja d'en Bossa, desde la avenida Pere Matutes y hasta la rotonda estilo jardín megalítico que costó a Sant Josep 194.000 euros, se llama carrer de la Murtra. Y muchos residentes aún se preguntan de dónde procederá tan peculiar nombre. Pues bien he aquí la respuesta. Murtra o murta es, en catalán, el mirto (Myrtus communis), una planta emblemática de la cultura mediterránea e incluida en el catálogo balear de especies amenazadas. En el Herbari Virtual del Mediterrani Occidental se indica que florece de mayo a julio, pero lo cierto es que, llegado noviembre, algunos arbustos exhiben aún sus blancas flores como crestas de grullas coronadas. Son flores magníficas e inconfundibles, que nacen de una en una en los encuentros de las hojas, de cinco pétalos blancos con forma de cuchara sobre los que se levantan numerosos estambres de anteras amarillas, una auténtica cresta de antenas brillantes y nacaradas.

El mirto, llamado también arrayán, es frecuente en los jardines por ser una planta que permanece verde todo el año, y crece silvestre en Eivissa cerca de los bosques y junto a torrentes y fuentes. De hecho, abunda en la mayoría de las fuentes y en s'Argamassa existe un destacable murterar donde los arbustos de esta planta alcanzan más de tres metros de altura. Es típica del área mediterránea, donde históricamente se ha usado en rituales, tradiciones y en múltiples remedios naturales para una gran variedad de dolencias. Su gran particularidad, sin embargo, es su pertenencia a un selecto grupo de vegetales mediterráneos que han evolucionado para sobrevivir a los incendios, que han desarrollado características que les permiten generar nuevos brotes basales poco después del fuego. El madroño y el brezo, comunes también en la isla, tienen igual poder de resistencia.

Uso en perfumería

En la actualidad, la esencia del mirto, de un suave y agradable aroma, se usa en perfumería y cosmética y nombres muy conocidos de colonias lo incluyen entre sus componentes. En el libro 'Plantas medicinales. El Dioscórides renovado', de Pío Font y Quer, se lee que «el agua destilada es admirable cosmético. En la isla de Mallorca, terreno que abunda de arrayanes, hacen el agua destilada de este vegetable y la usan las señoras, y las que no lo son, para lavarse la cara y brazos; y además del comercio que hay de ella, por muchas partes envían de regalo grandes frascos a diversas ciudades para este mismo fin». Los mallorquines organizan en la actualidad talleres de agua de mirto de la misma manera que en Ibiza se ofrecen para preparar hierbas ibicencas. Eso sí, la planta ya no se puede recolectar con fines comerciales si no se obtiene un permiso del Govern balear. No hay la misma tradición en Ibiza (en Formentera no está presente), aunque también esta especie, cociendo ramas y hojas, se ha usado para un agua de mirto que era empleada como antiinflamatorio. En la Enciclopèdia pitiusa afirman que la ceniza de murta se aplicaba en el ombligo de los recién nacidos para secarlo.

Estuvo asociada al amor, a la fidelidad y a la diosa Venus o Afrodita. Griegos y romanos conocieron y usaron esta planta en múltiples rituales y el cristianismo empleó sus ramas para coronar a los nuevos conversos, en representación de la Virgen. Las hojas del mirto contienen taninos, resina, sustancias amargas y sobre todo las esencias que hacen a esta planta aromática apreciada en el sector perfumero. Y en Cerdeña elaboran, con sus bayas, un popular y tradicional licor de propiedades digestivas y que deja cierto regusto amargo. Estas bayas -que están a punto alrededor de la festividad de Tot Sants- son del color de los arándanos y también son comestibles, aunque, en realidad, hay dos variedades distintas de mirto y los frutos de una de ellas tienen un sabor demasiado desagradable.

Al menos para los seres humanos, porque lo cierto es que el fruto del mirto es vital, al iniciarse el periodo invernal, para diversas especies de aves que, además, al comérselos, actúan de agente dispersor de las semillas. En botánica, se conoce esta forma de dispersarse como ornitocoria.

Bajando al inframundo

El mirto también aparece en uno de los más difundidos mitos griegos. Fue la planta que Dionisio entregó a Hades, dios del Inframundo, para que liberara a su madre. Y desde entonces, el mirto pasó a ser relacionado con los ritos mortuorios.