El colapso que se vive en Ibiza en verano es una realidad y no una mera sensación opinable. El diagnóstico sobre el Plan Territorial Insular (PTI), en vigor desde 2005, que encargó en el pasado mandato el anterior equipo de gobierno progresista del Consell como paso previo a la revisión de la normativa insular, advierte de que la evolución que ha experimentado el turismo en la isla en todo este periodo (hasta 2017), en el que ha aumentado «un 200%» es «insostenible a medio plazo».

El nuevo gobierno del PP y Ciudadanos también utilizará este diagnóstico, elaborado por un equipo de 15 arquitectos, geógrafos, licenciados en Derecho y en Economía de la empresa Cotesa, para iniciar el debate sobre el futuro modelo territorial de la isla.

Este documento advierte de que las estimaciones de evolución del Índice de Presión Humana (IPH) efectuadas plantean «escenarios inasumibles completamente, ya que sobrepasarían considerablemente la capacidad de la isla en todas sus vertientes», por lo que apunta como «una oportunidad» la adopción de medidas para «poner un techo al número de turistas máximo que sea sostenible y permita la convivencia entre turistas y residentes».

El diagnóstico señala que las proyecciones de población futura apuntan que en 2026 podría haber entre175.000 y 207.000 habitantes, unas cifras «completamente inasumibles» y con un IPH cercano a máximos de 600.000 personas simultáneamente en Ibiza en el verano de 2037.

«Son unas magnitudes para las cuales la isla no tiene capacidad: ni en la oferta de alojamientos y camas, ni en el suministro de agua, ni unas infraestructuras de transporte suficientes, ni de seguridad y sanidad eficientes... de manera que todo el sistema estaría colapsado», destaca el documento, que agrega, a modo de resumen, lo siguiente: «No es admisible la prolongación de las tendencias en el crecimiento de la población y en la actividad turística. Se deberá cambiar el paradigma del crecimiento por el de la calidad sostenible y del cambio de tendencias».

Recursos hídricos al límite

Recursos hídricos al límite

Ibiza ha sufrido en los últimos años el problema de la falta y la mala calidad del agua, lo que también condiciona la necesidad de frenar el crecimiento poblacional y la presión sobre este recurso. En los primeros 15 años de este siglo, el consumo de agua ha aumentado un 33% en la isla, en paralelo al crecimiento de la población residente y la llegada de turistas.

Así, el diagnóstico indica que con un incremento poblacional intermedio, en el año 2027 se alcanzaría un total de 187.000 habitantes, con puntas en verano (IPH) de hasta 420.000, y en 2037, de 238.000 con un máximo puntual de 520.000 personas. En el primer escenario, el de 2027, la demanda de agua anual alcanzaría los 26,11 hectómetros cúbicos y, en el segundo, de 34,15. Se toma como referencia para hacer este cálculo, el consumo de 250 litros por habitante y día, que es lo que prevé el Plan Hidrológico de Balears, lo cual, además, ya implica la adopción de medidas de ahorro.

Actualmente, la disponibilidad de agua del conjunto de los acuíferos de la isla se sitúa en 20 hectómetros cúbicos al año, aunque ya se prevé también una reducción pluviométrica del 6% como consecuencia del cambio climático. Por su parte, la capacidad máxima de desalación de las tres plantas de la isla es de 16,4 hectómetros cúbicos anuales en el caso de que funcionen a pleno rendimiento todos los días del año.

El diagnóstico concluye que con «una estimación prudente», entendiendo que el 75% del agua se destina al consumo humano, la isla dispondría de un máximo medio anual de 25,8 hectómetros cúbicos, lo que equivale a 283.000 habitantes constantes, con un consumo de 250 litros por persona a diario. «Las cifras estimadas de horizontes de consumo se acercan al límite de la capacidad ambiental de la isla. Por tanto, estos escenarios de crecimiento se deben limitar y evitar en lo posible ya que son difícilmente asumibles», recomienda el documento.