¿Ha hablado ya con Sofía Hernanz, diputada electa del PSOE?

Sí. La llamé para felicitarla.

¿Y con la diputada electa de Vox, Patricia de las Heras?

También. Simplemente una llamada de cortesía, que es lo que toca en este momento.

¿Con cuál de las dos cree que tendrá más sintonía en Madrid?

No lo sé. No conozco suficientemente a Patricia de las Heras para manifestar un criterio sobre las posibilidades de llegar a algún tipo de acuerdo con ella. Conozco quizá más a Sofía Hernanz, que tiene un perfil muy fiel a sus siglas. Espero que si tenemos que llegar a algún acuerdo en beneficio de Eivissa, aparquemos las cuestiones partidistas y sumemos lo que nos une.

¿Se siente aliviado tras lograr a la segunda el escaño de diputado que su partido nunca había perdido hasta el pasado 28A?

Sí. Con un resultado tan duro, tenía una espina clavada. En ese momento renuncié a otras posibilidades que me ofrecían y quise centrar todas mis aspiraciones y las del partido en esa candidatura que finalmente no tuvo el éxito que todos queríamos. No he dejado de perseguir este anhelo. El partido ha sido generoso conmigo, lo que tengo que agradecer.

¿Qué ha fallado para no lograr el senador?

Hemos apelado durante la campaña a que para que el centroderecha tenga éxito es necesario sumar. Esto es lo que nos ha pasado. Hemos estado a punto de lograrlo, pero la fragmentación del voto que sufre el centroderecha no nos lo ha permitido. Salvo en este caso, la izquierda siempre se ha tenido que unir para ganar el escaño del Senado. Ahora, nosotros pedíamos no la unión de partidos, sino de votos en torno a la única alternativa a Pedro Sánchez, que es la nuestra. Jacobo Varela hubiera sido un gran senador. Tiene cualidades para ser un excelente parlamentario.

¿Cree que el resultado obtenido por su partido en las Pitiüses es para estar contento y ser optimista de cara al futuro?

Sí, es un resultado absolutamente satisfactorio. Incrementamos el número de votos, recuperamos el segundo diputado y esto nos da un plus de optimismo. Es cierto que el electorado es sabio y sabe lo que hace en cada momento. No podemos trasladar el resultado de unas elecciones locales a unas generales. Pero podemos ser optimistas y sobre todo a nivel balear, donde pasamos de ser la cuarta fuerza a ser la segunda, recortar ocho puntos al PSOE y alejarnos un 0,7% de Vox. Nos llena de optimismo.

¿Quiere decir que si el presidente del Consell, Vicent Marí, optara al Congreso o al Senado el resultado sería el mismo?

Es muy difícil responder a esta pregunta porque Vicent Marí no se presentaba. Pero estoy convencido de que podría ser la mejor apuesta ganadora para el PP siempre que no nos hallásemos en una situación de fragmentación en la que la división del voto perjudicase sus opciones. Vicent Marí es un ganador y, además, allí donde ha gobernado lo ha hecho con solvencia.

¿El presidente del Consell nombrará a otro director insular de Relaciones Institucionales para cubrir su baja?

Lo desconozco.

¿Lo considera necesario?

Sí, porque es un ámbito en el que se puede trabajar mucho. Es importante para desarrollar la cooperación con los ayuntamientos, y el Consell, considero, debe ser el gran vertebrador de las políticas municipales. No se debe perder esta referencia, aunque no se haga a través de una dirección insular.

¿Cómo se explica la subida fulgurante de Vox?

Creo que tiene una respuesta clara: el principal valedor de la subida de Vox es Pedro Sánchez. Para nosotros está clarísimo. Él convocó unas elecciones sabiendo que sobre la mesa iba a haber la sentencia del procés de Cataluña y sabiendo que en este periodo se iban a revivir momentos complicados de la historia de España [la exhumación del cuerpo del dictador Francisco Franco]. Todo esto ha levantado determinados sentimientos que se identifican con el partido que lidera Santiago Abascal. Y durante la campaña, Pedro Sánchez ha hablado más de la ultraderecha que de cualquier otra cuestión. Les ha hecho más publicidad que nadie. Ha agitado debates, conciencias, emociones vinculadas a lo que representa Vox.

¿En qué ha contribuido su partido al auge de Vox?

Nosotros hemos ido a lo nuestro, a explicar nuestro programa en un momento complicado para España, con un retroceso de la economía y un aumento de la desocupación. Desde esta perspectiva nos ofrecíamos como la única alternativa a Pedro Sánchez. Sólo nos hemos centrado en esto.

¿Y los acuerdos de su partido para gobernar en Madrid y Andalucía?

Yo creo que no, que son cuestiones puntuales en momentos puntuales y que no han tenido ningún efecto en el resultado de las elecciones.

¿Qué debe hacer el PP para recuperar el voto de Vox?

Bueno, pues seguir trabajando y consolidarnos como la verdadera alternativa a Pedro Sánchez. Tenemos una gran oportunidad para que se nos considere el verdadero centroderecha de España debido al fracaso de otra opción política, la de Albert Rivera, que ya no puede ser alternativa a nada.

¿No debe hacer autocrítica su partido?

Nosotros aspirábamos a más. Eso es verdad. Aspirábamos a consolidar un resultado mucho más amplio, pero no lo hemos conseguido. En cualquier caso, veníamos de una derrota dura, con 66 escaños. Sumar 22 más, es motivo para ser optimista y seguir creciendo. Se ha de seguir construyendo el partido de centroderecha que queremos.

¿Y a qué se debe la caída de Ciudadanos?

Pues mire, es consecuencia, primero, de querer mantenerse en la indefinición absoluta y en política eso no se puede hacer. No hay que ser tan cambiante en tan poco tiempo. Han oscilado mucho sus ideas y propuestas. Sin posturas concretas y sólidas acaba pasando factura porque el electorado es inteligente. Y, segundo, no ha sabido aprovechar una gran oportunidad, que le daba el PP, la de unirnos en torno a España Suma. Nos hubiera reforzado mucho a las dos opciones y posibilitado lograr un resultado, según la ley D'Hondt, para liderar el cambio. También nos hubiera permitido diferenciarnos y distanciarnos, mucho más aún, del partido de Santiago Abascal.

¿Qué le parece la dimisión de Albert Rivera?

No soy quien ha de decir si ha hecho bien o mal. Es una decisión personal, que cuesta mucho tomar. No es fácil dimitir. Si lo ha hecho convencido de ello, pensando que hace lo mejor para su partido y España, está bien hecho. La política tiene estas cosas. Es como el fútbol. Cuando los resultados no acompañan lo paga el entrenador.