«Segundas Navidades republicanas. La patronal no ha cumplido lo pactado...». Son las 11 de la mañana y suena la letra de una canción de Noi del sucre, una banda punk anarquista que antes se llamó Los muertos de Cristo, y que sirve de banda sonora a la protesta de las kellys frente a la sede de la patronal hotelera en Ibiza. Su lucha es la de siempre, regular la carga de trabajo porque, según dicen, esta labor diaria se les «lleva la salud».

El pasado 24 y 25 de agosto fueron a la huelga. Un paro histórico en Balears que sirvió de inspiración y despertó la solidaridad de las kellys de todo el país. La ausencia de respuesta de la patronal y la Administración les llevó a programar esta concentración o escrache frente la sede de la Federación Empresarial Hotelera de Ibiza y Formentera (Fehif).

Son pocas, unas veinte, y es que otra característica de este colectivo es su miedo a la patronal, al despido o a que empeoren más sus condiciones laborales. Por eso, históricamente, ha sido muy difícil movilizarlas y llevarlas a la huelga. De hecho, los grandes sindicatos no hacen caso de su lucha. Su único valedor es el sindicato anarquista CGT (Confederación General del Trabajo en Eivissa y Formentera).

Este pasado sábado, en un comunicado de prensa, la Fehif negaba la mayor. Los hoteleros aseguraron que la huelga fue «ilegal» y que tuvo una participación «ridícula».

En la mañana de ayer, Milagros Carreño, portavoz del colectivo de kellys pitiusas, aseguró que el seguimiento de la huelga se acercó al 33%. «No voy a entrar en polémicas por eso. Pero la secundó más gente de la que ellos dicen», afirmó.

Micrófono en mano y detrás de una pancarta en la que plasman sus tres reivindicaciones principales, Carreño explica: «En ningún momento hemos pedido más dinero. Pero seguro que ningún empresario español trabajaría por los sueldos por los que nosotras nos dejamos la salud física y mental. ¿Tan horrible es que dejen de ganar unos miles de euros para tener a sus trabajadores y trabajadoras haciendo un trabajo digno, sin explotación y sin trabajar a destajo?».

Carreño y sus compañeras gritan en defensa de su lucha: «¡Así, así, ni un paso atrás, esta lucha la vamos a ganar!». Mientras, en la sede de la Fehif solo hay dos trabajadoras. No están ni su gerente, Manuel Sendino (desplazado a la World Travel Market de Londres), ni su presidenta, Ana Gordillo.

Las reivindicaciones de la pancarta son: derecho a la jubilación anticipada, reconocimiento de sus enfermedades profesionales y regulación de la carga de trabajo. Carreño reconoce que los empresarios no pueden hacer mucho con las dos primeras, pero sí con la tercera: «Les pedimos un poco de empatía y que negocien con nosotras reducir la carga de trabajo».

"Escasa" presencia de camareras de piso

Por otra parte, Carreño lamenta la escasa presencia de compañeras en esta protesta y pide la unión de las trabajadoras porque «unas pocas no pueden arreglar el futuro de todas», advierte.

Las kellys. Mantienen su apuesta por conseguir mejorar sus condiciones laborales, porque los empresarios hagan cambios en las cargas de trabajo y que puedan mejorar su situación. Algunas, aseguran, tienen que medicarse para poder «soportar los dolores» derivados de su actividad y seguir trabajando.

El 15 y 16 de noviembre acudirán a Mallorca para el II Congreso de camareras de pisos, en el que se reunirán kellys de toda España para unir fuerzas y plantear las acciones de cara a 2020.