Hasta hace una semana, pintaban bastos para Ibiza ante lo que se encontraría en la World Travel Market, la feria turística más importante del mundo, que desde hoy y hasta el miércoles se celebra en Londres. El panorama era muy pesimista pues se temía que el Reino Unido saliera abruptamente de Europa, sin acuerdo, el pasado 31 de octubre. La isla se la juega en este mercado: casi un millón de sus turistas son británicos. Y son de los que más gastan. Ningún otro país podría sustituir esos viajeros de un verano para otro.

Pero la situación «se ha destensionado bastante» a raíz del acuerdo que logró el primer ministro británico, Boris Johnson, con la UE, además de la prórroga acordada por esta última hasta el 31 de enero, según detalla José Antonio Roselló, economista, hotelero y vicepresidente de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears CAEB). Ese trato, subraya, «es una cuadratura del círculo», pues se crea «una especie de tercer país en Irlanda del Norte: la frontera estará ahora en el mar de Irlanda. Con él, están y no están en la UE».

Bendita cuadratura, pues se ha conseguido algo muy importante: rebajar la tensión... de momento. «No olvidemos que a partir de ahora, y gracias a ese acuerdo, tenemos dos años para negociar con el Reino Unido la nueva relación de cara al futuro. Todo el problema que había hasta ahora de acuerdo o no acuerdo era, simplemente, para abrir el periodo transitorio. Con este pacto, habrá, como mínimo, dos años para pensar la nueva relación».

Dos años de respiro

Son dos años de respiro que permiten entrar «en una situación de mayor tranquilidad» y, por ejemplo, acudir a la WTM más relajados. Keep calm hoteleros durante la feria, que hay dos años más de margen.

Ahora, «las perspectivas de que tras la prórroga se alcance un acuerdo son mucho mayores. De ahí que, ante la próxima temporada, hayamos logrado tranquilidad». Si hasta hace una semana, y en caso de salida dramática, la perspectiva de que lo que ocurriera tras el 31 de octubre era territorio inexplorado y posiblemente minado de incertidumbres, ha cambiado radicalmente: «Ahora todo sigue igual», asegura Roselló. «Los británicos siguen en la Unión Europea, de manera que las corrientes turísticas no tienen que verse afectadas por este motivo. Ya no habrá un cierre abrupto en el movimiento de personas. Ya no hay que correr rápidamente creando una aduana en los aeropuertos y modificando de manera precipitada y complicada la entrada individual de los británicos, pues continúan siendo comunitarios».

No se les pedirán visados para volar a Eivissa, pues aún son europeos. No obstante, el plan de contingencia de Bruselas ya preveía que, en caso de que no se hubiera llegado a un acuerdo, no se habrían solicitado visados «para estancias cortas, de una duración menor a 90 días... a condición de reciprocidad por parte del Reino Unido», claro.

Aún se puede liar

La prórroga concedida por la UE hasta el 31 de enero «es para iniciar desde entonces el periodo transitorio de dos años». El 31 de enero empezará a funcionar el reloj de la desconexión, si es que antes no se revierte el brexit. Porque «se pueden liar las cosas», avisa el vicepresidente de la CAEB: «El acuerdo debe ser ratificado por todos los estados. Podría haber problemas si antes del 31 de enero algún país no lo ratifica. O si el Reino Unido cambiara de posición como resultado de las elecciones. Por ejemplo, si Johnson no sacara una mayoría clara y tuviera un Parlamento hostil [el papel del antieuropeísta Nigel Farage, líder del Partido del Brexit, será decisivo] que no ratificara el acuerdo al que ha llegado con la UE. Pero hoy por hoy parece que hay más calma».

Roselló estima que «hay que trabajar en la hipótesis de que los británicos saldrán de la UE» en dos años. Eso sí, «de una manera más tranquila de lo que hasta ahora creíamos? siempre y cuando el tema de Irlanda del Norte no vuelva a embarrancar en la práctica, pues será complicado de aplicar. Porque no puedes estar en misa y repicando». Estar y no estar en la UE, he ahí el dilema de esa peculiar cuadratura del círculo.

De cara al verano próximo, keep calm, asegura Roselló: «La próxima temporada será tranquila». Aunque el brexit «es un drama para los británicos», advierte: «Aun con una salida con acuerdo, las cosas ya no serán igual y el Reino Unido podría tener problemas en su economía». Pero el consumidor británico «es posible que no vea a corto plazo tanto peligro como si hubieran salido de la UE abruptamente, sin acuerdo», el pasado 31 de octubre. «La única duda que hay es hasta qué punto seguirá habiendo un cierto retraimiento» a la hora de viajar, algo que ya se ha notado.

Una WTM «relativamente normal»

Roselló cree que a los políticos y empresarios hoteleros les espera una WTM «relativamente normal». «Ya avisé de que la feria, en caso de salir a las bravas el 31 de octubre, hubiera sido de una incertidumbre absoluta, posiblemente la más surrealista de la historia.

Pero como los operadores turísticos han trabajado como si nada sucediera, será una WTM relativamente normal, como las anteriores, quizás con una dosis mayor de optimismo por ese destensionamiento».