Las gotas frías registradas en Ibiza a finales de agosto y septiembre han provocado este año una «explosión de mosquitos, sobre todo de mosquitos tigre». «Esta temporada se ha dado la tormenta perfecta para la aparición de esta especie invasora: ha coincidido su ciclo biológico, cuyo pico máximo poblacional se produce entre finales de agosto y principios de octubre, con las lluvias caídas este verano. Ahora está bajando su presencia y cuando llegue el frío se marcharán», explica a Diario de Ibiza el biólogo y técnico del departamento de Medio Ambiente del Consell, Jaume Estarellas.

En cuanto a la campaña contra el mosquito común, que arrancó el 2 de marzo, el biólogo y técnico de la conselleria insular de Medio Ambiente recuerda que como la primavera fue muy seca, el tratamiento biológico con un larvicida, cuyo principal componente es la bacteria Bacillus sphaericus. «Se trata de ir al lugar donde se reproducen y hasta agosto no habíamos tenido dispersión de manchas de agua, por lo que el control era más asequible», señala Estarellas.

Las principales zonas donde se ha llevado a cabo este control biológico antimosquitos son ses Salines, ses Feixes, torrentes de sa Cala de Sant Vicent y de Sant Antoni (sobre todo de las zonas de es Regueró y Buscastell) y la desembocadura del río de Santa Eulària. Sin embargo, el paso por las Pitiusas de dos Depresiones Aisladas en Niveles Altos (DANA) provocó «extensiones de agua muy grandes» que, al principio, la adjudicataria del servicio para el control biológico de mosquitos del Consell, Lokímica, controló «más o menos bien» sobre todo en la zona de sa Sal Rossa, ses Salines, Sant Jordi y ses Feixes, pero al llenarse de agua miles de pequeñas oquedades «se descontroló la población, sobre todo la de mosquito tigre, una especie que ya lleva en la isla cinco años y cuya erradicación es imposible».

«Los mosquitos tigre se concentran en las zonas donde hay presencia humana: en los alrededores de Ibiza, sa Carroca, Ca n' Escandell, Cas Serres, Cala de Bou, Sant Rafel [en cuyo polígono de Montecristo se detectó por primera vez esta especie invasora] y en Puig d'en Valls y afueras de Santa Eulària. «Realmente es difícil encontrar un lugar donde no haya mosquitos tigre. Como era previsible, se ha expandido por toda la isla y su evolución ha sido muy similar a la de Mallorca», sostiene Estarellas, que agrega que contra el mosquito común se puede actuar con el bacillus sobre el agua «cada día», ya que se reproduce en agujeros muy pequeños. «Estos tratamientos biológicos no se pueden llevar a cabo para combatir el mosquito tigre, por lo que es recomendable aplicar medidas de autoprotección», señala el biólogo del Consell.

Además, ante el incremento este verano de la población de mosquitos comunes, el Consell se vio obligado a utilizar durante diez días adulticidas. Este tratamiento químico solo se utiliza en «situaciones límite» y no se puede aplicar en espacios protegidos como el Parque Natural de ses Salines.

Medidas de autoprotección

Respecto a las principales recomendaciones para la ciudadanía que destaca Estarellas (y recoge un tríptico elaborado por el Govern en colaboración con otras entidades y que ilustra esta página) son comprobar que no haya recipientes donde se pueda acumular agua e identificar los posibles focos de mosquitos (carretillas, botellas, recipientes escondidos entre la vegetación) para retirarlos y limpiarlos. En el caso de que en una parcela haya aljibes, es aconsejable tapar los respiraderos con tela mosquitera, vaciar los bebederos cada 4 ó cinco días, repasar las macetas?

En el caso de depósitos grandes que no se pueden vaciar, el técnico apunta que en las cooperativas venden pastillas inhibidoras de quitina que duran un mes, pero estas no se pueden tirar en torrentes ni en la tierra. «Lo más importante es la limpieza y la búsqueda del foco donde se reproducen los mosquitos tigre», reitera Estarellas.

A continuación, el experto señala las diferencias entre el mosquito común y el tigre, el primero pica por la noche, al atardecer y al amanecer, mientras que el segundo «pica por el día, muy seguido y varias veces y por las piernas, ya que vuelan muy bajo». Además, el insecto invasor «no hace ruido, vuela más rápido que el mosquito común y es también más vago, ya que apenas recorre más de 200 metros. En cuanto al tamaño, ambos insectos también presentan diferencias: el mosquito tigre es más pequeño que el común, es de color negro y tiene rayas blancas.

Para concluir, el técnico de Medio Ambiente del Consell valora que 2019 no ha sido «el peor año en cuanto a la presencia de mosquitos tigre, pero sí el más intenso en un corto periodo de tiempo».