Las matriculaciones de vehículos en las Pitiusas siguen a la baja. Hasta el tercer trimestre del año se contabilizaron 4.377 altas en Ibiza, un 5,9% menos que el pasado año, mientras que en Formentera la caída es más pronunciada, del 18,6%, con sólo 574 matriculaciones, el peor dato del último lustro. Este descenso es similar al producido en Mallorca, donde fue del 16,2%.

Son los turismos los que han provocado ese fuerte descenso en el acumulado del año en Ibiza, ya que se han matriculado un 3,7% menos (2.673 frente a los 2.776 de 2018). Sin embargo, las motocicletas (1.105 en nueve meses) han registrado un aumento del 7,9%.

En Formentera, sin embargo, cae todo: un 6,6% en los coches, un 21,2% en las motos y un 40,3% en el resto de vehículos (desde autobuses a tractores y furgonetas).

La clave del descenso está en el tipo de combustible que se utiliza para cada vehículo. Los motores diésel lastran el tabú de ser muy contaminantes, lo que sigue penalizándoles. Así, los que funcionan con gasolina (3.012) crecen un 3,6% en comparación con el mismo periodo de 2018, mientras que los que llenan sus depósitos con gasoil caen estrepitosamente: sólo se matricularon 761, un 30,8% menos que de enero a septiembre del pasado año. Es la menor cantidad de matrículas tramitadas en Ibiza del último lustro (periodo del que se tienen este tipo de datos).

En Formentera ocurre algo similar, pero con todo tipo de motores: allí se matricularon un 17,7% menos de gasolina (509) y un 43,6% menos de diésel.

Las fábricas se «adaptan»

Las fábricas se «adaptan»

José Antonio Colomar, presidente de la Asociación Empresarial de Concesionarios o Distribuidores de Automoción de Ibiza y Formentera (AECA), confirmó que las ventas de vehículos diésel van a la baja, entre otras razones como reacción de los fabricantes a la campaña de demonización contra ese tipo de motor emprendida por el Gobierno en funciones y por el Govern balear. Las marcas han optado por «adaptar» sus producciones, de manera que han reducido el número de diésel que sale de sus polígonos. «Ya no hay tanto stock», asegura Colomar. En los concesionarios ya no acaparan tanto espacio «como hace seis meses», admite, de manera que al cliente le entran pro los ojos otros modelos.

Colomar cree que el descenso de matriculaciones se corresponde con «la incertidumbre» de los clientes a la hora de escoger qué tipo de coche adquiere, y no por la desaceleración económica. «La gente alarga la vida de su turismo y espera a que salgan alternativas a los motores actuales, opciones más baratas de los eléctricos, por ejemplo·».

Pero los concesionarios no tienen la sensación de que «los clientes teman una inminente crisis económica». Lo que le espera a la hora de renovar su automóvil es no saber si será penalizado en un futuro cercano por quemar derivados del petróleo, especialmente gasoil.

Un error de alto voltaje

Un error de alto voltaje

Colomar aplaude que Pere Navarro, director de la Dirección General de Tráfico, reconociera que forzar la venta de eléctricos era un despropósito: «Cometimos el error de vender un producto que no teníamos en la estantería, no tenemos dónde enchufarlo y el precio es carísimo. Nos equivocamos todos», dijo Navarro. «Es totalmente cierto. Yo lo vengo diciendo desde hace tiempo. El eléctrico no es el presente, es muy caro aún», indicó ayer José Antonio Colomar.

Y las cifras de matriculaciones lo corroboran. En Ibiza se han matriculado de enero a septiembre 142 híbridos, sólo 25 más que hace un año. Aunque eso significa un aumento del 21,3%, la cantidad es irrisoria en comparación con la de los que usan derivados del petróleo, casi 3.800. Aún es más baja en el caso de lo que son eléctricos puros: 21, siete menos (-25%) que en 2018. En Formentera se matricularon, en lo que va de año, seis híbridos (tres menos que en 2018) y una decena de eléctricos, nueve más.