El patrón de la embarcación 'Adrenaline', José Miguel Blesa, realizaba una excursión con ocho clientes para ver desde el mar la puesta de sol cuando, de repente, al llegar a Punta Galera vieron a una persona donde la zona de casetas de pescadores que movía los brazos con desesperación para pedir ayuda. «Junto al hombre había una chica en el suelo que sangraba por la boca y por el oído y allí no teníamos cobertura para llamar, así que decidimos rescatarlos nosotros porque no podíamos avisar a nadie», relata Blesa al recordar el rescate del pasado lunes por la tarde, cuando una turista española de 24 años se fracturó la mandíbula al caer contra las rocas cuando estaba con su pareja en este tramo de costa de Sant Antoni.

Al no poder contactar por teléfono con el servicio de Emergencias del 112 este patrón de la empresa Ibiza Water Sports decidió dar un aviso por radio, pero no daba señal. «La chica estaba muy asustada y creo que no podía hablar por el dolor que sentía en la boca y su pareja estaba muy preocupado porque no tenían cobertura para llamar a nadie», señaló a este diario Blesa.

La falta de cobertura y de señal no fueron los únicos contratiempos a los que se enfrentaron: también había mala mar, lo que dificultaba su traslado en la neumática al puerto de Sant Antoni. «Decidimos llevarlos a Cala Salada, que estaba más cerca de Punta Galera, por lo que contactamos con el restaurante de esta playa cuanto tuvimos cobertura para que llamasen al 112 para coordinar los servicios de emergencia», contó este patrón.

Al llegar a Cala Salada, descargaron en el muelle a la víctima, en estado consciente, y desde allí una ambulancia la trasladó «con pronóstico menos grave» al Hospital Can Misses.

Fueron unos 30 minutos intensos y, a pesar del susto, la chica pudo ser atendida y no sufrió daños muy graves. «El problema es si no les hubiese visto nadie, ya que no podían alertar de lo ocurrido al no tener cobertura», insistió este patrón, que ya cuenta con experiencia en este tipo de actuaciones. «El verano pasado le dio un infarto a un hombre en un barco y nos pidieron si podíamos trasladarlo a Platges de Comte para el levantamiento del cadáver», rememoró, con tristeza, Blesa.