Nadie recuerda una celebración del Día del Pilar tan emotiva como la de ayer, fuera del corsé institucional de cada año y los habituales discursos desganados. La efemérides de ayer se salió del marco gracias a que dos de sus protagonistas intentaron mostrar ante el auditorio la realidad de un verano especialmente duro. El discurso del jefe de la compañía de Ibiza y Formentera, el comandante Enrique Gómez Bastida, que declamó a pelo, sin papel, fue interrumpido en tres ocasiones por los aplausos del público del Palacio de Congresos de Ibiza, en Santa Eulària, que por primera vez fue el escenario de la celebración de la patrona de la Guardia Civil.

Gómez subió a la palestra y rompió el hielo bromeando acerca de «la pasión derrochada» por el presentador del acto, y comenzó a describir lo que, según él, es el día a día del cuerpo en las Pitiusas: «Para mí, la Guardia Civil de Ibiza y Formentera es, por ejemplo, el cabo mayor [Antonio] Buendía, que no sé dónde estará ahora mismo, tal vez en algún lugar oculto, como normalmente, en la sombra, y que es el auténtico jefe de la compañía». «Fuera bromas: el cabo mayor Buendía es una persona que se reengancha, que no quiere pasar a la reserva porque siente que todavía le falta mucho por disfrutar de la empresa, y así lo dice él», empezó el comandante en referencia al jefe del GEAS, uno de los guardias más veteranos de la isla.

«La Guardia Civil de Ibiza es el sargento Alejandro Martínez, que está aquí presente, que después de irse a una fiesta ilegal, no sé por qué [en relación a la rave de Platges de Comte del mes de agosto], se fractura dos dedos y se pasa media tarde y parte de la noche escribiendo en el ordenador un atestado con los dedos rotos después de 74 detenciones», dijo el comandante. «La Guardia Civil de Ibiza es ese patrullero que entraba a trabajar a las seis de la mañana y ve a su sargento en esas condiciones y se acerca a su comandante para decirle: 'son las ocho de la tarde, puedo ir a casa a ducharme, es que entro a las diez'». Y así fue el público aplaudiendo cada una de las menciones a los agentes que hizo el jefe de la compañía, que también se refirió «al señor Antonio Rubio, para quien no roban en viviendas, sino que roban en SUS viviendas, y así lo vive él, o el cabo Mario, al que llamo por quinta vez para que vuelva a cambiar los servicios, una vez más».

"Capacidad de respuesta de la Guardia Civil"

Por su parte, Enrique Sánchez, director insular de la Administración del Estado, que ya demostró el día 3, en el día de la Policía Nacional, que sabe hacer discursos, habló de la «capacidad de respuesta» de la Guardia Civil en un «verano muy duro», aunque lo que más llegó al público fue el momento en el que habló de «la lección de humanidad» que recibió uno de los días en que llegaban pateras a la isla. Habló de «la importancia de mantener la cabeza fría en momentos de estrés en los que es fácil perder la noción de la realidad». «Enrique [el comandante] me llamó para informar y mi respuesta automática fue: '¿cuántas pateras son esta vez?'; un segundo de silencio y una frase me dieron un bofetón de realidad: 'director, puede morir gente'», dijo el director insular.

«Fueron los días más duros que he pasado este verano, gente desconocida y extranjera jugándose la vida ante nuestra costa y la Guardia Civil de Ibiza haciendo todo lo posible por salvarles», dijo Sánchez.

Lo curioso de ese suceso con la patera en peligro en las aguas de Sant Josep, explicó el director insular, es que, finalmente, después de que la Guardia Civl colocara sus patrullas en la costa con las luces encendidas con el fin de indicar el camino a los inmigrantes, se supo que había un error En realidad, no estaban en Sant Josep de sa Talaia sino en San José de Almería.

También pronunciaron discursos la alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer, y el conseller de Territorio del Consell de Ibiza, Mariano Juan, que alabaron el trabajo de la Guardia Civil y reclamaron más agentes.