El flanco derecho del auditorio del Club Diario de Ibiza aplaude. Grita. Silba. Se pone en pie. Desde el escenario, la empresaria Alba Pau, que acaba de recibir el Premi Diario de Ibiza a la Acción Social, sonríe. Las casi 200 personas que asisten a la ceremonia dan palmas, pero el flanco derecho, donde se encuentran representantes de algunas de las asociaciones a las que ayuda, se hace notar. Están contentas. Y aún lo estarán más dentro de un rato cuando, acabada la ceremonia y después de que Pau (premio a la Acción Social) haya dicho en su discurso que tienen un espacio en Santa Eulària en el que tienen que hacer obras, les lluevan las manos dispuestas a ayudar.

Media hora después de la ceremonia Susi Fresneda, presidenta de la Asociación de Padres de Niños con Necesidades Especiales de Eivissa y Formentera (Apneef), cuenta que un ingeniero se ha ofrecido a echarles un capote, lo mismo que del Colegio de Aparejadores. Ya lo había dicho la propia Pau en su discurso tras recoger de manos del presidente del Consell de Eivissa, Vicent Marí, su galardón (que dedicó a María Luisa Cava de Llano, amiga íntima que no pudo estar ayer con ella): «Dadme todos los premios que queráis. Cada premio es un artículo, un reportaje, se habla de las asociaciones y la gente se acerca a ayudar». Incluso el violinista José Asunción les ha dicho que quiere organizar algún concierto para ayudar a los niños.

El músico disfruta del cóctel, en los jardines de Diario de Ibiza, después de haber dejado con la boca abierta a los asistentes al acto. Primero con su versión del 'Perfect' de Ed Sheeran, con el espacio a oscuras y el público expectante. Y luego, con una enérgica interpretación de 'Wake me up' que los alcaldes de Sant Josep y Santa Eulària, Josep Marí Ribas y Carmen Ferrer, y la delegada de la conselleria balear de Educación en las Pitiüses, Margalida Ferrer, acompañan con palmas. «¡Sí, señor!», resume un efusivo asistente mientras aplaude la última actuación de la noche de los Premis Diario de Ibiza. Una velada que ha comenzado casi dos horas antes, en la sala de exposiciones, con un photocall frente al que posan buena parte de los asistentes: Jaume Ferrer y Angelina Forés, impulsores del Concurso de Piano de Ibiza; la diseñadora Charo Ruiz, el presidente de la Asociación de Ocio de Ibiza, Cres Huertas; la gerente del Área de Salud de Eivissa y Formentera, Carmen Santos; el conseller socialista Víctor Torres con el diputado Enric Casanova... Por el photocall pasa hasta el director de la 'Enciclopèdia d'Eivissa y Formentera', Felip Cirer, que no puede evitar la risa al verse en semejante situación. Mientras los invitados se divierten con las fotos, en el auditorio Asunción acaba de probar las luces y la presentadora de la gala, la delegada de IB3 en las Pitiüses, Elena Gregori, repasa por última vez sus textos.

Tres pasiones

Una de las últimas en posar frente al cartelón antes de que empiece la entrega es Alba Pau, que corre a reunirse con el resto de premiados: Manu San Félix (Personaje del Año) y la familia Vilás, de la Policlínica Nuestra Señora del Rosario (Iniciativa e Innovación Empresarial), que aguardan ya sentados en primera fila. A ellos se dirige la directora de Diario de Ibiza, Cristina Martín, que destaca su «pasión». Por los niños, por el mar, por la sanidad.

San Félix, que se abraza a la presidenta del Consell de Formentera, Alejandra Ferrer, cuando le entrega la escultura de Pedro Hormigo, recuerda sus inicios en la isla. No había trabajo para alguien como él, que ahora forma parte de la tripulación de National Geographic, y tuvo que sacarse de la manga del traje de neopreno una escuela de buceo para subsistir.

«Siempre he tenido curiosidad por ver las cosas por dentro», confiesa, desde la pantalla en la que se proyecta su vídeo de presentación, Francisco (Tito) Vilás, hijo del fundador de la Policlínica, Julián Vilás, a quien también se ve en el quirófano con una bata quirúrgica con el escudo de Ferrari antes de que su hermana Marta recoja el premio de manos del presidente de Prensa Ibérica y Grupo Zeta, Javier Moll, que destaca en su discurso los méritos de los premiados, que vuelven a subir al escenario minutos después, para una foto de familia, momento que aprovechan para volver a besarse y abrazarse. Pau confiesa: se quedaría a tomar algo, pero este fin de semana se casa Eduard, su hijo mayor, y tiene que marcharte a toda prisa a Can Pau, donde tiene que dar de cenar a los 80 invitados a la cena previa a la boda.

Afuera, en los jardines, los invitados tratan de lidiar con el estirado veranillo de San Miguel. Algunos aprovechan para ir haciendo prácticas para la campaña que se avecina, como el aspirante del PP al Senado, Jacobo Varela, que no duda en pedirle el voto al poeta Toni Roca: «Puede venir de uno, estoy seguro de que me votarás». El empresario Abel Matutes sale del auditorio hablando animadamente con el presidente de Prensa Ibérica y Grupo Zeta y el alcalde de Sant Josep, con los que pide que le hagan una foto. «Vamos a colocarnos como toca», comenta, divertido, dejando al anfitrión en el centro de la imagen. La consellera balear de Presidencia, Pilar Costa, anima a probar el jamón mientras el alcalde de Sant Joan, Antoni Marí Carraca, anda en animada charla.

El director insular de la Administración de Estado, Enrique Sánchez, que disfruta del cóctel, confiesa que no puede desconectar mucho. Está convencido de que seguirán arribando pateras a las costas desde Argelia. Independientemente de que lleguen el frío, las olas y la lluvia. «El año pasado hubo una en diciembre desde Argelia», explica Sánchez. Una afirmación que recuerda la que, poco antes, ha hecho Manu San Félix hablando de su adorado y maltrecho Mediterráneo: «La gente quiere venir desde África, escapar, llegar aquí como sea».