Antes de que empiece el horario de visitas, convocado a las doce del mediodía, ya se encuentra un numeroso grupo haciendo cola a la sombra del dique de es Botafoc frente a la fragata 'Almirante Juan de Borbón'. La gran mayoría son familias con niños, que miran con asombro la imponente estructura del buque, de 147 metros de eslora y 5.700 toneladas de peso. Sobre todo por el gran cañón que destaca en el castillo de proa.

Un marinero va invitando en cada turno de visitas a veinte personas, que deberán dejar bolsos, mochilas o cascos en una mesa antes de subir a bordo. Al grupo de prensa lo recibe el segundo comandante Álvaro Pery, que también ejerce de jefe de personal de una tripulación compuesta por doscientas personas.

El 'Almirante Juan de Borbón' ha participado en las maniobras militares 'Eagle Eye', que desplazaron hasta el viernes a más de 600 efectivos de los ejércitos de Tierra, Mar y Aire en un ejercicio de defensa de Ibiza contra un ataque aéreo. La fragata permanece todo el fin de semana para que los vecinos puedan visitarla y tiene previsto partir mañana por la mañana.

Punta de lanza de la Armada

«Nuestra intención es mostrarle a la población lo que hacemos y que esta fragata, que es una parte de España, es punta de lanza de las marinas del mundo, porque es más capaz que otros barcos más modernos», destaca Pery. El segundo comandante detalla que esta fragata pertenece a la clase Álvaro de Bazán, una serie construida en los astilleros de Izar en el Ferrol (Navantia en la actualidad).

De allí salieron cinco buques conocidos como F-100 -el 'Almirante Juan de Borbón' es el F-102- y combinan tecnología española con el sistema de combate estadounidense Aegis. También se han vendido estos a Noruega, también fabricados en España, y a Australia, en este caso construidos en el país oceánico.

Además de haber salido de los astilleros de Ferrol, el 'Almirante Juan de Borbón' tiene su base en el Arsenal de Ferrol, la misma ciudad en la que se ha criado el teniente de navío y responsable de comunicación de la fragata, José Fernández-Riestra.

«La verdad es que aquí casi todos somos gallegos», bromea el teniente. Su vocación le viene de familia, ya que su padre también fue militar de la Armada. «Entonces él podía hablar con nosotros una vez por semana, pero había un ruido espantoso durante la llamada». «Ahora han cambiado mucho las cosas y podemos hablar cada día con la familia, es una maravilla», valora Fernández-Riestra.

El teniente dirige la visita guiada que empieza en cubierta entrando en el hangar. «Aquí cuando vamos desplegados viene adjudicado un helicóptero Seahawk que se saca con un carrito. Si no hay despliegue, la zona se usa para practicar deporte. «También contamos con un gimnasio pequeño, pero muy funcional, y una sala de cardio, que podemos ir usando por turnos». Otros navíos más grandes pueden disfrutar de una canasta para jugar al baloncesto, pero no es el caso del 'Almirante Juan de Borbón'.

El teniente subraya que, para entretenerse en el día a día a bordo, no hay diferencias con la vida en tierra. «Además de hacer deporte, miramos películas y series, pero lo más importante es poder hablar con la familia. Tras bajar unas escaleras, enseña el camarote que sirve de hospital, donde hay un quirófano habilitado para intervenciones quirúrgicas si fuera necesario, además de un espacio con camas para ingresos a heridos.

«Llevamos una oficial a bordo que es enfermera y siempre que vamos desplegados con la OTAN, como hemos estado todo este año, llevamos un médico también a bordo por lo que pueda suceder». En el mismo pasillo llama la atención una placa de la calle Real. El teniente aclara que los corredores de la fragata tienen nombres de calle y que también cuentan con sus propias plazas. «Es muy importante psicológicamente contar con detalles que nos acerquen a la vida normal en tierra». «Da la casualidad de que mi camarote aquí se encuentra en la calle Dolores, que también es como se llama la calle donde vivo en Ferrol», bromea.

El teniente da paso a «la zona que más gusta a los visitantes», el castillo de proa, donde sobresale el gran cañón de cinco pulgadas, «con más alcance que sirve para apoyar a las tropas de tierra». También destaca la lanzadera de misiles, que cuenta con 48 celdas que pueden lanzar otros tantos misiles de medio o largo alcance, que pueden dividirse cada una para disparar cuatro misiles de «defensa de punto». También cuenta con lanzatorpedos para submarinos, pero la fragata está especializada en la defensa antiaérea.

Fernández-Riestra invita a entrar de nuevo a cubierta para mostrar el Centro de Información para el Combate (CIC) y el puente de gobierno, «los dos cerebros del barco». Entre todas las instalaciones tecnológicas, resalta una figura de la virgen del Carmen en una pared. «La Estrella de los Mares, es muy importante para nosotros. La talló el primer comandante de la fragata, Manuel Garat, que ahora es el Almirante de la Flota», resalta el teniente.