Terminar con las redes abandonadas en el fondo marino es una de las grandes preocupaciones de este explorador y divulgador, que hace unos años creó la entidad Buzos de Cousteau para promover la ciencia participativa, promover la conservación ambiental y crear nuevas reservas marinas. Asimismo, se dedica al proyecto Hermes de medición de las condiciones de los océanos.

¿Qué hace falta para crear un área marina protegida?

La mayoría de las áreas marinas que hay en el mundo son el resultado de iniciativas de gobiernos o de Organizaciones no Gubernamentales (ONG), pero en todo caso, es algo que viene desde arriba. En cambio, el proyecto que estoy impulsando en Grecia, en la isla de Santorini, constituye una nueva experiencia, para que las comunidades locales entiendan por sí mismas la importancia de que existan este tipo de reservas. Se trata de que sean ellas las que digan a los gobiernos que aprueben estas reservas, de modo que el proceso es de abajo hacia arriba. Es otra forma de conservación que no se ve mucho hoy en día en el mundo y queremos impulsarlo. Lo que pasa es que estos proyectos a veces también tienen problemas.

¿Qué tipo de problemas?

Toda la comunidad local quiere la reserva en Santorini: los pescadores, el alcalde, los buceadores, el sector turístico... pero resulta que cuando vamos al Gobierno de Grecia para que la firme y la ponga en práctica, dice que en realidad no existe problema de sobrepesca, que hay muchos peces y que las áreas marinas no funcionan muy bien... Claro, los gobiernos tienen muchas presiones de la industria, que no quiere este tipo de cosas, porque limitan sus posibilidades de explotación de los recursos. Pero nosotros seguimos intentándolo.

¿Qué opina de las críticas a que se permita la pesca en las reservas marinas? ¿Se debe poder pescar en ells o no?

Ese es exactamente el gran problema que tienen las reservas marinas, que están hechas desde arriba hacia abajo. Si la gente que vive aquí y pesca aquí no tiene una conciencia de que es necesario proteger, siempre encontrarán la forma de esquivar las restricciones. Pero si la gente tiene una cultura local de conservación y tiene una concienciación, la considerarán su reserva. Es una forma de autoridad que también funciona y va en apoyo de la que da la vigilancia, la policía y la ley.

¿Cuál es el futuro de las reservas? ¿Necesitan más vigilancia?

Mi gran sueño es que se invierta la situación actual y todo el mar Mediterráneo pase a estar protegido, de modo que haya algunas zonas de pesca y explotación. Es decir, todo lo contrario de la situación actual. Necesitamos hacerlo así. Cada vez que hay una gran conferencia de países, todos dicen que es verdad que no han cumplido los objetivos que prometieron diez años atrás, pero que en los próximos diez años sí lo harán... y siempre estamos igual. Las cosas no se mueven suficientemente rápidas como para asegurar el futuro de nuestro mar. Es necesario adoptar medidas concretas para garantizar su conservación real y efectiva de forma inmediata.