Mientras que estudien, allí estará Àngels Martínez Corderas, maestra de educación especial y maestra de continuidad contratada por la Conselleria de Educación del Govern balear para trabajar, en colaboración con la ONCE, con los niños y adultos que tienen dificultades visuales.

Àngels es la guía de los estudiantes que no ven o tienen un campo visual menor del 30% desde que empiezan a ir al colegio hasta que deciden terminar sus estudios. Actualmente tiene 20 alumnos, tres de ellos sordociegos, en 18 colegios de Ibiza y Formentera. «El objetivo es que la persona sea lo más autónoma posible», apunta esta maestra.

Para conseguirlo, cuando los alumnos son pequeños entra con ellos a clase y observa las dificultades que tienen. Su misión es facilitarle la vida tanto al niño como al resto de sus compañeros y a sus profesores. «Me fijo en lo que necesita cada alumno, por ejemplo, si hay que hacer unas marcas en el suelo para que pueda ir al servicio, asesoro al profesor para que tenga en cuenta que cuando escriba algo en la pizarra lo diga en voz alta, recomiendo al niño el lugar más adecuado para sentarse o le pido los libros en un programa que los pueda escuchar». Todo lo que hace redunda en la clase entera para facilitar la integración. Otro ejemplo son las jornadas de sensibilización que organizan algunos colegios para que los alumnos se metan en la piel de quien tiene alguna discapacidad.

Aunque es maestra no es responsable de la educación reglada, sino de poner al alcance todas las herramientas para que tanto el alumno con disfunción visual como la familia lleven una vida como cualquier otra. Tanto que sus funciones se extienden hasta las actividades extraescolares o de ocio. «Si un joven o un niño quiere jugar al baloncesto, allí estoy para intentar que sea uno más». También, si una persona mayor quiere aprender Braille Àngels, le enseña.

"Los alumnos siempre me sorprenden"

En un trabajo así, es fundamental adaptarse a la particularidad de cada persona. «Todos los días aparecen retos nuevos. Los alumnos siempre me sorprenden, da igual que sean mayores que pequeños», asegura esta maestra que admira el enorme deseo de aprender de sus alumnos. Por ello, no duda en afirmar que lo más gratificante es «estar al lado de personas que se superan día a día. Todas ellas son un ejemplo», apunta.

En sus casi dos décadas -con alguna interrupción- vinculada a la ONCE, Àngels Martínez ha visto a pasar a muchos alumnos. Algunos llevan con ella 15 años, aunque cuanto más tiempo pasan con ella, menos la necesitan.