Desde que, a principios de los años 80, apareció por primera vez la «misteriosa mancha verde» en Cala Tarida, este fenómeno ha ido reproduciéndose en otras playas de la isla, y ahora hay manchas verdes en, al menos, Cala Vedella, la playa de Santa Eulària, Cala Gració, Cala Llonga, Cala Salada y Caló des Moro. Todas aparecen en verano y con el fin de la temporada desaparecen. No son un fenómeno exclusivo de Ibiza, sino de muchos puntos del Mediterráneo, incluyendo la vecina Mallorca y casi toda la costa catalana. Ayer, la empresa Facsa y el Club Diario organizaron una jornada de análisis y debate con algunos de los principales expertos nacionales en la materia para tratar de desvelar a qué se debe la aparición de este fitoplacton o microalgas, pues en eso consisten dichas manchas. (Ver galería de Imágenes)

Todos los participantes en las conferencias coincidieron en que la «aportación de nutrientes desde la costa», es decir, la emisión o filtración al mar de sustancias procedentes de núcleos urbanos o fertilizantes agrícolas (nitratos, fosfatos...) permite «alimentar» estas microalgas, provocando que aumente su densidad. Ahora bien, también todos los expertos destacaron una y otra vez que esos «nutrientes» no son la única causa de la aparición y expansión de estas manchas. «Es un tema muy complejo en el que intervienen muchos factores, porque también pueden aparecer estas manchas donde no hay aportación de nutrientes», señalaron.

Por ejemplo, las aguas tranquilas del litoral que tienen poca renovación son propensas a desarrollar este tipo de microalgas, que sin embargo (al menos por lo que respecta a la especie de Ibiza, la Alexander taylori) no son perjudiciales para la salud, pero sí pueden serlo para el medio marino.

Aguas residuales

Aguas residualesEsther Garcés, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar (CSIC), señaló que este fitoplancton «necesita nutrientes para crecer» y éstos vienen de «escorrentías, ríos y aguas residuales». La importancia de estas últimas representa un buen porcentaje del total de dichos nutrientes (más de un tercio, según el gráfico que mostró) en el caso de la costa catalana, donde Garcés ha centrado sus estudios. «La construcción de depuradoras ha provocado una reducción del enriquecimiento de los nutrientes», constató.

Sin embargo, incluso las aguas que llegan al mar a través de escorrentías, ríos o acuíferos subterráneos pueden contener sustancias que contribuyen a «alimentar» este microorganismo, pues es como si fuera «fertilizado» con todo el material que viene de cultivos y de otras actividades humanas.

De ahí la importancia de conservar los humedales de la costa, porque «actúan como filtro de estos nutrientes», señaló Garcés.

Sin embargo, citando un caso de Cataluña, indicó que cuando se suprimieron los vertidos que desaguaban en el mar, las manchas verdes continuaron apareciendo.

La 'fertilización' del mar

La 'fertilización' del mar

El mallorquín Gabriel Moyá, profesor de Ecología de la Universitat de les Illes Balears y que ha estudiado la situación en Ibiza, coincidió en el diagnóstico básico: «Las grandes concentraciones de microalgas se producen por aportaciones de nutrientes y por la estabilidad del mar». Y se preguntó: «¿Por qué en los últimos 50 años han aumentado los episodios de fertilización de las aguas?», para reponderse acto seguido: «Debido al proceso de urbanización del litoral, parte de los residuos son expulsados y van a parar al mar». De este modo, «se alteran los ciclos naturales» del mar.

Gotzon Basterretxea, investigador del Instituto de Estudios Avanzados del Mediterráneo (Imedea), reiteró que estos nutrientes que impulsan las manchas verdes «vienen en gran parte de tierra firme, como nitratos procedentes de la agricultura, o bien a través de desagües urbanos». Pero también hay factores físicos, como la baja dispersión que sufren las aguas calmas. No solo esto se produce en calas cerradas, sino también en playas abiertas, donde el viento 'empuja' hacia la orilla el fitoplancton de tal modo que «puede aumentar su concentración en el espacio de pocas horas».

Precisamente para tratar de solventar la falta de renovación de las aguas en calas cerradas (como es el caso de Cala Tarida o Cala Vedella) han empezado a emplearse bombas impulsoras bajo el agua que se dedican a remover el mar. Pablo Carratalà, investigador de la Universitat Jaume I, explicó el programa de investigación Hydroalgal de colaboración técnico-institucional entre Facsa y la citada universidad para mitigar estas manchas. En concreto, detalló el funcionamiento de estas bombas y dijo que sus resultados son evidentes. «No hay necesidad, además, de tenerlas en funcionamiento todo el día, basta con hacerlo en las horas centrales, que es cuando aparecen las microalgas», indicó.

Al margen de este proyecto, hay instaladas bombas en Cala Tarida, Cala Vedella y Portinatx, explicó el técnico de medio ambiente del Ayuntamiento de Sant Antoni, Diego Ponce. Sin embargo, alertó: «Con la Demarcación de Costas hemos topado», en alusión a los retrasos que afectan a los trámites para instalar estas bombas.