Pasos, un estudio promovido por los hermanos baloncestistas Pau y Marc Gasol cuyo principal objetivo es determinar tanto el nivel de actividad física como el de inactividad de la población infantojuvenil española (de 8 a 16 años) en las 17 CC AA y presentado recientemente, ha cosechado unos resultados desalentadores: casi el 35% de la población analizada padecía sobrepeso (20,7%) u obesidad (14,2%).

Y también se revelaron las causas: el 63,6% de los jóvenes no realiza una hora de actividad física diaria y más de la mitad (54,9%) no atiende las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de no pasar más de dos horas al día delante de una pantalla, sea esta de televisión, ordenador, móvil, videojuego o tableta. Consejo que se incumple más flagrantemente durante los fines de semana, periodo en el que el casi ocho de cada diez adolescentes supera el tiempo recomendado.

Diario de Mallorca se ha reunido con Josep Tur, catedrático de Fisiología de la UIB que lidera el grupo de investigación de Nutrición Comunitaria y Estrés Oxidativo y que ha participado en el citado estudio junto a otros dos investigadores visitando seis escuelas y entrevistando a unos 150 alumnos.

El catedrático, jefe del grupo de investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) en Balears, se apresura a matizar que el volumen de la muestra realizada aquí, por su pequeño tamaño, no permite extraer conclusiones definitivas de la situación real de la obesidad infantil en el archipiélago.

«Es un número de encuestas acorde a una estadística nacional y a nuestro peso poblacional en el conjunto del país, pero no es muy significativa para nuestra comunidad», subraya Tur que, por tanto, remite a los resultados de la última Encuesta sobre la Prevalencia de la Obesidad Infantil en Balears (EPOIB II). Un trabajo presentado este mismo año que concluía que el sobrepeso (14%) y la obesidad (10%) afectaba en las islas al 25% de la población infantojuvenil, diez puntos por debajo de la media nacional reflejada en el estudio Pasos.

Sol y buen tiempo

Sol y buen tiempoPreguntado por los motivos de esta mejor situación, el catedrático de Fisiología revela que, tradicionalmente, el Levante español está unos diez puntos por debajo de la media nacional, circunstancia que atribuye a causas genéricas como «la dieta mediterránea y al buen tiempo: la gente se mueve más».

Para ponernos en antecedentes, Tur explica que, como seres humanos, precisamos de oxígeno para vivir, un elemento que produce unas sustancias reactivas (oxidantes) que acaban alterando las estructuras celulares lo que puede acabar desembocando en cánceres y problemas cardiovasculares como infartos o ictus.

«Eso lo podemos contrarrestar en parte con antioxidantes exógenos que están presentes en las vitaminas C y E, en los minerales o polifenoles del vino, por ejemplo y por citar solo algunos, ya que hay más de diez mil», apunta el profesor, que añade que también hay antioxidantes endógenos. «Las células blancas sanguíneas son también capaces de combatir la oxidación», ilustra.

Entrando en materia, Tur subraya que «una actividad física regular no extenuante estimula la producción de defensas» frente a la inevitable oxidación. De ahí la importancia de realizar ejercicio de manera habitual y de huir del sedentarismo.

Un sedentarismo que cada vez es más frecuente entre la población joven por el uso generalizado de móviles, tabletas y otros dispositivos electrónicos. Ante la pregunta de si ha aumentado la obesidad entre los adolescentes desde la irrupción de los móviles, el catedrático no duda en contestar afirmativamente. «Desde mediados de los noventa, cuando los móviles ya los tenía todo el mundo, está creciendo la obesidad», concluye sin dudar.

Para Tur, este incremento del tejido adiposo en nuestros jóvenes obedece en primer lugar al sedentarismo impuesto por el uso de las «pantallas» y a una cada vez más deficiente dieta alimenticia.

El problema es el 'fast'

El problema es el 'fast'«Cada vez consumimos menos alimentos que consigan saciarnos de manera rápida, hipocalóricos y ricos en vitaminas y minerales antioxidantes. El problema de la fast food no es tanto el food como el fast. Un adolescente se come una hamburguesa de manera rápida y, como no le sacia, se pide otra. Porque la calidad de los alimentos no es mala; al fin y al cabo son carne con algo de vegetales y pan», explica.

También lamenta este catedrático de Fisiología que la obesidad y el sobrepeso se siga sin percibir por los padres como un problema. «Muchos siguen sin verlo como un problema, piensan que los kilos de más de sus hijos son signo de salud. Y cuanto menos formación tienen los padres, más es así. Los progenitores de mayor nivel sociocultural son más conscientes de los problemas futuros que pueden ocasionar a sus hijos unos kilos de más hoy».

La obesidad en la infancia puede ser la antesala de problemas de salud graves en el futuro, advierte el especialista a los padres que minimizan el problema. «Un niño obeso puede acabar desarrollando una diabetes, padecer enfermedades cardiovasculares como infartos del corazón o ictus y diversos tipos de cáncer como el de páncreas o de estómago. Hay un segmento muy importante de la población balear que padece de hígado graso no alcohólico. Es una consecuencia del sobrepeso y los malos hábitos alimenticios que no tiene cura más allá de un trasplante hepático. ¿Y sabes cómo se evita y se revierte? Siguiendo una dieta y haciendo ejercicio moderado de manera regular», subraya.

Aparte de la menor percepción del peligro entre las clases de menor nivel sociocultural, Tur admite que también pesa la cuestión económica. Alimentarse bien no es barato, los productos de calidad no lo son. Aunque aquí también pesan los hábitos sociales actuales, la falta de tiempo para cocinar. «Es cierto que el pescado fresco es caro, pero los congelados mantienen íntegras sus propiedades», recuerda.

Entre las soluciones que este catedrático aporta para evitar en la medida de lo posible el sobrepeso juvenil está, en primer lugar, que los padres sean conscientes del problema que puede suponerles a sus hijos mañana tener hoy unos kilos de más. Por ello les aconseja «ponerse en manos de los profesionales sanitarios en estos casos. Tanto del pediatra como de la enfermera. Ellos les orientaran mejor que nadie sobre cómo actuar. Porque aparte de los problemas de salud, un niño obeso o con sobrepeso puede acabar siendo objeto de bullying en su escuela, lo que también es un problema grave que se le podría evitar con una dieta y hábitos adecuados», puntualiza.

La clave está en alimentarse de manera saludable, fomentar la actividad física entre los jóvenes y restringir el uso de pantallas. «No digo que haya que eliminarlas, no podrás hacerlo porque sería como ir contra los tiempos. Además, su uso también les estimula la cognición, el cálculo?», concede.

«Hay que conseguir que nuestros hijos hagan al menos sesenta minutos al día de una actividad física vigorosa moderada. Apuntarles a alguna actividad escolar. Pero una que les guste, que les motive. Ya sea baloncesto, fútbol o baile», aporta soluciones a un problema que, sin ellas, puede ir a más.

Y la otra pata de la solución sería restringir a menos de dos horas diarias el uso de pantallas, incluida la televisión, tal y como recomienda la OMS, se arma con argumentos el catedrático.

Sobre la alimentación más habitual en esta comunidad, Tur señala que «globalmente seguimos la tendencia del país, pero vamos mejor. Consumimos carne en exceso y una cantidad excesiva de grasas. El 40% de las calorías de nuestra dieta proceden de grasas saturadas cuando lo aconsejable sería que no pasara del 35%. Además, siempre tenemos el aceite de oliva, que nos aporta una grasa monoinsaturada mucho más saludable», sugiere.

También se debería mejorar el consumo de frutas, verduras y legumbres: «Alimentos de proximidad, además, los tenemos aquí. Y pescado se sigue comiendo poco. Pese a que tenemos pescados baratos y de muy buena calidad», añade el experto en Fisiología.

Otro problema que ha detectado este catedrático es la falsa percepción que los propios jóvenes entrevistados tienen de sí mismos: «Ocho de cada diez opinan que tienen una actividad física adecuada cuando la realidad es que solo el 40% se mueve».

Escaleras antes que ascensor

Escaleras antes que ascensorPara acabar, se emplaza al investigador universitario a que sugiera unos «medidas realizables» a los progenitores con niños con sobrepeso a cargo. «Habría que seguir los controles pediátricos. Ponerse, como ya he dicho antes, en manos de sus pediatras o de sus enfermeras. Que estén atentos a un cambio en el peso de sus hijos y, si se produce, que consulten y pidan ayuda», comienza. En este inicio de curso escolar, recomienda ir a la escuela andando antes que en coche y subir por las escaleras antes que coger el ascensor. Y proponerles actividades físicas que les motiven.

«En definitiva, no hay que ponerse grandes metas, hay que marcarse objetivos alcanzables con tus posibilidades. Y vigilar la ansiedad del niño al comer, que no lo haga compulsivamente», concluye el catedrático recordando que, además de los problemas de salud, un niño obeso o con exceso de kilos puede ser objeto de las burlas y el escarnio por parte de sus compañeros.