Durante agosto, en plena temporada, 1.455 trabajadores fueron contratados en las Pitiusas para desempeñar empleos como fijos discontinuos. Se trata de un 22,6% más que en ese mismo periodo del año pasado, además de tratarse de la cifra más alta registrada durante ese mes de toda la serie histórica.

No se puede considerar un hecho pasajero ni atribuible, exclusivamente, a que es el mes de mayor actividad turística, sino que se trata de una tendencia que se viene observando desde hace cinco años. Así, en lo que va de año ya se han dado de alta 10.745 contrataciones de ese tipo, un 8% más que de enero a agosto de 2018.

Ese porcentaje asciende al 27,1% si se compara la cifra de la actual temporada con la de 2017, cuando en los ocho primeros meses del año se contabilizaron 8.449 contratos fijos discontinuos. Es decir, en 2019 ya se han firmado una cuarta parte más de empleos fijos discontinuos que entonces. Respecto a 2016 (cuando se registraron 6.034), en la actualidad ya hay un 78% más de fijos discontinuos. Si se compara la cifra actual con la del año 2015 (cuando hubo 4.217 contratos indefinidos de ese tipo), ya hay un 154,8% más. Y en relación al año 2014, un 171% más.

Escasa oferta

Para Llorenç Pou Garcias, director general de Modelo Económico y Ocupación del Govern balear, son diversos los motivos que explican el incremento tan sustancial que se ha experimentado en la contratación de fijos discontinuos durante el último lustro. Uno de los principales es la campaña contra la precariedad laboral emprendida en cuanto, en 2015, el socialista Iago Negueruela asumió las riendas de la conselleria de Trabajo. Ante el temor a ser sancionados (o una vez se detectaron los fraudes laborales), muchos empresarios se vieron abocados a jugar limpio y sustituir a los numerosos falsos temporales de sus plantillas por indefinidos, en la mayoría de los casos, fijos discontinuos.

Pero al éxito de esa campaña, Pou añade que, ahora, los empresarios pitiusos han «apostado por la calidad» laboral y por «fidelizar» a sus plantillas, algo que se «valora» desde el Govern. Eso sí, muchos lo han hecho porque no tenían más remedio, porque escasea la man0 de obra en estas islas, sobre todo debido a la falta de vivienda a precios razonables: «Hay más demanda de empleados, que es muy alta en Ibiza, que oferta», subraya Pou. La seguridad de un trabajo fijo es una de las zanahorias con las que las empresas tientan a los trabajadores cualificados. Hay otras formas menos sutiles de hacerlo, como a golpe de talonario... a costa de la estabilidad de las plantillas de otros negocios.

Cambiar el paradigma

Llorenç Pou considera que el mercado laboral pitiuso es un ejemplo de que se puede «cambiar el paradigma» del crecimiento laboral. En España, lo habitual es que cuando se acelera el motor de la economía, se multipliquen las contrataciones temporales. Pero el director general balear de Modelo Económico y Ocupación cree que la política desarrollada por el Govern en los últimos años demuestra que «había un margen de mejora» en ese sentido, que en el caso balear, especialmente en el pitiuso, se ha concretado en «más calidad en el empleo» al lograr convertir en indefinidos puestos que hasta entonces eran temporales.

Mengua la precariedad

Precisamente, y como si se trataran de vasos comunicantes, se ha producido una reducción sustancial de las contrataciones más precarias, las que se hacen por menos de un mes de duración. En agosto hubo 1.410 de ese tipo, un 38,4% menos que en ese mismo periodo de 2018.

Ese descenso se aprecia también en el acumulado del actual ejercicio, en el que se han firmado 8.143 trabajos por menos de cuatro semanas, lo que supone un descenso del 9,6% respecto a 2018. Si se compara con lo sucedido de enero a agosto de 2017, la reducción experimentada es más espectacular, del 20,7%, ya que en aquel año (el boom de los contratos por menos de 30 días) se llegaron a registrar 10.329 contratos en los ocho primeros meses del año.