Esta vez Ibiza y Formentera han tenido suerte. El fenómeno meteorológico antes conocido como gota fría y ahora ya popularizado como DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) descargó una gran cantidad de agua y el viento sopló con fuerza, pero no causó daños graves más allá de las inundaciones habituales. Las hubo sobre todo en Vila, como siempre, y en la doble vía del aeropuerto a la altura del túnel situado junto al vial de acceso a Sant Jordi, como también es habitual. Muy poca cosa en comparación con los terribles efectos de las tormentas en el sureste peninsular y también, aunque en menor grado, en Mallorca, donde aún permanece muy vivo el recuerdo de la terrible tormenta que dejó trece fallecidos en octubre del año pasado.

Esta vez, entre el jueves y el viernes, cinco personas han fallecido a causa de la fuerza del agua, dos en Albacete, una en Almería, otra en Granada y otra en Alicante, y varios han tenido que salir de sus hogares inundados.

Imágenes del temporal.

El última coletazo, contra Vila

VilaIbiza y Formentera no han sufrido demasiado. Los torrentes no ha llegado desbordarse, al menos con consecuencias importantes, y las viviendas levantadas cerca de los cauces o en el interior de los mismos han librado, por esta vez.

Eso sí, el último coletazo de la DANA, el viernes por la tarde, se cebó con Vila, que vio en tan sólo media hora cómo caían hasta 35 litros por metro cuadrado, más que suficiente para inundar la ciudad. Anoche los bomberos tuvieron que achicar agua en varios garajes de Vila y también tuvieron que acudir a ayudar a varias personas cuyos vehículos quedaron atrapados en los torrentes de Cala Vedella y en una zona cercana a Ca na Negreta. Finalmente, todos ellos pudieron salir de los coches por su propio pie.

A la misma hora que la lluvia descargaba sobre Vila, la única pista del aeropuerto de es Codolar también sufrió las consecuencias del final de la gota fría, en este caso por la fuerza del viento. Entre las 19,45 y las 21 horas ningún avión pudo aterrizar en Ibiza, aunque sí despegar. Esto ocasionó retrasos en el tráfico aéreo, pero según informó ayer Aena sólo se produjeron dos desvíos, un vuelo procedente de Zurich y otro de Amsterdam. Ambos tuvieron que ser desviados al aeropuerto de Son Sant Joan, en Mallorca, y después despegaron de nuevo con destino a Eivissa.

Algunos de los efectos más importantes en Ibiza se produjeron en el municipio de Sant Josep. Si en diciembre de 2016 la lluvia causó deslaves y desprendimientos de grandes piedras en tres kilómetros de carretera en la zona de es Cubells, esta vez los problemas han sido en es Bol Nou. En total, la Policía Local de Sant Josep atendió 32 incidencias relacionadas con la lluvia, informó ayer el Ayuntamiento.

Visitas al acantilado

Ayer por la mañana el lugar aún continuaba precintado con el fin de evitar accidentes. Decenas de personas se acercaron para ver la nueva imagen de este emblemático acantilado de tierra rojiza.

Según la página web de Aemet, el medidor que mayor cantidad de agua registró en un sólo día fue el de Sant Joan, donde el jueves se midieron cerca de 82 litros por metro cuadrado a lo largo de toda la jornada. Ese mismo día en el aeropuerto de Ibiza se contaron 74 litros, más de la mitad de los cuales cayeron entre las seis de la mañana y las doce del mediodía. También el jueves se midieron en la zona de Sant Antoni 56 litros por metro cuadrado. En general, en los tres días y medio que duró la gota fría -de miércoles a viernes-, la lluvia afectó mucho más a Eivissa que a Formentera. El jueves, el día que más llovió, se registraron 15,5 litros por metro cuadrado, y doce al día siguiente. El primer día de lluvia, el miércoles se contaron once litros.

El viento sí causó problemas en el mar pitiuso, aunque nunca sopló con tanta fuerza como para tener que cerrar los puertos. No obstante, ya el martes por la tarde un velero acabó embarrancado en la zona de sa Sequi, en Formentera, y otro en la escollera de Sant Antoni. El jueves y el viernes continuaron los problemas con embarcaciones fondeadas que acabaron estrelladas contra la costa. Así ocurrió en Talamanca, Santa Eulària y Sant Antoni.

Nadie resultó herido y, al parecer, ninguna de las embarcaciones afectadas por el temporal generó vertidos de hidrocarburos, al menos de consideración.