Lo único bueno que tienen las fronteras son los pasos clandestinos (Manuel Rivas).

Pese a que Ibiza se divide en cinco municipios, todos bañados por el mar, solo existen dos playas fronterizas, atravesadas de lleno por la línea invisible que definen los mapas. El resto de divisiones, al contrario, se dirimen en los acantilados de Cap Martinet, Cala de Sant Vicent y Cap Rubió. En la costa este de la isla, Platja d'en Bossa ejerce de límite entre Sant Josep e Ibiza. Resulta comprensible, pues se trata de una playa extraordinariamente extensa para las reducidas dimensiones pitiusas. Su orilla, de casi tres kilómetros, arranca en las afueras de la ciudad y alcanza los límites del Parque Natural de Ses Salines.

Sin embargo, el papel de linde que desempeña la playa des Pouet, en la bahía de Portmany, en el lado oeste, resulta mucho más llamativo. Su escueta orilla, de poco más de un centenar de metros, permite al bañista inconsciente zambullirse con un pie en el municipio de Sant Antoni y otro en el de Sant Josep de sa Talaia.

En plena canícula, cuando la playa aguarda atestada de sonrosados turistas, en buena parte alojados en los hoteles de los alrededores, cuesta imaginar la playa de es Pouet de antaño, cuando aún no la ocupaban docenas de viajeros tumbados sobre hamacas ni la rodeaba una urbanización de hoteles y apartamentos. Tan solo campos sembrados, alguna casa payesa aquí y allá, y pequeños senderos y caminos de carro que desembocaban en el molino de sa Punta, a la derecha de la cala. Aunque en el pueblo existían otros dos, los campesinos de los alrededores lo consideraban el mejor de todos, por la calidad de sus muelas.

Harina y pienso

Hasta aquí, procedentes de Sant Agustí e incluso Sant Josep, los labriegos trajinaban sacos de trigo, cebada, avena, habas y guisantes secos, para convertirlos en harina y pienso para los animales. No era la única actividad que se desarrollaba junto a la orilla de es Pouet. En el lugar donde hoy se asienta el hotel Hawai, a continuación de la finca del viejo molino, existía un pino enorme, conocido como Pi des Molí, cuya sombra daba cobijo a todo el vecindario para celebrar la festividad de Sant Cristòfol, el 10 de julio.

Al lado del árbol se erguía una sencilla nave, utilizada como almacén para acumular madera de pino, corteza y carbón que se producía en los alrededores. Cuando ya se disponía de suficiente material, los barcos madereros llegaban a es Pouet, cargaban el género y ponían rumbo a Cartagena o la costa de Levante.

En el extremo derecho, prácticamente bañado por el mar debido a la erosión sufrida por la orilla en los últimos años, existe un pozo que proporciona el topónimo a la playa. Pouet significa pozo pequeño y, antiguamente, era de agua dulce. Hasta aquí llegaban con jarras vecinos de toda la zona para aprovisionarse cuando sus cisternas, que recogían el agua de lluvia de los tejados, quedaban secos. Incluso los propios madereros lo aprovechaban para llenar sus barricas para la travesía.

A corta distancia, en el saliente rocoso donde se asienta el molino, existía también un manantial que vertía directamente en el mar, generando balsas de agua dulce. La veta, según parece, era la misma que alimentaba el pozo.

Hoy ya no queda rastro de aquel bucólico es Pouet, como ocurre con buena parte del territorio de Ibiza. Aun así, cabe aproximarse al modesto pozo, acariciar la piedra desgastada de sus muros y escuchar el vaivén de la corriente para rememorar aquella Ibiza tan inocente como asombrosa.

Dos orillas separadas por un muelle

Es Pouet y es Pouetó conforman las dos orillas que posee la playa. Están separadas por un entrante de roca, donde se asienta un chiringuito de toda la vida y un muelle, desde el que parten pequeñas embarcaciones que alquilan los turistas. La frontera entre los dos municipios transcurre casi al lado y en ella confluían también las véndes de es Bernats, en el lado de Sant Antoni, y Deçà Torrent, en el de Sant Josep. Como casi toda esta zona, se disfruta más paseándola en invierno, con la playa vacía y la orilla sembrada con montones de posidonia que los temporales han arrancado al mar.

Xescu Prats es cofundador de www.ibiza5sentidos.es, portal que recopila los rincones de la isla más auténticos, vinculados al pasado y la tradición de Ibiza.