El primer ministro británico Boris Johnson no ha parado de dar pasos arriesgados desde su nombramiento hace pocas semanas. Uno de los últimos ha sido la suspensión del Parlamento en medio de un discurso en el que insiste en dejar la Unión Europea (UE) sea como sea, acercándose cada vez más a una salida sin acuerdo, el llamado brexit duro.

Se reúnen tres británicos y dos irlandeses. Por un lado, Brian y Diana Whetton, procedentes de Lincolnshire y que viven desde hace 22 años en Cala Llonga, y Robert Morris, natural de Birmingham, y residente también desde hace 22 años en Cala Llonga. Por otro, acuden Berno Kyberd, de Dublín, y Ger Sweeney, de Kerry, que también llevan más de 20 años en la isla. Los cinco se sientan a hablar en una sala cedida por el hotel Royal Plaza, sobre las consecuencias que tendría para ellos y sus familias un brexit duro.

El primer tema sobre la mesa es la revolucionada situación política en Gran Bretaña, en la que el bravucón Boris Johnson no hace sino perder apoyos en su propio partido y que, a pesar de suspender el Parlamento, ha conseguido que le veten un brexit sin acuerdo y le rechacen, de momento, la convocatoria de elecciones anticipadas.

La suspensión del Parlamento suscita el primer diálogo entre Bob Morris (BM) y Berno Kyberd (BK).

-BM: Bueno, en realidad esto se hace casi cada año.

-BK: Si, Bob, pero cómo pueden irse de vacaciones con un tema tan importante sobre la mesa.

-BM: Si es importante, estoy de acuerdo.

-BK:... Quiero decir, lo último que haces es suspender el Parlamento.

-BM: Lo ha suspendido tres días.

-BK: No importa por cuánto tiempo.

Incertidumbre. Los tres británicos presentes son partidarios de que Reino Unido no se vaya de la UE. Y tanto ellos como los dos irlandeses coinciden en que la incertidumbre sobre lo que pasará es el principal problema. Esta falta de certezas empieza por la actual situación política en Gran Bretaña.

Ante unas elecciones que finalmente no llegarán antes de noviembre Brian Whetton apunta: «Cuando estuvimos en Inglaterra hace poco, nuestro yerno se metía en política local y le ayudamos yendo puerta por puerta diciendo: voten por este chico, que va a hacer esto y aquello... Como era su primera vez, le dieron una zona muy difícil que ha sido laborista durante 20 años. La principal pregunta de la gente era: ¿Por qué estamos todavía en Europa? Vámonos, salgamos, da igual lo que pase, salgamos... Él estaba en esa lucha y al final ganó al laborista».

Por su parte, Bob Morris aclara: «En esencia, la incertidumbre es la principal cuestión. Yo no tengo claro cuál será mi relación con Reino Unido, con España el 1 de noviembre. No tengo ni idea. Soy propietario de una casa aquí, no sé cuáles serán las restricciones o mis derechos respecto a eso, la libertad de movimiento... ¿Qué pasará? Hablamos de ocho semanas... Cuando iba a haber un acuerdo, una de las cosas que se acordaron fue que habría un proceso sencillo, con un cuestionario de no más de ocho preguntas, para regularizar los derechos de los ciudadanos de la UE en Gran Bretaña y los de los de Gran Bretaña en países de la UE. Creo que eso seguirá siendo así».

Por supuesto, uno de los temas sobre los que la incertidumbre es más preocupante es la cobertura sanitaria. «Esa es mi mayor preocupación, porque tengo cáncer. No tengo seguro privado. Me preocupa si seguiré teniendo derecho a la sanidad española», explica Morris.

Los efectos inmediatos. Uno de los efectos inmediatos a un brexit duro en Europa y, por tanto, Eivissa será la devaluación de la libra y una posible desaceleración de la economía británica. «Esa es una de las cosas que más me afectan y que afectará a cualquiera aquí que reciba dinero del Reino Unido. El valor de la libra. Ya está pasando, con la pensión del Reino Unido. Ya hemos perdido el 30% de nuestros ingresos, desde hace tres años, pero en junio 1.000 libras eran 1.306 euros, ahora son 1.100. Y el problema es que todo el mundo tendrá menos dinero para gastar. Subirá el coste de las vacaciones, el coste de vivir aquí para nosotros y los turistas será astronómico. ¿Cuánto cuesta un gin tonic? 4,50 euros, eso eran tres libras. Ahora son 4,50 libras por lo mismo. Y la gente me comenta que los bares se llenan pero no gastan. Consumen menos que antes», explica Whetton.

Falta de información. Otra fuente de desesperación para los residentes británicos es la falta de información que se deriva directamente de la incertidumbre sobre si habrá o no acuerdo. En este sentido, Ger Sweeney, que es irlandés pero trabaja con clientela británica que viene de vacaciones explica: «Si vienes de vacaciones desde Reino Unido, estás cubierto por la tarjeta sanitaria europea, eso ya no sé si funcionará, simplemente porque es un acuerdo europeo. Así que cuando vayas de viaje tendrás que contratar un seguro adicional, que supone un gasto adicional, especialmente si vas en un viaje no organizado, lo que es habitual. Así que tendrás que tener un seguro privado para viajar a cualquier lugar de Europa. Eso tendrá un impacto».

Y entonces se suscita otro diálogo entre Brian Whetton, Berno Kyberd y Bob Morris.

-BW: Nosotros hemos ido a Grecia y como somos pensionistas, tuvimos que sacarnos la tarjeta en Reino Unido. La podemos usar allí pero no aquí. Pero si volviese a Grecia podría usarla.

-BK: Puedes usar la española.

-BW: No puedo tener una española. Las reglas cambiaron hace unos años. No puedo tener una española porque soy pensionista. Tuve una española pero a los 65 tuve que sacarme la británica.

-BM: La tarjeta europea es solo para atención inmediata. No para fisioterapia, o para chequeos...

-BW: No, solo para urgencias. Mucha gente abusa de ellas.

Y entonces Sweeney alude a otro tema muy relacionado con el anterior, las pensiones: «Si has trabajado durante 10 años aquí y has pagado tu Seguridad Social y luego vuelves a Gran Bretaña. Lo que has pagado aquí se incluye allí para calcular tu pensión, pero si vas fuera de la UE no es así». Tras lo que llega otro diálogo entre los tres de antes.

-BW: Otra cosa es que mientras estamos en la UE, con la pensión obtenemos el incremento anual, que no tendremos si salimos.

-BK: ¿Pero del gobierno?

-BW: Además de la pensión de la empresa, tenemos la pensión pública. Y nos suben cada año por el incremento del coste de la vida, pero es un acuerdo europeo, así que eso podría parar. Lo que, otra vez, afecta a la vida diaria de la gente.

-BM: De nuevo, la palabra es podría. No sabemos.

-BW: No. La incertidumbre es lo que da miedo.

-BM: Es horrible.

El referéndum y los políticos. En este momento, Whetton decide explicar lo que a su juicio fueron las motivaciones de la consulta de 2016: «El referéndum se dirimió en dos temas. Inmigración y sanidad pública. Todo lo del dinero enviado a la UE, es basura. El asunto de la inmigración, donde vive nuestra hija en Lincolnshire, los tres condados dependen completamente de los trabajadores del este de Europa que recolectan zanahorias, coles de Bruselas... y ahora se van porque no saben lo que les pasará. Así que si hasta ahora comprabas una zanahoria por una libra ahora serán dos».

Y de nuevo surge un diálogo espontáneo cuando se toca el asunto de las negociaciones políticas que tendrá que haber a posteriori aunque no haya acuerdo. El debate se desata entre Morris y Brian y Diana Whetton.

-BM: Creo que ahora hay más disgusto que nunca con los políticos.

-BW: Es horroroso.

-BK: ¿En Inglaterra?

-BM: Sí.

-BW: Es una falta de confianza.

-BM: Sí.

-BW: La gente no se cree una palabra de lo que dicen.

-BK: Pues eso no es bueno para la democracia.

-BW: Por eso la gente deja de ir a votar, aunque sea en las locales, donde la cosa va de limpiar la calles...

-DW: Nuestra ciudad en Lincolnshire es una ciudad pesquera. Y creo que muchos de los ciudadanos votaron para salir de la UE por los derechos de pesca.

-BM: Bueno, es una cuestión importante, porque si salimos, el 1 de noviembre, se reinstauran las aguas costeras británicas, que son 12 millas. Ningún pesquero europeo podrá entrar. Pero lo bueno para la UE, por la estupidez del gobierno británico, es que no tenemos una Armada, así que no podemos protegerlas.

-DW: Creo que la respuesta general es que no tenemos ni puñetera idea de lo que pasará.

El mayor miedo. Dentro de todos los temas que les preocupan, destacan varios como sus mayores miedos. «Mi mayor miedo es la devaluación de la libra por mis ingresos, pero también por la isla de Eivissa y otros sitios, porque si el turismo británico se hunde, entonces todos vamos a sufrir en la isla. Desde las discotecas al supermercado de la esquina», aclara Brian Whetton.

Berno Kyberd quiso, en cambio, dar un mensaje de esperanza: «Creo que es importante hacer llegar el mensaje a Gran Bretaña de que aquí quieren que sigan viniendo turistas. Hay preguntas pero la gente sigue siendo bienvenida».

Bob Morris por su parte destaca: «Yo vivo con una holandesa. Quizá en el futuro, yo necesite un visado para entrar en Holanda o ella uno para entrar en Gran Bretaña. Tengo una casa. ¿Cuál será mi relación futura con la autoridad local, Santa Eulària? ¿Cuál es su posición, si muero, sobre heredar propiedades? Podría empeorar todo, podría ser más restrictivo en el futuro. Y si empeora mucho, Europa podría estipular que la gente solo pueda venir seis meses. No pasará, pero podría pasar».

Diana Whetton va un poco más allá y se pregunta: «Y los impuestos sobre las herencias, o el patrimonio al no estar en la UE, ¿costarán más dinero? Por ejemplo, una tasa del 20% de transmisión patrimonial si estás en la UE y 50% si eres británico».

Otro aspecto es el de la seguridad y la situación legal de estos residentes. En ese sentido Morris pregunta: «España nos ofrecerá un documento de identidad. Hay mucha gente en la isla que no está oficialmente aquí. Incluso conducen coches con matrículas británicas. Para ellos puede ser un problema, porque si te paran y no tienen un documento de identidad, eres un extranjero».

La opción de volver. Ninguno tiene prisa, pero todos han pensado en la opción de volver a su país y en cuál sería la razón. Dos de ellos coinciden en que la cobertura sanitaria es clave. «Personalmente, dado que necesito hacerme varios chequeos de seguimiento [por el cáncer] y no estoy demasiado bien, si en el futuro se elimina el derecho que tengo ahora a la sanidad española, entonces creo que me plantearé seriamente volver al Reino Unido», explica Morris.

Y Brian Whetton se encuentra en una situación similar. «Tengo un problema [de salud]. Creo que el sistema sanitario español es absolutamente fantástico, todos los tratamientos que he recibido y atenciones han sido buenos y rápidos, pero si eso me lo quitan, si no puedo acceder a la cobertura sanitaria...», reflexiona.

Finalmente, Diana Whetton asegura que su «familia sería una razón para volver» a Gran Bretaña, «pero no el brexit» .