Las primeras tortugas procedentes de los desoves que se produjeron este verano en Ibiza empezaron a nacer ayer en la incubadora del Consorcio para la Recuperación de la Fauna de les Illes Balears (Cofib). Los técnicos de la conselleria de Medio Ambiente prevén que, en los próximos dos días, puedan eclosionar hasta 39 crías, que serán trasladados a centros de especializados.

El jefe de servicio de Protección de Especies, Iván Ramos, explicó que solamente ha podido salir adelante la puesta que se produjo en Platja d'en Bossa, donde una hembra de tortuga boba, Caretta caretta, depositó el 24 de julio 58 huevos en Platja d'en Bossa. Días después, otro ejemplar puso 102 huevos en es Cavallet, pero «posiblemente no fueron fertilizados en su momento», detalló Ramos.

«La máxima experta en tortugas marinas, la doctora Elena Abella, tomó unas muestras [de los huevos de es Cavallet] y dijo que, si habían empezado el desarrollo embrionario, cosa que no está clara, se había interrumpido el primer o segundo día con toda seguridad y por causas naturales», precisó el jefe de servicio de Protección de Especies.

Crecimiento en cautividad

Crecimiento en cautividad

Respecto a la puesta que tuvo lugar en Platja d'en Bossa, los técnicos de Medio Ambiente trasladaron el sábado los 39 huevos «viables» a la incubadora del Cofib en Ibiza, donde ayer por la mañana ya rompieron el cascarón las primeras cinco crías. «Hasta que pasen unos dos días, no sabemos cuantos podrán salir con éxito, pero confiamos en que sean todos».

A medida que vayan naciendo, se mantendrán en una situación controlada dentro de la incubadora, con temperatura y humedad adecuada. «Después deben estar cuatro o cinco días sin comer, obteniendo el alimento de su saco vitelino».

Una vez finalizado este periodo, se trasladarán las crías a centros de recuperación en el Oceanográfico de Valencia, el Laboratorio de Investigaciones Marinas y Acuicultura de Andratx y el Palma Aquarium. «La intención es que crezcan allí durante un año, hasta que lleguen, aproximadamente, a adquirir un peso de un kilo y 30 centímetros de longitud ya puedan sobrevivir en un medio natural», detalló Ramos.

Filopatría

Filopatría

Tras esta fase de cría en cautividad, las tortugas serán trasladadas al mismo punto donde fueron desovadas en Platja d'en Bossa. De esta manera, ellas mismas emprenderán el camino hasta el mar «e integrarán esta información para que, cuando sean adultos en edad reproductora, vuelvan aquí a poner los huevos».

«Es la filopatría, la querencia a volver a reproducirse en el mismo lugar donde nacieron, que las tortugas pueden hacer con una especie de brújula magnética en su cabeza que les orienta para volver», explicó Ramos.

Además de las dos puestas de este verano, se prevé que, a corto plazo, aumente la llegada de tortugas bobas a las playas de Ibiza «por el escenario que se está produciendo con el cambio climático, al igual que está empezando a ocurrir en la costa de Tarragona, Barcelona, Valencia o Almería», apuntó. De esta manera, Medio Ambiente está desarrollando «una serie de protocolos y de formación».

«En el caso de las Pitiusas, se está formando el CREM (Centro de Recuperación de Especies Marinas), los agentes y técnicos de medio ambiente y del Parque Natural de ses Salines», explico Ramos, que también quiso destacar la labor que han desarrollado el personal de estas entidades en todo el proceso que ha permitido el nacimiento de las crías de tortuga desde su desove. «El apoyo de la sociedad ibicenca y de todos los voluntarios que se han sacrificado en las guardias para vigilar los huevos también ha sido fundamental y nos hemos encontrado una implicación total», valoró Ramos.