En un complejo ejercicio de cartografía estelar, un equipo de científicos ha logrado el mapa tridimensional más completo de la Vía Láctea que se haya confeccionado hasta el momento. En la nueva carta astral, publicada en revistas como Science y Nature Astronomy, se ha incorporado el brillo de las estrellas variables denominadas cefeidas y se ha constatado que la galaxia no es plana, que está torcida y deformada en sus laterales como si dibujara una alargada S. Tal vez porque la fuerza de la gravedad se debilita lejos de las zonas internas.

El Centro Galáctico de la Vía Láctea, la galaxia espiral en la que se halla el Sistema Solar, puede contemplarse desde las Pitiusas durante todo el verano, e incluso hasta el mes de octubre, si se busca a la izquierda de Júpiter, uno de los cuerpos celestes más fáciles de identificar en los cielos estivales porque es la primera luz que parece encenderse en el firmamento al caer el sol (si se exceptuan, obviamente, los días de Luna).

Lejos estaban de imaginar la Vía Láctea como hoy nos la muestran los científicos que siglos atrás bautizaron al brazo visible de la galaxia como el camí de ses Ànimes, que es uno de los nombres con los que los ibicencos han conocido, desde tiempos inmemoriales, a este rastro de estrellas y polvo estelar que atraviesa el cielo nocturno, según se recoge en el libro 'Estels d'Eivissa. Noms popular d'estrelles, planetes i constel.lacions a les illes Pitiüses', que la Agrupació Astronòmica d'Eivissa editó hace tres años.

El viaje de las almas

El viaje que las almas emprenden tras la muerte y su relación con la estela brillante plagada de puntos luminosos que puede verse elevándose en la bóveda celeste es, curiosamente, un mito compartido por diversas culturas del mundo; si antiguamente, los campesinos ibicencos, y sin saber aún que estaban viendo una parte de nuestra galaxia, conocían a esta banda estrellada como el camí de ses Ànimes, diversas tribus indias de América del Norte la habían incorporado a su propia mitología para considerarla la senda que conducía a los espíritus hasta el país de los muertos. Los vikingos también creían que portaba a los difuntos al Valhalla.

Aún más sorprendente es la universalidad del segundo nombre con el que la cultura popular de las islas conocía la Vía Láctea, que es la versión catalana del camino de Santiago, el camí de Sant Jaume, un nombre que aún perdura. Así como también se ha perpetuado la falsa creencia de que el nombre se debe a que este recorrido de estrellas y gas interestelar guiaba en la noche a los peregrinos que realizaban el camino de Santiago.

Un camino que cambia en una noche

Lo cierto es, sin embargo, que la Vía Láctea cambia de posición con respecto a la Tierra a lo largo de todo el año e incluso en una sola noche, en la que puede verse el brazo de la galaxia aparecer por el horizonte, casi paralelo a él, para acabar levantándose perpendicular. Dificilmente, un camino que cambia de posición puede servir de guía. Por otro lado, también varía el tramo de la galaxia que puede verse en las distintas estaciones, aunque, contrariamente a lo que muchos creen, no es cierto que la Vía Láctea sólo sea visible durante los meses de verano. Durante el invierno, eso sí, el brazo de la galaxia que puede contemplarse es menos espectacular porque el denominado Centro Galáctico -la zona más brillante, a la altura en la que se encuentran Escorpión, Ofiuco y Sagitario- no es visible.

En realidad, la razón de que la Vía Láctea sea conocida como camino de Santiago se halla en el Códice Calixtino, donde se cuenta que el apóstol Santiago (sant Jaume en catalán) se apareció al rey Carlomagno durante tres noches seguidas y le dijo que siguiera aquel camino de estrellas para encontrar su tumba y liberar su tierra de infieles. Tal explicación también aparece en el libro 'Estels d'Eivissa', en el que se señala que «es coherente con el hecho de que el nombre camino de Santiago se emplee en diversos puntos del continente europeo, aunque sea obvio que la dirección a seguir para llegar a Santiago de Compostela desde cada uno de estos puntos debe ser diferente».

Espina dorsal de la noche

Y aún hay más referencias en la tradición cultural pitiusa para la espina dorsal de la noche, tal y como la denomina Carl Sagan en 'Cosmos' haciendo alusión a un mito del pueblo !Kung del desierto de Kalahari. Una de ellas es la adivinanza « quin és l'únic camí del món que mai ningú ha fonyat ni mai es veurà espanyat?». Y, finalmente, en un mito que recoge el libro citado y cuya información fue aportada «por una persona mayor originaria de Sant Josep», las nebulosas de la Vía Láctea se formaron con el polvo que levantaban los cascos del caballo del apóstol Santiago en su huida de los soldados del rey Herodes, que había ordenado su muerte (hechos narrados en la Biblia). Las herraduras, además, habrían sido colocadas al revés para confundir a los perseguidores. Este mito del polvo dejado atrás por el caballo tiene ciertas similitudes con las leyendas de otras culturas del mundo para las que el polvo o gas que parece humo se asemeja al rastro de un animal huyendo; para los cherokees era un perro que esparcía granos de maíz que se convertían en estrellas.

Todas las culturas antiguas que concibieron mitos para lo que veían en el cielo y elaboraron metáforas para intentar comprender lo que contemplaban estaban aún muy lejos de entender la verdadera naturaleza, forma y tamaño del camino de las almas. En cambio, podían apreciarla a simple vista de tal forma que en la actualidad no podemos alcanzar a imaginar, porque, paradójicamente, mientras más sabe el ser humano de la galaxia en la que se encuentra más se diluye ésta en el cielo nocturno por culpa de la creciente contaminación lumínica.