Con su primer tatuaje, a los 19 años, Unai Berbel ya decidió decorarse el pecho entero, con la cabeza de un lobo aullando y dos alas hasta los hombros. «Si estás dispuesto a hacerte algo que te llene, el dolor queda aparte. Esa es la gracia del tatuaje», explica este vocal de Ibiza Culture, la asociación que organiza la Ibiza Tattoo Convention. La segunda edición de este evento acaba de inaugurarse en el Hard Rock Hotel de Platja d'en Bossa y Belber ya prevé que, incluso, va a superar la respuesta del año pasado, cuando ya colmó todas las expectativas con cerca de 3.000 asistentes a lo largo del fin de semana.

«Nos superó hasta el punto de que no teníamos pulseras suficientes para las entradas y tuvimos que ir a buscar más», recuerda. Esta edición sigue contando con 50 estands y un total de 90 tatuadores de hasta diez países diferentes. «Hemos tenido que decir que no a mucha gente de nivel que quería participar por falta de espacio», destaca Berbel, de manera que la organización ya se plantea un crecimiento de cara al año que viene.

Premios a los mejores 'tattoos'

Premios a los mejores 'tattoos'

Al igual que el año pasado, la convención contará con un jurado que concederá cada día cinco premios al mejor tatuaje en otras tantas categorías en función del estilo, además de que se encargará de elegir el mejor trabajo participante al final de la feria. El autor de la que fue elegida como mejor obra en la primera edición, Dani Guirao, vuelve a Ibiza, después de un año viajando por todo el mundo, para exhibir su trabajo en la convención.

Guirao está decorando el muslo de Raquel Mira con una versión de Alicia en el País de las Maravillas, de estilo realista y cinematográfico como el que le convirtió en ganador el año pasado. El irlandés Charles Huurman también ha recibido el encargo de una obra realista de gran valor sentimental para Alexandra, que observa como el tatuador le va impregnando el muslo con vaselina antes de pasarle las agujas.

«Es mi perrita Reia, que murió la semana pasada», explica con nostalgia. Alexandra se hizo su primer tattoo diez años atrás, en la Universidad, y ha decorado su piel «muchísimas veces más» antes de rendir este homenaje a su querida mascota, de raza chow chow. Buena parte de los tatuadores ya tienen ocupada su agenda durante toda la feria con algún encargo de envergadura, como el que lleva a cabo Álvaro Culebras sobre la espalda de Valentina lópez.

Culebras acaba de empezar a perforar la piel con la máquina, pero ya se observa cómo es el dibujo que empieza a rellenar con tinta, después de transferirlo sobre el cuerpo de la chica. Se observa el esbozo de un rostro, dentro de un rosetón, que es idéntico al de Valentina. «Sí, me tatúo a la persona que más quiero», bromea.

Cremas y accesorios

Cremas y accesorios

Además de los artistas del tatuaje, la convención también cuenta con empresas que distribuyen material a los tatuadores. Es el caso de Delab Care, la farmacéutica madrileña que elabora cremas para proteger pieles tatuadas, como el Balm Tattoo. «Acelera la cicatrización, va más rápido que el Bepantol, que hace años era el producto habitual», explica Rafael Herráiz. Él también se considera «una víctima del tatuaje» y, con 15 años, ya se hizo el monstruo de la película Predator en la espalda, aunque años después lo tapó con dibujos de estilo japonés, al igual que el resto de su cuerpo.

Este año se estrena en la feria EZK8 Shop, la emblemática tienda de skateboard que ha ampliado su negocio. «Internet ha hecho mucho daño al comercio y había que actualizarnos, así que he montado con mis amigos tatuadores un espacio en la tienda», explica Joan Ferrer. En el mismo estand se encuentra Álvaro Barros, del estudio Secret Tattoo de Sant Antoni, aunque también es uno de los colaboradores de Ferrer en EZK8 Shop. Ambos coinciden en cuál es el tatuaje más estrambótico que han visto en su vida y que encargó un amigo común: un smiley, un rostro sonriendo, marcado sobre un escroto. «No lo hice yo, pero me tocó ayudar estirando la piel», bromea Barros.