La I Jornada Gestionando Familias, organizada con el patrocinio de la Policlínica Nuestra Señora del Rosario, superó ayer todas las expectativas y abarrotó por completo el Club Diario de Ibiza, tanto el auditorio, donde muchos padres y madres siguieron las conferencias de pie, como en el vestíbulo, convertido para la ocasión en un servicio de guardería con talleres para entretener a los pequeños. (Mira aquí las imágenes)

La psicóloga, psicoterapeuta y maestra Manuela López Serra centró su charla en la influencia de las redes sociales y de los dispositivos electrónicos en los niños y adolescentes. Bajo el título 'Entre likes, selfies y Whatsapp, consecuencia de una infancia conectada', López desgranó las claves para prevenir que las relaciones familiares o la educación de los hijos se vean afectadas por un mal uso de las nuevas tecnologías.

Partiendo de la premisa de que se trata de una realidad que ya forma parte de la vida cotidiana, López dejó claro que «no hay que dejar a los niños fuera del mundo de las nuevas tecnologías ni dejarlos a su merced, sino que hay que acompañarles». «No hay que darles la tablet, subrayó, a la vez que aconsejó que se fomente la práctica del deporte entre los niños y que los padres se sumen con ellos a los clubes deportivos.

El peligro del 'ciberbullying'

El peligro del 'ciberbullying'

López también aconsejó a los padres que presten atención a los síntomas que presentan los niños, como comportamientos que muestren ansiedad, miedo o depresión, ya que pueden ser una señal de que están sufriendo acoso. De hecho, el bullying, ya que al comunicarse a través de una pantalla, «hay menor sentimiento de culpa y el niño se siente más desinhibido a la hora de acosar».

Además, explicó que se están detectando casos de retraso en la adquisición del lenguaje por el uso de pantallas, así como que los adolescentes sufren problemas en sus primeras relaciones sexuales porque esperan que las chicas se comporten como en las películas pornográficas. De hecho, «los jóvenes de entre 12 y 17 años son los principales consumidores de porno», advirtió la psicóloga.

También dio un toque de atención por la sobreexposición que pueden acarrear las redes sociales, que llevan a no diferenciar ni poner límites a la esfera pública y la privada, así como a hacer depender la autoestima «de los likes y followers que se consiguen en internet». «Se busca mostrar todo de manera urgente, no hay espera ni reflexión», advirtió.

«Las redes sociales están creando una imagen de la vida maravillosa, que nos aleja de las frustraciones diarias, y hace estar a los jóvenes conectados permanentemente, provocando una hiperactividad constante». La psicóloga también alertó del riesgo de querer «patologizar cualquier comportamiento de los niños, que hace que comportamientos normales, como ser un niño movido, se catalogue como ser hiperactivo y condicione negativamente nuestra percepción hacia ellos».Decir más «te quiero»

Decir más «te quiero»

Por su parte, la pedagoga y directora del Centro de Estudio y Prevención de Conductas Adictivas del Consell de Ibiza (Cepca), Belén Alvite, centró su conferencia en la necesidad de introducir la inteligencia emocional en las relaciones familiares. Alvite empezó su charla, 'Tendiendo puentes', recordando que «antes no se hablaba de las emociones» y admitiendo que todavía le cuesta mirar a su padre a la cara «para decirle te quiero», una apreciación con la que coincidió todo el auditorio. «En cambio no me pasa con mis hijos», subrayó.

Adolescentes hasta los 31

Adolescentes hasta los 31

«Todos queremos la felicidad para nuestros hijos, pero debemos darnos cuenta de que no se la vamos a dar y que tiene que ser una obra suya». «Aunque sí que podemos facilitarles las herramientas para que lo sean», apuntó Alvite, que añadió que, en la actualidad, se peca de ser demasiado sobreprotector con los niños -«padres helicópteros o quitanieves»-, hasta el punto de que los últimos estudios revelan que la adolescencia se prolonga, incluso, hasta los 31 años.

«Hiperexponemos a nuestros niños y provocamos que empiecen antes la adolescencia, pero también provocamos que vayan madurando de manera más lenta», explicó. Así, la directora del Cepca incidió en que se fomente a los niños aprender a adquirir responsabilidad, autoconcepto, tolerancia a la frustración, optimismo, autonomía, capacidad para resolver conflictos y habilidades para relacionarse. Además, destacó que «todas las emociones son necesarias, también la tristeza, el miedo y el enfado» y que hay que abordarlas desde la empatía, no desde la sobreprotección. «Solo cuando estamos tristes conectamos con nosotros, porque la alegría nos da un subidón que no nos permite reflexionar», explicó.

«El enemigo en casa»

«El enemigo en casa»

Alvite también centró buena parte de su charla, la que más risas levantó entre el público, en dar consejos para comunicarse con un hijo adolescente, «esa persona que te mira siempre con cara de asco». «Hay que pasar de lado y mirar a otro lado», aconsejó en lugar de buscar el enfrentamiento, a la vez que incidió en que «hay que dejar que se equivoquen y que aprendan de sus errores».

«Hay una regla de oro con los hijos y es que les habléis como os gustaría que les hablaran las demás personas», sentenció la directora del Cepca.