«¡Hemos hecho historia!». La afirmación de Milagros Carreño, portavoz de las camareras de piso de Ibiza, suena en el paseo de Vara de Rey, destino final de la manifestación con la que ayer este colectivo dio por concluido el fin de semana de huelga. El primero en la historia de las kellys en España.

«Durante 48 horas muchas de nuestras compañeras han decidido no ir a su trabajo para demostrar que ¡ya basta! que prou! No podemos más con la carga de trabajo que nos imponen», continúa Carreño el manifiesto, que lee ante alrededor de 600 personas, las mismas que la han acompañado por las principales calles de Ibiza en un recorrido ruidoso, reivindicativo y algo festivo tras la segunda jornada de paro, que secundó el 33% de las trabajadoras llamadas a la huelga, según explicó Rafa Sánchez, secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), el único sindicato que ha apoyado el paro.

'No somos robots, somos humanas', 'Manos arriba, esto es un contrato' o ' Heu rebentat les nostres mares, estau rebentant les nostres germanes' se lee en los carteles que los manifestantes, kellys y allegados en su mayoría, aunque también representantes de los partidos progresistas, que siguen desde las últimas filas la animada marcha. «¿Qué habrá pasao? ¿Qué habrá pasao? Que todas las kellys nos hemos juntao», cantan durante buena parte del recorrido, a lo largo del cual se desgañitan con otras consignas: «¡Kellys, a la lucha, que somos muchas!», «¡Los mirones, bajad de los balcones!», «¡Basta ya de tanta explotación!».

La manifestación, que captan con sus cámaras y móviles todos los turistas con los que se cruzan, se detiene en la esquina del Conservatorio. Caras, carteles y pancartas se giran hacia la puerta de la sede de Fomento del Turismo, a quien toman como símbolo de la patronal y dirigen sus consignas más duras. «¡Nos estáis explotando!», grita la portavoz de las camareras de piso, que continúa: «¡Nuestra salud no tiene precio!». Antes de continuar hasta Vara de Rey, donde decenas de personas se suman a la marcha, las manifestantes responden a la Federación Hotelera de Eivissa y Formentera, que ni siquiera ha contabilizado aún el seguimiento de la huelga: «Esto es una huelga, ustedes no quieren verlo, pero es lo que hay».

Ya en el paseo, las camareras de piso de Ibiza aprovechan el manifiesto para pedir cuentas. A los «agentes sociales y económicos» de la isla y al Govern balear por el resultado «desolador» de las reuniones que mantuvieron meses antes de la convocatoria de huelga. A los sindicatos mayoritarios, con los que están «absolutamente decepcionadas» por no apoyar la movilización: «Es muy triste ver cómo después de años abanderando la defensa a ultranza de nuestras causas no hayan estado a nuestro lado esta vez, cuando siguen reclamando a nivel estatal lo mismo que nosotras pedimos». A la patronal, a la que acusaron de «pasar olímpicamente» de ellas: «Seguirán llenándose sus bolsillos a costa de nuestro trabajo, de nuestro esfuerzo y de nuestra salud».

«No han hecho nada»

Tampoco se olvidan, a la hora de rendir cuentas, de los políticos: «No han hecho nada después de muchas promesas durante estos años. Los incumplimientos son flagrantes y lo realizado totalmente insuficiente». En este sentido, recuerdan al Govern balear que el Parlament aprobó en mayo de 2016, entre otras cosas, «establecer un límite de la carga laboral» de las camareras de piso para que su trabajo no dañe su salud. También que en octubre de 2017 se acordó realizar un estudio de ergonomía y «mejorar el circuito para la detección y reconocimiento de las enfermedades laborales». Las camareras de piso son contundentes: sólo con el cumplimiento de estos dos acuerdos cambiaría su día a día. «Pero no se ha hecho nada», denuncia Carreño, jaleada con cariño por sus compañeras, que sigue: «Cada día nos tenemos que dopar porque ni nuestro cuerpo ni el estrés al que estamos sometidas nos permiten realizar nuestras tareas como tocaría. ¿Cuánto vale nuestra salud? ¡No tiene precio!».

Las camareras de piso enumeran sus reivindicaciones: que se cumpla la ley, reducir la carga de trabajo «a partir de una ampliación de plantilla», un estudio «independiente» que valore los riesgos laborales «reales», que enfermedades crónicas psicosociales y físicas «se reconozcan como enfermedades derivadas del puesto de trabajo», que se reconozca que éste es de riesgo para que tengan derecho a una jubilación anticipada y, por último, que se realicen más inspecciones de trabajo. «Actualmente sólo se llevan a cabo en el 4,5% de hoteles de las Pitiusas», denuncia la portavoz del colectivo antes de concluir afirmando que son «más fuertes que hace un año» y que a partir de hoy lo serán «aún más».

«La lucha obrera se escribe con nombre de mujer», apunta Sánchez una vez acabada la movilización, en la que también se lee el manifiesto de apoyo que los colectivos feministas hicieron público hace unos días y que señala que, tras sus duras jornadas laborales lo que reciben estas profesionales no es un sueldo digno sino dolencias crónicas.

Carreño afirma estar «feliz» y, sobre todo, «orgullosa». La portavoz dedica unas palabras al presidente del Consell, Vicent Marí, al que le dice que si cree que la huelga perjudica al turismo, que tenga en cuenta que ellas llevan «30 años perjudicadas». También le deja un mensaje a los hoteleros, a los que les recomienda que vayan acostumbrándose a las huelgas, ya que si de cara a la próxima temporada sus condiciones de trabajo no mejoran, lo tienen muy claro. Volverán a la carga.