El Grup d'Estudis de sa Naturalesa (GEN) emprendió una campaña para exigir la demolición de todas las estructuras ilegales que se levantaban en ses Salines, como el Toromar, donde realizaron una gran pintada en su muro. El acto acabó en una discusión con el propietario de la instalación en la que intervino la Guardia Civil y ambas partes se denunciaron. El entonces presidente del GEN, Marià Marí, también propuso que se demolieran el muro construido por Salinera junto a la montaña de sal y el armazón de una vivienda de es Cavallet.

La isla sufría por entonces «la segunda gran sequía» desde el año 1961. Sólo se tenían datos de una peor, la de 1983. Desde enero sólo se habían recogido 64,3 litros por metro cuadrado, precipitaciones que eran un 70% inferiores a los 210 litros que, como promedio, solían registrarse otros años. Debido a esa escasez de agua, se había perdido ya casi el 70% de la cosecha de cereales.

Y proseguía la guerra de las navieras, de la que al menos se beneficiaban los usuarios. Flebasa volvía a bajar de golpe los precios de los billetes en la tercera semana de agosto: el viaje a Formentera sólo costaba 500 pesetas, un 37,5% menos que hasta entonces. Trasmapi, para no perder mercado, comenzó a cobrar 1.150 pesetas por los tiques de ida y vuelta, pero para un solo sentido aún había que abonar 800 pesetas. Aquella batalla que libraban las compañías por hacerse un hueco en es Freus ya había reducido los precios de los viajes un 69% en sólo dos años.

50 años

Escasez de personal. Como el día de la marmota: el 19 de agosto de 1969 Diario de Ibiza advirtió de que la hostelería ibicenca padecía «un grave problema», el derivado de «la escasez de personal, agravado en este mes punta de agosto». ¿Y qué solución proponía? Pues la misma que, desde hace 50 años, no hay manera de que se ponga en marcha: «La fundación en nuestra isla de un hotel escuela», que al mismo tiempo funcionaría como alojamiento turístico y como escuela de hostelería. También hacía referencia el periódico a que debería negociarse entre los hoteleros «un pacto de honor para no interferirse en las plantillas ajenas». Es decir, ya entonces pasaba lo mismo que ahora: a falta de camareros o cocineros, se fichaba a los de la competencia a golpe de talonario.

Y el problema tenía visos de ir a peor: se esperaba la apertura de otros 18 nuevos hoteles en el año 1970, que necesitarían más personal. De esos nuevos establecimientos, uno se construiría en Formentera, en es Migjorn.

75 años

El Ayuntamiento no se muda a la Marina. En una época en la que el periódico parecía la gacetilla propagandística de Falange y, al mismo tiempo, la hoja parroquial, amén de que el grueso de las noticias se referían a la Segunda Guerra Mundial, se publicó el 24 de agosto de 1944 una columna en la que la redacción defendía que no se cambiara la sede del Ayuntamiento: «Debe seguir donde se halla, en su casa propia de la Ciudad alta. Este fue su nativo vecindario», subrayaba aquel artículo, que parecía la respuesta a algún comentario hecho, probablemente, en la calle (los mentideros), pues no se especificaba el motivo y sólo se dirigía a «Vd., señor». ¿Y adónde se proponían ubicarlo?: «No vemos razón suficiente para la pretendida mudanza a la Marina, defendida de vez en cuando por algunos, al parecer con toda seriedad». «¿Que su actual domicilio resulta hoy excéntrico? Pues no se les ha ocurrido el mismo inconveniente en Palma y en Barcelona, por ejemplo, donde cabría hablar realmente de excentricidad, ilusoria en nuestra urbe, de extensión tan reducida», añadía Es Diari. «¿Que es penosa la subida? No tanto -justificaba-, que no se halla el Ayuntamiento en la cumbre. Y tal flojedad de piernas no es achaque general».

100 años

Más emigrantes. Proseguía la emigración hacia América. Es Diari anunciaba aquella tercera semana de agosto de 1919 otro viaje que el 10 de septiembre haría el ‘Roger de Llúria’ hacia La Habana, con salida desde Barcelona. El periódico se hacía eco, de nuevo, de lo que veía en las calles: decenas de jóvenes se iban en busca de un futuro mejor. Aquí se seguían comunicando las ordenanzas mediante pregón: el 19 de agosto, por ejemplo, el que obligó a los comerciantes a presentar una declaración jurada de las existencias que poseían.