Las vallas publicitarias siguen propagándose sin control en el suelo rústico de la isla de Ibiza ante la pasividad de las instituciones responsables. Según un cómputo efectuado por este diario en los últimos días en las principales vías ibicencas, a día de hoy hay instaladas 270 vallas en las carreteras de Ibiza a Sant Antoni, de Ibiza al aeropuerto, el primero y segundo cinturones de ronda y la carretera de Santa Eulària. Esto representa un aumento considerable respecto a las 171 que había instaladas hace 17 años, según figura en un estudio que realizó en 2002 el Grup d'Estudis de la Naturalesa (GEN) sobre el particular y donde se detallaba el número de paneles carretera por carretera. (Mira aquí las fotos de las vallas que pueblan la isla)

Comparando los datos de aquél informe -que fue entregado al Consell para que impulsara la retirada de estos paneles-, con la realidad existente actualmente, se aprecia que las dos vías donde más ha aumentado el número de vallas son la autovía del aeropuerto y la de Sant Antoni.

En la primera de ellas hay nada menos que 91 vallas (muchas agrupadas en batería formando un solo cuerpo), lo que representa un promedio de 15 vallas por kilómetro en este tramo que va desde Can Sifre hasta el aeropuerto. Hace 17 años su número era de 34, por lo que el aumento ha sido del 167%.

En la autovía de Sant Antoni se acumulan ya 90 vallas, es decir, seis por kilómetro. La mayor parte de ellas (69) se concentran en el tramo Vila-Sant Rafel.

En el primer cinturón de ronda de Vila existen 50 vallas publicitarias, es decir, 16 por cada kilómetro, mientras que en el segundo cinturón hay 32.

La vigente Ley de Carreteras de Balears y el Plan Territorial Insular impiden la instalación de este tipo de infraestructuras en suelo rústico (que es donde están casi todas) y en los márgenes de las carreteras, pero este tipo de elementos siguen multiplicándose en el paisaje insular. En los últimos años, solo se han desmantelado las que había en ses Feixes des Prat de Vila y una veintena más en Vila en el último mandato municipal.

La concejala de Urbanismo de Vila, Elena López, explicó que la suspensión del PGOU ha dejado en el aire la tramitación de los expedientes sancionadores contra las restantes vallas ilegales contabilizadas en el municipio. «El plan de 1987 [el que ahora está en vigor en Vila] no tiene unas normas claras sobre este tema», afirmó López, por lo que no es posible actuar contra ellas desde el Ayuntamiento. «Además, fue suspenderse el nuevo PGOU y empezar a ponerse vallas nuevas», añadió. Por ello, pide ayuda al Consell de Ibiza, «que sí puede actuar a través de la Ley de Urbanismo de Balears», señaló. De hecho, este asunto se trató en una reunión la semana pasada entre Vila y el Consell para coordinarse al respecto.

Una plaga

Una plagaEn Sant Josep, donde el fenómeno adquiere ya la condición de verdadera plaga, el alcalde, Josep Marí Ribas, admitió ayer que «muy pocas vallas tienen licencia», a pesar de que durante el mandato de Neus Marí (PP) se aprobó una ordenanza municipal que preveía legalizar estos soportes y, además, les permitía colocarse en batería, tener iluminación y otras cuestiones. De todos modos, la mayoría son ilegalizables al situarse en suelo rústico.

Marí Ribas admitió que «hay demasiadas vallas, es una exageración», y reconoció que desde el Ayuntamiento no se ha actuado con eficacia al respecto. En realidad, también él considera que el asunto compete sobre todo al Consell de Ibiza, al estar casi todas ellas o bien en los márgenes de la carretera o en suelo rústico. «El Consell en su momento hizo algún intento, pero no sé si dio mucho resultado», añadió.

Además, desde hace unos años las vallas han empezado a incorporar iluminación mediante focos, lo que incrementa la contaminación lumínica de la isla. Muchas de ellas incluso montan rótulos luminosos de gran potencia en su parte superior.