En la playa de Talamanca se puede disfrutar del sol y la playa desde la toalla o tumbado en una hamaca. Hay varios puestos que disponen de estas camas para su alquiler, pero uno de ellos es muy especial. No se distingue de los otros por un trato o un servicio diferente, las tumbonas tampoco tienen ninguna peculiaridad, ¿las vistas?, son exactamente iguales que desde los otros puestos y los trabajadores desempeñan el mismo trabajo que en los demás negocios de este tipo.

Entonces, ¿qué tiene de especial esta parcela? La peculiaridad de este puesto es que se creó para lograr la integración laboral de personas con discapacidad. Todos sus trabajadores son usuarios de Apfem o Aspanadif. Las dos asociaciones se unieron el año pasado para conseguir la licitación de este lote de hamacas. Así consiguen que personas con algún tipo de problema de salud mental o discapacidad física encuentren una oportunidad en el mundo laboral.

Dani tiene 22 años, es usuario de Apfem y es el segundo verano que trabaja en esta concesión, desde que comenzó el proyecto. «Me ofrecieron trabajar en el puesto de las hamacas y acepté sin dudar. Es una manera de no quedarme en casa, así tengo algo que hacer. Estoy muy contento», explica el joven mientras recoge una de las tumbonas. Dani, igual que sus tres compañeros desempeñan jornadas de cinco horas, ya sea en horario de mañana o de tarde, y disponen de tres días libres por cada tres días trabajados. Se encargan de montar las hamacas y las sombrillas, en el turno de la mañana, y por la tarde, desmontan y recogen el mobiliario. Además, ayudan a Matías, el monitor, a vigilar que nadie robe y esté todo bajo control mientras él se dedica al cobro del alquiler de las camas.

«Por la mañana se hace un poquito más duro el trabajo, por el calor, pero aquí se trabaja muy bien», cuenta Sebastián, mientras busca la protección de una sombrilla. Él es otro de los trabajadores, también usuario de Apfem, al que le ofrecieron el trabajo desde la asociación hace un par de meses.

Antonella Greco, gerente de Apfem, señala los beneficios que se consiguen con este tipo de iniciativas: «Se pierde la imagen de caridad hacia las personas con discapacidad, ya, que se evita que tengan que vivir de una pensión. A nivel social, son personas activas que cotizan en la Seguridad Social y a nivel personal, estas personas consiguen vivir una vida normal. Además, se rompe el estigma de la dependencia de las personas con discapacidad».

«Competir con los demás»

Aspanadif y Apfem se unen en multitud de proyectos, como el de las hamacas de Talamanca, para el que crearon una unión temporal de empresas (UTE) «con el fin de no competir entre ellas y así ofrecer posibilidades al mayor número de personas», cuenta Sonia, una de las trabajadoras de Aspanadif. Son los dos únicos centros especiales de empleo de interés social que existen en las Pitiusas, y su intención es la de competir con el resto de empresas como una más. «De puertas para adentro en la empresa hay gente con discapacidad, pero de puertas para fuera debemos tener la misma rentabilidad que cualquier otra empresa, la misma rapidez y el mismo producto o mejor. Vamos a competir con los demás y a hacerlo igual de bien», expresa Greco.

No solo los usuarios de estas dos asociaciones pueden optar a este puesto de trabajo o a otro en cualquiera de los proyectos de los que se encargan. Cualquier persona con discapacidad interesada en encontrar trabajo puede enviar el currículum, tanto a Aspanadif como a Apfem. «Nosotros evaluamos el puesto de trabajo y la persona y decidimos quién se adapta mejor al trabajo», informa la gerente de Apfem.

«El dinero recaudado con la actividad de la UTE, en este caso con el negocio de las hamacas en Talamanca, se reinvierte en beneficio de la empresa. Se compran más recursos o se crean más servicios, o se adaptan más puestos de trabajo, pero no hay fines lucrativos», aclara Antonella Greco.