Manuela López Serra, psicóloga, psicoterapetua, miembro de Faros y maestra, participará el jueves 29 de agosto en la I Jornada ‘Gestionando Familias’ que organiza el Club Diario de Ibiza con el patrocinio de Policlínica Nuestra Señora del Rosario. Su ponencia se titula ‘Entre likes, selfies y whatsapps, consecuencias de una infancia conectada’.

¿Cuál será el eje central de su intervención en la I Jornada ‘Gestionando Familias’?

Voy a hablar sobre la influencia de las redes sociales y de los dispositivos electrónicos en los niños, en los jóvenes y en los adultos.¿Qué consecuencias tiene estar conectado a las redes sociales?

Una de ellas es que las relaciones sociales no son estables, sólidas ni consistentes. A través de las redes da la impresión de que tenemos mucha gente alrededor, pero en realidad nos encontramos más solos que nunca. Estamos muy conectados y desconectados a la vez. Estar delante de un teclado y de una pantalla es más fácil que tener a una persona cara a cara.

¿Es más fácil darle a un niño un dispositivo que jugar con él?

Es comprensible que se deje jugar a los niños con la tablet. Se están sustituyendo, en algunos casos, los dispositivos por las personas y eso puede tener consecuencias importantes en el desarrollo de los pequeños, como problemas de socialización, de atención o de retraso en el lenguaje.

¿Cuál es la solución?

En la sociedad actual no se puede prescindir de los dispositivos móviles, lo mejor es acompañar al niño y no dejarle solo delante de una pantalla para ayudarle a entender y a digerir la cantidad de estímulos que recibe.

En los niños mayores, ¿cuáles son las consecuencias que tiene el haber nacido en un mundo totalmente digital?

Relacionado con la tecnología, veo bastantes casos de déficit de atención en la escuela. Con tantos estímulos que llegan a través del móvil, de la tableta o del ordenador, los niños se acostumbran a atender a muchas cosas a la vez en un periodo muy corto de tiempo. Están ‘hiperestimulados’. Así que cuando tienen que leer un texto no son capaces de entenderlo porque no pueden estar a atentos a una sola cosa durante un rato.

Que los adolescentes estén continuamente conectados a las redes sociales, ¿es un asunto que preocupa a las familias?

Es un tema que está en la realidad de los niños y adolescentes. Lo importante es analizar si estar delante del móvil o consultar continuamente las redes sociales supone un refugio en el que se esconden para no pensar en acontecimientos vitales que les esté costando afrontar. Por ejemplo, un divorcio, la muerte de un familiar o la bajada del rendimiento académico. También hay que analizar el comportamiento de los adultos y ver qué uso hacen de las redes delante de sus hijos.

El ciberbullying o acoso a través de las redes sociales o de whatsapp, ¿se puede detectar a tiempo?

Existen una serie de conductas que se pueden observar en un joven que lo sufra.

¿En qué momento hay que pedir la ayuda de un profesional de la psicología?

En las familias hay una cotidianidad, por lo que se si se altera, es decir, si su hijo cambia radicalmente de carácter, tiene mala conducta, de repente hay una pérdida de peso extrema o empeora su rendimiento académico son síntomas que se ven. Es difícil pedir ayuda para un hijo, pero cuanto antes se haga mejor porque los problemas no se van solos.

Cuando un niño está mal, ¿lo está toda la familia?

En la mayoría de los casos, de manera inconsciente, la familia vuelca en su hijo sus angustias, por lo que es conveniente tener sesiones familiares para analizar el origen del problema y gestionarlo.

¿Qué tipo de casos son los más frecuentes en su consulta?

La tristeza y los problemas de comportamiento. Los niños no tienen las herramientas de los adultos para saber a qué es debido. Veo niños con diagnósticos que no son del todo correctos, e incluso que toman medicación que, en algunos casos, está indicada pero tiene más que ver con la prisa de los adultos por paliar síntomas. Cuando entendemos cómo se sienten y les ayudamos a ponerlo en palabras, los síntomas suelen desaparecer.