«He sido tonto, pero ha sido por la desesperación de encontrar un piso, vi un alquiler barato e intenté conseguirlo como sea», admite J. J., víctima de una estafa tras ver un anuncio en internet. En esta ocasión, no se ha tratado del habitual timo para ingresar un anticipo para una supuesta vivienda a una persona que luego desaparece, sino que el estafador se queda con los datos de su tarjeta de crédito, a través de una página falsa, para luego cargarle sus compras.

Este joven llevaba cuatro años fuera de Ibiza y había regresado a la isla, donde reside su madre. Estaba buscando un piso donde vivir de manera independiente con su familia, una misión que ya ve tan imposible que prevé irse a la Península a buscar fortuna. Tras rastrear todas las páginas de alquileres, encontró una ganga demasiado tentadora. Un apartamento en la avenida Portmany de Sant Antoni por 550 euros mensuales. J. J. se puso de inmediato en contacto por whatsapp con el número que aparecía en ese anuncio. El interlocutor se presentó como agente comercial de una conocida inmobiliaria ibicenca, detallando que su puesto de trabajo se encontraba en la oficina de esta empresa en ses Figueretes.

«Me dijo que, para ver el piso, tenía que pagar 10 euros a través de una web, que era un trámite habitual para garantizar que la persona se presenta a la cita y que luego se le devuelve en el encuentro», explica. El comercial le pasó un enlace, con el que accedió a una página «que supuestamente era como las de Servired».

Allí puso todos los datos de su tarjeta para efectuar un ingreso de 10 euros, que en ningún momento le fueron retirados de su cuenta. Al contrario, se encontró con que le habían cargado 20 euros de una compra en iTunes y que habían intentado otra por valor de 50 euros que se canceló. Le pide explicaciones al supuesto comercial, que le responde «que ellos trabajan con Apple, por eso la factura de iTunes, pero que no sabe nada de la otra compra».

«Cancelé la tarjeta, pero él me escribió para decirme que cancelábamos la cita para ver el piso y que no podía devolverme el dinero si no la desbloqueaba». Volvió a picar y el estafador le cargó otra compra de 200 euros, con lo que protegió de nuevo su cuenta corriente, pero ya no pudo pedir explicaciones al timador porque le había bloqueado por el teléfono móvil, así que interpuso una denuncia en la Guardia Civil.

También se le ocurrió contactar con la inmobiliaria en la que el supuesto comercial trabajaba. Evidentemente, allí le informaron de que no había nadie en plantilla con el nombre que dio el timador, y que no cuentan con ninguna oficina en ses Figueretes, un dato que hubiera podido comprobar fácilmente por Internet y le hubiera ahorrado la estafa. «Espero que al menos sirva para avisar a la gente de este timo», se resigna.