El presidente del Consell de Ibiza, Vicent Marí, advirtió en la comida de Diario de Ibiza de que ahora hay «más turistas» porque «el modelo ha cambiado» y «se ha reducido la media de los días de estancia», con pasos más cortos por la isla, al tiempo que destacó que las infraestructuras de carreteras y agua están «obsoletas». «El segundo boom turístico nos ha pillado sin infraestructuras a punto, con problemas de movilidad y falta de aparcamiento y sin una solución para la falta de vivienda», subrayó. (Mira quí todas las imágenes del encuentro)

Su homóloga en el Consell de Formentera, Alejandra Ferrer, reconoció la existencia de estos problemas, pero, en su réplica, recordó que «las islas tienen unos límites» y que «no hay que adecuar las infraestructuras a la cantidad de turistas que nos visitan». En este sentido, Ferrer explicó que hay muchos turistas que desembarcan en Formentera para «pasar el día con un pícnic» y, pese a que «generan poco rendimiento económico, distorsionan los datos de saturación de las playas y movilidad».

«Hay que hacer un análisis muy concreto de la presión humana que soportan las islas», sugirió, para acto seguido exponer el ejemplo del tráfico marítimo entre las Pitiusas. «Hay 168 frecuencias de las líneas regulares con un 30% de media de ocupación. De más de 16.000 plazas se ocupan 5.000. Nos lo tenemos que hacer mirar y tener en cuenta el medio ambiente porque es por lo que nos visitan los turistas», advirtió Ferrer.

Transporte público deficiente

Sobre las carencias de transporte público, la alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer, destacó que «si queremos menos masificación de coches o reducir la flota de vehículos de alquiler, hay que dar alternativas a los ciudadanos con un transporte público eficiente».

Vicent Marí, que reconoció que el número de coches de alquiler es «un escándalo» y que actualmente el transporte público «no es una alternativa», confesó su «sorpresa» al conocer recientemente que, proporcionalmente, en Ibiza «se usa más el transporte interurbano que en Mallorca». Explicó que el Consell destina «cuatro millones de euros al año» a «subvencionar» las líneas de autobús deficitarias, aquellas que van «vacías o con muy poca ocupación». «Pagamos cuatro millones y sigue siendo ineficiente», añadió. Por ello, Marí considera que «se debe estudiar el transporte a la demanda en las zonas rurales» e incorporar este servicio en las nuevas concesiones.

Precisamente, Alejandra Ferrer explicó que, en el caso de Formentera, es «imposible» por «la diseminación de la población» cubrir todo el territorio con las líneas de autobús regulares, por lo que «sale más a cuenta» disponer de «un servicio de transporte a la demanda». También dijo, para sorpresa de todos los comensales, que en Formentera los mayores movimientos de tráfico se producen en los mismos núcleos urbanos, para «desplazamientos de 200 metros», por ejemplo. «Como sociedad somos muy dependientes del coche», criticó el alcalde de Vila, Rafa Ruiz. «Se puede caminar en Barcelona, pero no en Eivissa», agregó.

El uso de la ecotasa

Otro de los asuntos que generó polémica fue la gestión de los fondos que se recaudan con el impuesto turístico. La presidenta de Formentera admitió que «le «preocupa» que los proyectos previstos «no se ejecutan». Por su parte, Vicent Marí, que criticó que se destine la llamada ecotasa a financiar paseos marítimos (en referencia al de ses Figueretes, aunque no reparó en que también se prevé el de la bahía de Portmany, que afecta a Sant Josep y Sant Antoni) y resaltó que «hay que rendir cuentas» a los turistas del uso que se da a este dinero, que «debería ser para cuestiones medioambientales».

Alejandra Ferrer discrepó de nuevo con su homólogo de Eivissa al afirmar que este impuesto sirve para «paliar las consecuencias del turismo, y lo incluye todo». Sí coincidieron al criticar que el Govern balear destina fondos de este impuesto a proyectos que deberían financiarse con el presupuesto de la Comunitat Autònoma. «¿Cómo le explicamos a un turista que se ha usado el dinero del impuesto para construir un depósito de agua?», cuestionó Marí, como ejemplo.

El alcalde de Vila, Rafa Ruiz, defendió, con el apoyo del de Sant Josep, Josep Marí Ribas, el sueldo que cobran los políticos e incluso reconoció que hace cuatro años se equivocó al reducir el salario de los cargos públicos. «En este país se paga mal. No puede ser que el directivo de un banco cobre más que el presidente del Consell», destacó Ruiz, al tiempo que lamentó que este debate «genera un caldo de cultivo antipolítico».

El alcalde de Sant Antoni, Marcios Serra, reconoció los problemas que tuvo para cerrar su lista porque la mayoría de las personas cualificadas a las que pedía su inclusión lo rechazaban porque «perdían dinero». Por ello, la mayoría de sus concejales compatibilizan su cargo con su profesión.