Este fin de semana del 13 y 14 de julio ha sido uno de los de mayor afluencia de pasajeros en el aeropuerto de Ibiza del año. Más de 110.000 viajeros pasaron por la terminal, aparcamientos y servicios de transporte. Este pico de actividad evidenció una de las mayores debilidades del aeródromo: el tráfico de vehículos en su zona de acceso. (Mira aquí las imágenes)

El problema de circulación y aparcamiento en el aeropuerto no es nuevo. Es cierto que la instalación tiene sus handicaps. Por un lado, la dificultad de crecer hacia el sur, donde está el Parque Natural de ses Salines, y por otro, la de extenderse en cualquier otra dirección sin que suponga expropiar zonas industriales o de viviendas.

Por todo ello, en los últimos años se multiplican las quejas de usuarios y profesionales. En estos días, se producen atascos a la entrada y la salida de la terminal. Un taxista asegura: «A veces hay media hora de entrada y media de salida y puede que solo para un viaje de cinco minutos». Otros confirman que en momentos puntuales «no se puede entrar» por los atascos y se plantea dejar de ir a buscar carreras. «A veces paso de venir al aeropuerto. No sale a cuenta», lamenta, mientras que un tercero se pregunta: «¿Qué imagen estamos dando?».

Otros profesionales del volante insisten en que en casos extremos los clientes se bajan en la rotonda de la Ponderosa, en el acceso a las instalaciones desde la autovía, porque si no llegan al avión.

AENA asegura que está preparando un proyecto para reorganizar los accesos del aeropuerto y abrir otra entrada desde el oeste, como ya adelantó Diario de Ibiza. De hecho, una portavoz explicó ayer que si se prepara este cambio es porque «hay cosas que mejorar y no todo es perfecto». No obstante, ese proyecto está en fase de redacción y aún puede tardar en ver la luz.

Mientras, los problemas de circulación continúan. Hace ya tiempo que el vial destinado a dejar y recoger viajeros con coches particulares es insuficiente y genera problemas incluso en invierno.

En la mañana de ayer, en varios momentos se produjeron colas de decenas de personas esperando un taxi. A pesar de que había vehículos de sobra, la disposición de las plazas para cargar pasajeros y el hecho de que coches particulares utilizan ese mismo vial añadía densidad al tráfico de salida.

A principios de 2019, los responsables de AENA mostraban su satisfacción al anunciar que por primera vez se había sobrepasado, en 2018, la barrera de los ocho millones de pasajeros en un año.

Quizá los problemas que se vienen sucediendo en los últimos veranos, y que este año son especialmente visibles, evidencian que el aeropuerto de Ibiza está cerca de uno de sus límites, al menos con la actual configuración.