El pasado viernes 21 de junio, los vecinos de unos bloques de apartamentos de la calle es Caló de Cala de Bou se toparon con un inesperado inquilino, que había reventado la puerta de uno de los bajos del complejo residencial. Algunos lo reconocieron, ya que se había presentado semanas antes haciéndose pasar por empleado de un banco y preguntando por el apartamento propiedad de dicha entidad financiera. «Tiene buena apariencia, no sospecharías que se dedica a okupar casas», comentan.

También fue visto con más gente saltando la valla del recinto para entrar muebles. Sus acompañantes se quedaron a vivir, pero él, tras entregarles la casa, ya no volvió. El apartamento, ahora okupado, se encontraba a la venta en el portal de Solvia, una inmobiliaria que hasta el pasado mes de abril pertenecía al Banco de Sabadell.

En la web todavía aparece un anuncio de una vivienda a la venta en este mismo complejo, por un valor de 392.000 euros. Allí se detalla que cuenta con 102 metros cuadrados, tres habitaciones, dos cuartos de baño, garaje y trastero, pero también un mapa con la localización de la propiedad. «Se lo ponen muy fácil a estos okupas, entran en los anuncios de esta página y pueden encontrar casas que ahora están abandonadas», se resignan estos vecinos.

El fenómeno okupa ha provocado que buena parte de los anuncios de ventas solo indiquen la zona en la que se encuentra la propiedad, sin detallar su ubicación exacta. Sin embargo, no es la primera vez que Solvia sirve de catálogo para los buscadores de casas vacías para reventar en Ibiza.

Okupas de VPO

En el verano de 2017, los vecinos de un edificio en pleno centro de Vila, en la calle Castella, tuvieron que resignarse a convivir con el trasiego de un numeroso grupo de jóvenes en un piso que desprendía un constante olor a marihuana. De hecho, el responsable de reventar la puerta y alquilar alguna de estas habitaciones por 500 euros, según admitió uno de los inquilinos, ya fue condenado a prisión en Gibraltar por esconder 120 gramos de hachís en su cuerpo.

Se trataba de L. M. E. A., que se vanagloriaba ante el presidente de la comunidad, que se lo encontró en el portal, de que no podrían echarle porque ya llevaba más de 72 horas dentro del piso. También pudo encontrar fácilmente esa casa, abandonada tras un embargo del banco, a raíz del anuncio detallado de este portal inmobiliario.

No era la primera vez que este okupa profesional, de origen asturiano, era noticia en Ibiza, ya que el mes de abril de ese mismo año entró con su pareja en una de las Viviendas de Protección Oficial del Ayuntamiento de Ibiza en Dalt Vila.

En esa ocasión, presumió de haber protagonizado numerosas okupaciones en la Península ante el equipo de televisión que le entrevistó ocultando su rostro. El entonces concejal de Bienestar Social, Joan Ribas, reveló que los antecedentes de los que tenía constancia la Policía Local permitían afirmar que se trataba de un okupa profesional en toda la regla.

De hecho, cuando el Ayuntamiento pudo recuperar esa VPO, gracias a una rápida orden de desalojo, lejos de las demoras de hasta dos años que se produce en el caso de viviendas abandonadas, L. M. E. A. ya había reventado la puerta de entrada del piso de la calle Castella.

Otro asturiano, el disckjokey M. A. L. B., ha sido detenido hace escasas semanas también por okupar viviendas para alquilarlas a otros inquilinos. Este joven fue arrestado en la vivienda de la calle General Joan Pereyra Morante que había reventado su compinche, J. J. C. A., un joven valenciano que ha sido detenido en numerosas ocasiones como okupa profesional.

Reincidente

Pese a que ya fue detenido el verano pasado por violentar la vivienda de una abogada en la avenida de España, en el que volvió a entrar tras un primer desalojo, J. J. C. A. sigue ofreciendo habitaciones en alquiler por internet, donde se presenta como un justiciero que dice ayudar a madres con hijos. Ya ha estafado a algunas de ellas tras alquilarles casas que asegura que están embargadas y que podrán residir en ellas hasta que salgan a subasta, pero luego se encontraron con que, al cabo de pocos días, aparecía el propietario para desalojarles.

En estos momentos, los dos jóvenes tienen atemorizado a todo el edificio de la calle General Pereyra Morante por las continuas broncas que han mantenido con los inquilinos que les pagan el alquiler.

Edificio okupa en la calle Alacant

En Sant Antoni, los vecinos de la calle Alacant y la calle Valencia también señalan a otro okupa profesional, en este caso una persona de origen marroquí a la que acusan de haber convertido un edificio en la confluencia de estas dos calles en un bloque conflictivo. «Controla las 19 viviendas y cobra alquiler al resto de okupas», denuncia un propietario de este inmueble, que afirma haber arrojado la toalla.

«Además, el Ayuntamiento ha empadronado a estos okupas, es una vergüenza y una injusticia», añade. Otros vecinos de la zona, que no se atreven a identificarse por temor a represalias, aseguran que la mayor parte de estos inquilinos no han dado problemas hasta el momento, pero advierten de la peligrosidad de la persona que ejerce el control de este edificio degradado. Los vecinos también lamentan que este inmueble se ha llenado por completo de okupas tras el desalojo del antiguo Hostal Piccadilly, en abril del año pasado, tras el que, simplemente, se mudaron con sus pertenencias a unos escasos centenares de metros en el mismo barrio.

También en Sant Antoni, en la calle Picasso, vuelve a estar okupado el chalet del que ya fueron desalojadas una quincena de personas en mayo de 2016.