Vicent Marí baila en su toma de posesión como presidente del Consell de Ibiza

Vicent Marí baila en su toma de posesión como presidente del Consell de Ibiza

Para ser presidente del Consell insular hay que cumplir un requisito imprescindible: llamarse Vicent. Vicent III de Ibiza tomó ayer posesión de su cargo en una abrasadora ceremonia que comenzó con veinte minutos de retraso y a la que asistieron más de 400 personas (420 sillas había distribuidas entre el salón de plenos, la entrada principal, el porche, los jardines y el quinto piso).

Allí, en la planta noble, aguardaba un exultante Vicent Marí a que se hiciera la hora de tomar las riendas de la máxima institución ibicenca. Él y su equipo de consellers -cuyas áreas no quiso aún desvelar- posaban para las fotos oficiales mientras los invitados comenzaban a ocupar sus butacas. Dos de los primeros en llegar fueron el expresidente del Consell Pere Palau y el exalcalde de Sant Antoni José Sala, con muletas tras una operación de menisco. El presidente del PP balear, Biel Company, se metió en un jardín nada más pisar el recién estrenado reino de Vicent III. No en el de césped, sino en el de sus palabras. Tras decir que «habrá que ver» si el presidente ibicenco puede ser, además, diputado balear, acusó a los periodistas de querer buscarle un titular, primero, y de no entender el humor mallorquín (que al parecer si entienden en la isla grande), después.

Justificándose a sí mismo lo dejaron los medios cuando la estrella invitada de Ciudadanos, el portavoz de esta formación en las Cortes Valencianas, Toni Cantó, bajó de un coche negro. Llegó,vio, se metió en el papel de Javier Torres (conseller de Ciudadanos en la isla) y prometió: bajar impuestos y ser «muy combativos» con la política lingüística. De lo primero no especificó cuáles y de lo segundo... Pues de lo segundo, curiosamente, no hay ni media línea en los acuerdos que han firmado en Ibiza ambas formaciones. Además, el nuevo presidente lo dejó muy claro en su discurso: «Preservaremos nuestra cultura y nuestra lengua».

Recadito a Company

Recadito a Company

No fue al único al que Vicent Marí dejó ayer, en su primer día como presidente, las cosas claras. Recadito para Company: seguirá en el Parlament. Aunque lo dijo con una sonrisa, el mensaje estaba claro: de no ser así seguramente en Palma se las verán con él. Al acto no faltaron la presidenta del Govern balear, Francina Armengol, que mientras unos y otros especulaban sobre su asistencia se había plantado cual ninja en la sala noble, y el presidente del Parlament balear, Vicenç Thomàs. Quien al final no asistió a la toma de posesión del octavo presidente del Consell de Ibiza fue Teodoro García Egea, secretario general del PP de Pablo Casado. Si alguien sentía curiosidad por saber a cuántos metros podía escupir el hueso de una autóctona oliva trencada, se quedó con las ganas. A quien no se vio ayer por la tarde en el Consell fue a la única representante de Ibiza en el Congreso de los Diputados, Sofía Hernanz.

A las ocho y veinte de la tarde y precedidos por una fanfarria de tambors, castanyoles y flaütes, los consellers irrumpieron en el salón de plenos. «Nunca más lo verás tan lleno como hoy», se oyó en la comitiva. Ésta la cerraba el secretario de la institución, que tuvo algún problema con los micros a la hora de constituir la mesa de edad, formada por el socialista Vicent Tur, ese gran símbolo de la «renovación» de la política, y Javier Torres, el recién llegado y más joven de la corporación. «¿Se me oye?», preguntó el secretario. Se le oía, se le oía... Es lo que tiene tener un secretario actor, que imposta bien la voz.

Los populares prometieron y juraron sus cargos a partes iguales (tres y tres). El ciudadanista, los socialistas y los podemistas los prometieron. Estos últimos, como era de esperar, se salieron del guión. La hasta ayer vicepresidenta primera, Viviana de Sans, prometió trabajar para que Ibiza sea una isla «que cuide de las personas, feminista, que proteja el medio ambiente y que garantice el derecho a una vivienda digna». Con los nervios (o el disgusto), se le olvidó lo de la lealtad, que añadió al final, y que prometió «a los ciudadanos» y no al rey, como el resto. Su compañero de partido, Antonio Joaquín Saucedo, se la entregó, la lealtad, al «jefe del Estado», y prometió «luchar por la diversidad, la belleza y el patrimonio» de la isla.La sombra del tranvía

La sombra del tranvía

Quien prometió su cargo a pesar de que no sabe si seguirá en él fue la socialista Marta Díaz (exconsellera Adlib). Aún le da vueltas a seguir los pasos de Olga Egea, también funcionaria del Consell (labor incompatible con un cargo en la institución) que, entre un sueldo y la poco remunerada oposición, optó por lo primero. Contaban ayer las lenguas (si buenas o malas escojan ustedes) que la decisión de Díaz dependerá de si Francina o Pedro le ofrecen una bicoca allende es Vedrà.

En su discurso, Vicent Marí se comprometió a preservar el catalán. Sin embargo, parte de éste lo hizo en castellano. Y advirtió de lo que no deben esperar los ciudadanos de él: «Ni grandes anuncios ni ideas grandilocuentes». La sombra del prometido tranvía de Vicent Torres sobrevoló la sala. Era el día de los mensajitos. Y de los zascas. Aseguró que pagará «en tiempo y forma» a las asociaciones sociosanitarias (si el mensaje iba para la anterior consellera o para el secretario de la institución sólo él lo sabe). Y lo mismo con las ayudas a los clubes deportivos. Defendió la «igualdad real» de las mujeres, sin embargo, ya investido presidente se negó a garantizar que una mujer ocupe una de las dos vicepresidencias previstas. Éste y otros cargos los desvelará los próximos días. La pachorra (o la duda) portmanyí de Marcos Serra no va con Marí, que hoy mismo efectuará su primera visita oficial, al hospital residencia asistida de Cas Serres, según afirmó después de que Vicent Tur (presidente de la mesa de edad) le entregara la vara de mando del Consell. Un objeto con el que, al parecer, no se siente muy a gusto. Tardó apenas unos minutos, en la primera foto como presidente con su familia, en deshacerse de ella. Se la entregó a uno de sus hijos, que no sabía muy bien dónde dejarla, y se olvidó de ella. Igual le molestaba para bailar. Y es que Vicent III de Ibiza comenzó su mandato dando unas camallades con la colla de l'Horta en el recibidor del Consell, donde centenares de personas, apretujadas, intentaban llegar a la barra del jardín. Su reino por un vaso de agua. O de cava. El presidente del PP ibicenco, José Vicente Marí Bosó, optó por la vía rápida. Huyó de la multitud rumbo al bar más cercano.