La guardería que expulsó a un niño de dos años y medio con un mensaje de WhatsApp trató de comunicar su decisión a los padres mediante varios burofax. Así lo confirmó Catiana Fuster, portavoz de la asociación de Guarderías de la Pimeef. «Desde la asociación hemos hablado con el centro y los hechos que nos cuentan son muy diferentes [a los relatados en la denuncia ante Consumo]. El centro había enviado varios burofax a los padres pero como no les llegaban decidieron enviarles una foto de uno de ellos por WhatsApp», aclara Fuster.

Desde la conselleria de Salut del Govern, por su parte, comunicaron ayer que se ha recibido la denuncia y que ahora se requerirá a la guardería que presente su versión y alegaciones al escrito. Entonces «se valorarán las dos posturas y si es necesario se abrirá un expediente sancionador».

Desde la conselleria de Educación del Govern confirmaron ayer que la guardería denunciada no cuenta con ninguna certificación por su parte y, por tanto, no se trata de un centro educativo y funciona como cualquier otro tipo de negocio con su correspondiente autorización municipal.

La madre asegura en la denuncia ante consumo que la expulsión de su hijo le fue notificada poco «después de que ella rellenara una hoja de reclamaciones».

Cabe recordar que en Ibiza existe una de las menores coberturas de centros públicos y autorizados para edades entre cero y tres años, tal y como explica Pepita Costa, presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres y Alumnos de las Pitiusas (FAPA): «En Ibiza, la red de escoletes públicas y de centros autorizados [por Educación] es mínima».