Los voluntarios de la campaña Conciencia Plástica han recolectado 8.347 colillas en ocho recogidas durante las limpiezas realizadas en lo que va de año. A raíz de esta realidad, y siguiendo la estela de otros puntos del litoral español, el Ayuntamiento de Santa Eulàriadecidió prohibir el consumo de tabaco en la playa de la localidad, en una iniciativa pionera que ha servido para abrir el debate sobre si se debe dejar fumar o no en las playas.

¿Prohibir o no prohibir? «No se debería prohibir fumar en las playas», comenta un matrimonio de Mánchester (Inglaterra). Pese a que ninguno de los dos fuma están de acuerdo en que se permita el tabaco . «¿Dónde están las colillas? Yo no las veo», comentaba, riéndose, la mujer mientras paseaba ayer por Platja d'en Bossa.

Manolo, un residente en Vila y fumador, comparte esa opinión y asegura, mientras está sentado en el paseo de ses Figueretes, que nunca ve la playa sucia. «Es un espacio de todos, y si quiero fumar me tienen que dejar fumar», afirma con firmeza. Un grupo de jóvenes escoceses que pasa a su lado en ese momento lleva al extremo su respuesta: «Todo el mundo debería fumar, y no solo tabaco. Fumar es buenísimo», gritaba uno de ellos, divertido.

En los espacios públicos y al aire libre se puede fumar tabaco y que ahora se hable sobre la posibilidad de impedirlo no agrada a la mayoría de fumadores, que consideran que es suficiente con aportar ceniceros o con que cada fumador recoja las colillas antes de volver a casa. Fani Tur no fuma, pero no cree que deba vetarse el tabaco. «En la playa no molesta el humo. Lo que me molesta son los malos modales y el poco civismo de las personas que ensucian nuestra isla. Hay muchísimos medios para no tener que tirar la basura al suelo, y quien tira las colillas a la arena es porque quiere», se queja la ibicenca. «Mi marido fuma y deja las colillas en un pequeño cenicero reutilizable que clava en la arena».

«Prohibir el tabaco es una díficil tarea, por no decir imposible», comentan unas maestras de escuela durante una excursión a Platja d'en Bossa con alumnos. «Se debería vetar fumar aquí, aunque sea por los niños», afirma una de ellas.

Toni, que está practicando deporte en la arena antes de ir al gimnasio, afirma que «fumar es una mierda» y que se debería impedir que las personas fumasen aunque fuese por una simple cuestión de salud. «Las playas, las calles y las ciudades están repletas de colillas y basura. Incluso en mitad del campo encuentras cigarrillos», explica, enfadado.

Así lo corroboran las cantidades de colillas recogidas por Conciencia Plástica. En es Cavallet encontraron 1.840 con un peso de más de medio kilogramo, y en ses Salines y Cala Llonga se recolectaron 1.400 en cada una. Antes del veto, en la playa de Santa Eulària se habían recogido más de mil. Los integrantes de Conciencia Plástica recuerdan que las colillas de cigarro pueden tardar 25 años en degradarse. Además, contienen microfibras de plástico, el material que superará en cantidad a los peces en los mares en el año 2050, según el estudio 'La nueva economía de los plásticos', presentado este año en el Foro Económico Mundial celebrado en Davos.

Una manera de evitar el problema de las colillas, asegura Gustavo Sánchez, de Conciencia Plástica, es que cada fumador se lleve su cono a modo de cenicero y también llamar la atención a aquellas personas que dejen su basura tirada en la arena. A juicio de Sánchez, «es necesario un cambio de actitud hacia el entorno natural».