El calàpet o sapo balear es el único anfibio junto con la rana común que habita las Pitiusas. Antiguamente, era un habitante común de manantiales, torrentes y charcas naturales. También habitaba safareigs, acequías y otras infraestructuras hídricas tradicionales de uso agropoecuario. Sin embargo, la sobreexplotación de los acuíferos y el abandono de la agricultura ha conllevado la casi extinción de este anfibio por la desaparición de estos ecosistemas naturales así como los hábitats de origen humano. Su inconfundible sonido en algunas noches de primavera son una señal que todavía habitan nuestra isla y es posible su recuperación. Es una especie más del millón de especies en peligro en extinción en el mundo de acuerdo al último informe de Naciones Unidas sobre biodiversidad. Depende de nosotros actuar localmente y evitar la desaparición de este anfibio único de las Baleares y de la biodiversidad acuática pitiusa.

La acción humana amenaza la biodiversidad de nuestro planeta... y de Ibiza

El reciente informe de Naciones Unidas sobre biodiversidad IPBES advierte sobre la pérdida masiva de la flora y fauna mundial debido a los impactos humanos, y urge a poner en marcha medidas efectivas para proteger los bosques, ríos, humedales y océanos del mundo. Este informe elaborado por un panel de científicos internacionales insta a llevar a cabo un cambio radical en el modelo de desarrollo humano para frenar la destrucción de hábitats naturales, la contaminación de ríos y mares, el agotamiento de los recursos hídricos que están provocando una extinción global sin precedentes en la historia del hombre. Ya no es suficiente buenas intenciones o medidas a medias para garantizar que nuestros hijos y nietos hereden el patrimonio natural que todavía alberga nuestro planeta.

La isla de Ibiza no es ajena a estos impactos humanos que amenazan la supervivencia de de especies animales y vegetales locales. Tal y como recoge recientemente el Informe Anual 2018 del Observatorio de Sostenibilidad de Eivissa, durante la última década se ha producido un incremento de la presión humana derivada de la actividad turística hasta alcanzar 3,2 millones de turistas en año 2018. Esta masificación ha conllevado un crecimiento urbanístico para dar respuesta a esta demanda turística produciéndose un incremento del 15 % del suelo urbanizado en los últimos 6 años, 544 ha en total. También la sobrecarga humana durante el periodo estival provoca un funcionamiento deficiente de las depuradoras provocando la contaminación de nuestras playas. La sobrepoblación estival también implica una fuerte presión sobre las aguas subterráneas causando el agotamiento y salinización de los acuíferos y con ello la desaparición de manantiales, torrentes y charcas que se alimentan de aguas subterráneas.

Además, el agotamiento de recursos hídricos subterráneos sumados al predominio actual de la actividad turística ha provocado el abandono de la actividad agrícola. En el año 1996 el 54% de los recursos hídricos subterráneos iban destinados a la agricultura. En cambio, hoy en día el consumo hídrico agrícola supone únicamente el 6,3 % del respecto a la demanda total de agua en la isla de Ibiza. En contrapartida, el abastecimiento urbano consume el 70% de las aguas subterráneas. De esta manera, han dejado de correr las aguas por acequías, y ya no se almacenaban en aljubs y safareigs, que constituían espacios de vida, alimentación y reproducción para la fauna acuática.

El Calàpat está en peligro de extinción por la pérdida de ecosistemas acuáticos

De esta manera, los ecosistemas acuáticos han sido los primeros espacios naturales en desaparecer por la acción humana en la isla de Ibiza y de esta manera hemos perdido gran parte de biodiversidad acuática insular. El mejor ejemplo es el estado actual en peligro de extinción del sapo verde balear o comúnmente llamado calàpet. Este sapo endémico de las Baleares era un poblador común en las Pitiusas. Su presencia en las islas se debe a la introducción humana posiblemente durante la Edad de Bronce procedente de Córcega o Cerdeña. Tiene una fisionomía singular caracterizada por un cuerpo robusto con una coloración de camuflaje de fondo blanquecino y manchas verdes y también puntos rojos en las hembras. La espalda está llena de verrugas, y la parte ventral es granulada. En la nuca resaltan dos bultos que son las glándulas parótidas. Estas glándulas expulsan una sustancia de sabor muy desagradable para desanimar a los depredadores a comérselos. Además, a diferencia de las ranas, no están adaptados a desplazarse dando saltos sino que caminan.

Es un animal de hábitos predominantemente crepusculares, escondiéndose durante el día. Desarrolla su vida en ambientes terrestres como bosques y garrigas, dunas litorales y también en campos de cultivos. En todos los casos se localiza cerca de masas de agua dulce para llevar a cabo su reproducción. Así, hacia finales de invierno o principios de primavera, los machos intentan atraer a las hembras con su un silbido agudo tembloroso y aflautado en charcas, torrentes, safareigs y otros ambientes acuáticos. Hoy en día, en su afán reproductivo se pueden encontrar en estanques ornamentales, piscinas o incluso en algunos lagos de campos de golf.

Por ello, la conservación del calàpet requiere medidas encaminadas a recuperar ambientes acuáticos y asegurar puntos de agua distribuidos por el territorio insular que garanticen la reproducción de la especie. Un buen ejemplo es la reciente construcción de la balsa de recogida de pluviales en el valle de Rafal Trobat. Este proyecto pionero apoyado por la Fundación para la Conservación de Ibiza cumple múltiples funciones: aprovechamiento sostenible del agua, depósito contraincendios y punto de biodiversidad acuática. En este sentido, es fundamental desarrollar una red de balsas en la isla de Ibiza que cumplan estas funciones y garanticen la supervivencia del calàpet. La pérdida de la biodiversidad es vivir una primavera silenciosa con entornos naturales vacíos y con ello la pérdida de numerosos beneficios fundamentales para el hombre. Por suerte, estamos a tiempo de revertir la situación actual.

Pérdida de ecosistemas acuáticos

El informe de Naciones Unidas sobre biodiversidad IPBES advierte sobre la pérdida masiva de la flora y fauna mundial debido a los impactos humanos. La situación actual en peligro de extinción del sapo verde balear o calapet es un buen ejemplo en las Pitiusas por la pérdida de ecosistemas acuáticos por el agotamiento de los recursos hídricos, el abandono de la agricultura y la urbanización del territorio.