Un ladrón tuvo la osadía de intentar robar en un local de Palma sin sopesar los riesgos a los que se enfrentaba. El hombre falleció tras forzar la puerta para tratar de colarse en el interior. Cuando intentaba adentrarse, esta volvió bruscamente a su posición original, le aprisionó el cuello y le estranguló.

El trágico hallazgo lo efectuó, sobre las once menos cuarto de la mañana, la empleada de la limpieza de este local situado en el número 15 de la calle Sant Magí, en el barrio palmesano de Santa Catalina. Al acudir a trabajar, se topó con un hombre aprisionado por la puerta de acceso. El cuerpo lo tenía fuera y la cabeza estaba atrapada en el interior. La trabajadora se percató de que el hombre estaba muerto. Acto seguido avisó a los servicios de emergencia.

Al lugar se trasladaron las asistencias sanitarias del Ib-salut en una ambulancia. Los facultativos no pudieron hacer nada por la vida del presunto ladrón, ya que hacía un buen rato que había fallecido. Solo pudieron certificar su defunción.

Por su parte, agentes del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional abrieron una investigación para tratar de esclarecer las insólitas circunstancias que rodearon la extraña muerte de la víctima.

De hecho, los policías reconstruyeron los posibles movimientos del fallecido para determinar que le había movido para quedarse atrapado por el cuello en la puerta del local de copas.

En primera instancia, los investigadores barajaron la posibilidad de que el fallecido pudiera tratarse de una persona que había quedado atrapada en el interior del establecimiento, posiblemente al quedarse dormida. De acuerdo con esta hipótesis, el hombre habría tratado de salir a la calle desesperadamente al despertarse. Finalmente esta teoría fue desechada después de un examen más pormenorizado.

La puerta había sido forzada hacia el interior con la inequívoca intención de entrar en el local. El presunto ladrón habría aprovechado su extrema delgadez para abrir un hueco que consideraba suficiente para que su enjuto cuerpo se pudiera colar en el establecimiento y, una vez dentro, poder robar a sus anchas.

Muerte por asfixia

Muerte por asfixia

Sin embargo, el portón solo permaneció deformado de manera fugaz. Cuando el malhechor se colaba por la abertura, la puerta recobró su posición original. La cabeza del ladrón quedó en el interior, sujetada por el cuello, y el cuerpo permanecía fuera. La muerte le habría sobrevenido por asfixia.

El óbito fue comunicado al Juzgado de Instrucción numero 8 de Palma, que ayer se encontraba en funciones de guardia. La comisión judicial se desplazó poco después hasta la calle Sant Magí. El forense analizó la situación y apreció que la muerte del joven era compatible con la asfixia. A continuación, el juez ordenó el levantamiento del cadáver. El cuerpo del finado fue conducido hasta el Instituto de Medicina Legal para practicarle la autopsia y determinar con exactitud cuál fue la causa de su fallecimiento.