El Ayuntamiento de Sant Josep iniciará un expediente de revisión de oficio de la licencia que se concedió para la construcción de la promoción Vadella 64, el edificio de 64 estudios comerciales y 38 locales-taller y piscina de Cala Vedella, que se comercializan (se ha vendido ya una parte) como apartamentos de lujo. Esta promoción inmobiliaria está siendo investigada en los juzgados por una presunta estafa a los compradores.

A raíz de las denuncias sobre el uso del edificio que ha dirigido al Ayuntamiento un particular, arquitecto de profesión y que, inicialmente, participó en el desarrollo de este proyecto, el equipo de gobierno prevé aprobar en la próxima junta de gobierno el inicio del expediente de revisión de la licencia, según el primer teniente de alcalde, Ángel Luis Guerrero.

En todo caso, «no implica» que necesariamente, en función de las alegaciones o los informes de los técnicos, se tramite dicha revisión o se concluya con la anulación de la licencia. De hecho, el Ayuntamiento dio marcha atrás a la revisión de una licencia de obra de 2003 de otro edificio en Cala Vedella (la promoción Balcones II: 12 estudios-taller, un local y una piscina) después de que el Consell Consultiu emitiera un informe desfavorable. En este caso, el proyecto se ejecutó, con informe favorable del difunto exarquitecto municipal Antonio Huerta, sobre una parcela clasificada como espacio libre (aparcamiento). Se da la circunstancia de que en este expediente había dos planos distintos (de 1973 y 1983) visados por la Comisión Provincial de Urbanismo.

«Torpeza» del Ayuntamiento

En uno de ellos, la parcela estaba clasificada como espacio libre-aparcamiento y en otro como comercial-administrativo-equipamiento (el mismo que Vadella 64). En base con esta última clasificación se concedió la licencia.

Los estudios, de 50 metros cuadrados, de Balcones II cuentan con cédula de habitabilidad y autorización de primera ocupación y sus compradores, que, en su día, abonaron 150.000 euros, tienen empresas dadas de alta para cumplir con el uso autorizado, a pesar de que se destinen a viviendas, según su arquitecto, que es el denunciante de Vadella 64.

De hecho, el Consell Consultiu, apuntaba que la existencia de los dos planos era «una torpeza» del Ayuntamiento pero que «no se podían vulnerar unos derechos patrimonializados desde 2003, con terceros de buena fe».

La revisión de la licencia de Vadella 64 estriba también en el uso de la construcción. El Consell denegó, en enero del año pasado, la concesión de las cédulas de habitabilidad de la primera fase de Vadella 64 (los primeros 15 inmuebles) porque el uso de vivienda no está permitido en dicha parcela y al constatar, además, que la promoción se comercializaba como apartamentos de lujo.

En una visita de obras, el técnico del Consell también comprobó que el piso piloto tenía un claro uso residencial. La promotora (Cobblestones S. L.) aún no ha logrado desbloquear la obtención de las cédulas de habitabilidad, trámite imprescindible para la entrega de las llaves a sus compradores.

El Consell ha solicitado al Ayuntamiento que le remita un nuevo certificado de Secretaría sobre el final de obra, ya que el anterior, superados seis meses, ha caducado. Los cambios en la distribución de los estudios (colocación o eliminación de tabiques) detectados por un técnico municipal no han afectado a la concesión del final de obra puesto que, según Guerrero, no suponen un exceso de edificación y se ajustan a la licencia.

Para tratar de obtener las cédulas de habitabilidad, la promotora se ha visto obligada a modificar las notas del Registro de la Propiedad, que inicialmente se referían al uso residencial, para especificar que los estudios son comerciales.

«El invento de Huerta»

En junio del año pasado, el primer teniente de alcalde, Ángel Luis Guerrero, explicó en rueda de prensa junto al alcalde, Josep Marí Ribas, que la figura de los estudios-taller fue «un invento de Huerta [el difunto exarquitecto municipal]» y culpó a los gobiernos anteriores del PP por permitirlo. «El concepto era que aquel artista que desarrollaba su actividad en el anexo [el taller-local] pudiera vivir en el estudio», indicó hace casi un año.

Asimismo, por esta vía, el promotor conseguía un mayor número de viviendas encubiertas, ya que un local comercial computa menos edificabilidad. «Este sistema era un coladero», dijo entonces el alcalde, quien recordó que, en 2009, el primer gobierno progresista municipal modificó la normativa urbanística para impedir que se puedan construir más estudios comerciales con locales-taller. La licencia de Vadella 64 es anterior a este cambio normativo.