Pese a que el repunte de casos de sarampión en Estados Unidos y en países de nuestro entorno por la oposición a vacunarse de algunos segmentos de la población ha disparado las alarmas entre expertos que han llegado a alertar de que «no hay vacunas contra los antivacunas», por el momento Balears puede considerarse a salvo.

«Las personas que rechazan las vacunas son casos excepcionales, afortunadamente. No hay grupos o bolsas de población que las rechacen. Estamos en permanente comunicación con las enfermeras de los centros de salud y nos dicen que las negativas son algo excepcional», se congratula Maria Ramos, directora general de Salud Pública, que revela que la cobertura de la vacunación en edad infantil alcanza en las islas porcentajes del 95%.

El repunte de los casos de sarampión detectado en Estados Unidos y en algunos países de Europa no se ha reproducido en este país, apunta la directora general. «Se ha dado en comunidades autónomas algún caso importado y algún brote familiar en poblaciones de etnia gitana. En Balears, en lo que llevamos de año tan solo hemos tenido un caso de sarampión y ha sido importado de fuera», detalla.

Sobre la opinión de algunos colectivos más reacios a vacunarse de que en la actualidad lo hacemos para preservarnos de enfermedades banales que antes se pasaban con total normalidad y sin mayores problemas, la responsable de Salud Pública matiza que «el sarampión no es una enfermedad banal. Puede llegar a causar complicaciones muy graves como la encefalitis, que puede ser mortal o provocar serias secuelas neurológicas».

Vacuna contra el sarampión

Vacuna contra el sarampiónLa vacuna contra el sarampión entra dentro del calendario vacunal infantil y se pone, recuerda, a los doce meses y los tres años. «Todas las vacunas incluidas en el calendario vacunal infantil preservan a los niños contra enfermedades que pueden llegar a provocar complicaciones severas», subraya Ramos.

Preguntada la directora general sobre si se ha planteado adoptar alguna multa o medida coercitiva a aquellos colectivos que negándose a vacunarse propicien el repunte de alguna enfermedad ya casi erradicada, como parece que ha pasado con el sarampión, la alto cargo responde que este asunto no se ha abordado ni en su departamento ni, a nivel nacional, en la comisión interterritorial de Salud Pública. «Aunque si tuviéramos el problema, pensaríamos como resolverlo», puntualiza antes de conceder que sería preferible hablar con ellos para saber en qué información se han basado para adoptar esa postura.

«Por internet circula mucha información basura sobre las vacunas. Y, al contrario, es difícil hallarla sobre los beneficios que reporta para toda la población las vacunaciones calendarizadas. Ahora vamos a vacunar a los adolescentes contra la meningitis no solo para protegerles a ellos, que también, sino para hacerlo con los recién nacidos y los mayores de 65 años, colectivos sensibles a esta bacteria. Estas vacunaciones no son medidas de protección individual, sino colectivas. Y encontrar en la red información de los beneficios a nivel epidemiológico no es tan sencillo», argumenta antes de animar a los escépticos a recabar datos contrastados en www.vacunas.caib.es.

Tras admitir que con algunas vacunas como la del virus del papiloma humano los porcentajes apenas llegan al 70%, Ramos lo atribuye a que se actúa sobre adolescentes y que, a mayor edad, menores coberturas vacunales.

«Pasa con la vacuna contra la gripe, en la que estamos a niveles de vacunación que oscilan entre el 30% y el 50% de la población de riesgo. Es un fármaco muy cuestionado aunque está evidenciado a nivel científico internacional y por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que esta vacuna es la mejor herramienta preventiva contra la gripe. Evita hospitalizaciones, complicaciones y muertes por este virus estacional entre los mayores de 65 años. Los ancianos que se vacunan cada año evitan estas complicaciones en mayor medida que las que lo hacen de forma irregular», advierte.